Artículos adicionales


Marcos Fernando dos Santos, “El ayudar a los hijos a ejercer su albedrío”, Liahona, diciembre de 2010

“Al igual que el Padre Celestial enseñó a Adán y a Eva sobre el albedrío, es necesario que ayudemos a nuestros hijos a entender y a ejercer el suyo”.

Emmanuel A. Kissi, “Nuestras Elecciones Eternas”, Liahona, febrero de 2004

“Tal como aprendemos en 2 Nefi 26:27–28, 33, cada uno de los hijos de nuestro Padre Celestial debe tener la oportunidad de elegir libremente el sendero de la obediencia y la felicidad”.

D. Todd Christofferson, “La disciplina moral”, Liahona, noviembre de 2009

“La disciplina moral es el ejercicio constante del albedrío para escoger lo bueno porque es bueno, aunque sea difícil”.

Dallin H. Oaks, “Todo tiene su tiempo…”, Liahona, octubre de 2003

“El logro de ciertas metas importantes en nuestra vida está sujeta a algo más que el tiempo del Señor; algunas de esas metas están sujetas también al albedrío de los demás. Eso se hace particularmente evidente en dos cuestiones de especial importancia para los jóvenes en edad universitaria: los bautismos misionales y el matrimonio”.

Elaine S. Dalton, “En todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar”, Liahona, mayo de 2008

Ser firme e inmutable significa ser obediente. Una de las razones por las que ustedes están aquí en la tierra es para ver si ejercitarán su albedrío y si ‘harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare’ (Abraham 3:25)”.

Dieter F. Uchtdorf, “En alas de águilas”, Liahona, julio de 2006

“Ustedes tienen albedrío; son libres para escoger; pero en realidad no existe tal cosa como el libre albedrío, pues el albedrío tiene un precio; debemos sufrir las consecuencias de las decisiones que tomemos”.

Jess L. Christensen, “La elección que dio inicio a la mortalidad”, Liahona, agosto de 2002

“La Caída fue un glorioso requisito para abrirnos los portales hacia la vida eterna”.

 James E. Faust, “Elecciones”, Liahona, mayo de 2004

“Al contemplar el futuro, vamos a tener que ser más fuertes y más responsables de nuestras elecciones en un mundo donde las personas ‘a lo malo llaman bueno, y a lo bueno malo’. No tomamos decisiones sabias si usamos nuestro albedrío en oposición a la voluntad de Dios o al consejo del sacerdocio. Las bendiciones y las oportunidades del mañana dependen de las elecciones que hagamos hoy”.