2019
Nuestro hijo es hijo del Padre Celestial
Abril de 2019


Nuestro hogar, nuestra familia

Nuestro hijo es hijo del Padre Celestial

La autora vive en Arizona, EE. UU.

Unas palabras que no eran mías me vinieron a la mente: “¿Crees que lo amas más de lo que lo amo yo?”.

Imagen
mother and son

Fotografía de la autora y su hijo.

Nuestro dulce hijito, Hayden, llegó a este mundo azul, sin respirar y luchando por su vida. No lloraba. No se movía.

Al ver a médicos y enfermeras corriendo de un lado a otro por la habitación del hospital, supe que algo iba terriblemente mal. Rápidamente, mi esposo y mi padre le dieron a Hayden una bendición del sacerdocio, y se lo llevaron a toda prisa a la unidad de cuidados intensivos. Pronto se le diagnosticó una rara disfunción cardíaca, y en pocos días se le sometió a varias operaciones de corazón.

Mediante el milagroso poder de las bendiciones del sacerdocio, el ayuno y las oraciones, Hayden sobrevivió contra todo pronóstico. Cuando llevamos a nuestro hijo a casa para comenzar nuestra nueva vida juntos, nos sentíamos pletóricos.

Hayden trajo un gozo inconmensurable a nuestras vidas. Lo valorábamos y lo amábamos mucho. Pero con el paso del tiempo comenzó a preocuparme que no estuviera progresando como era de esperar. Aunque los especialistas nos aseguraron que, con el tiempo, el niño se pondría al día, los acuciantes temores continuaron a medida que luchaba por ayudar a mi hijo.

Mi esposo y yo estudiamos para saber todo lo posible sobre la enfermedad de Hayden. Hacíamos todo lo que los médicos nos decían que hiciéramos, pero no había progreso.

Me sentía cada vez más cansada y frustrada. Le suplicaba al Padre Celestial que me ayudara a encontrar a alguien que pudiera ayudar a Hayden, pero esa ayuda no llegaba. El estado de Hayden empeoró. Comenzó a tener ataques. Estábamos asustados. Pensamos que lo estábamos perdiendo.

Una vez, bien entrada la noche, me hallaba despierta buscando respuestas. Escribí una carta para Hayden. Le dije lo mucho que lo amaba y el esfuerzo tan grande que estaba haciendo para hacer que su vida fuera más fácil. Le prometí que pasaría el resto de mi vida tratando de conseguir la ayuda que él necesitaba.

La frustración y la incertidumbre me sobrepasaron momentáneamente. Me arrodillé y le pregunté al Padre Celestial: “¿Por qué?”. Yo creía que Él me había enviado a Hayden porque sabía que yo nunca me cansaría de tratar de ayudar a mi hijo. Entonces, ¿por qué no podía encontrar respuestas? ¿Por qué cada nuevo doctor y cada nuevo tratamiento conducía a otro callejón sin salida? ¿Es que el Padre Celestial no amaba a Hayden?

Nunca olvidaré ese momento. Un incontenible sentimiento de amor me envolvió repentinamente. Unas palabras que no eran mías me vinieron a la mente: “¿Jerlyn, crees que lo amas más de lo que lo amo yo?”.

Me quedé paralizada. El tiempo se detuvo. Me cayeron lágrimas por las mejillas, no de frustración como antes, sino de esperanza, de comprensión y de amor.

En ese momento, todo cambió. Mi corazón se ablandó; mis preguntas cambiaron. Ahora entiendo que mi Padre Celestial ama a Hayden con un amor perfecto. Hayden fue enviado aquí en un cuerpo adaptado a sus necesidades y a sus oportunidades de crecimiento y aprendizaje. Él tiene sus propias habilidades y desafíos, que son únicos, exactamente igual que cada uno de nosotros. He llegado a saber que los hijos con discapacidades son preciosos y amados hijos del Padre Celestial que tienen una misión especial aquí en la tierra.

Mi esposo y yo recibimos respuestas y bendiciones de manera constante, pero llegan en el tiempo del Señor, no en el nuestro. Hemos sido conducidos a los libros, las terapias, las escuelas y los maestros adecuados para ayudar a Hayden a tener éxito en su vida terrenal. Nos esforzamos por buscar la senda que nuestro Padre Celestial ha dispuesto para Hayden, en lugar de la que nosotros queríamos que anduviera. Estamos haciendo todo lo posible por ayudar a Hayden a alcanzar su potencial divino y a vivir la vida que su Padre Celestial ha diseñado para él. Nuestra comprensión del plan del Padre Celestial es mucho más clara ahora que entendemos que Hayden fue Suyo antes de ser nuestro.