Líderes y maestros

líderes de la Iglesia charlando en una reunión

La Primera Presidencia ha invitado a los líderes del sacerdocio y a otros líderes de la Iglesia a buscar “maneras más creativas de brindar instrucción religiosa a quienes tienen impedimentos físicos, mentales y emocionales” (Declaración de la Primera Presidencia, Church News, 29 de abril de 1989, pág. 7). Al hacerlo, las familias de las estacas y los barrios estarán más unidas, especialmente conforme los líderes y los miembros cobren más conciencia de las necesidades y contribuciones de los miembros con discapacidades.

Los líderes de la Iglesia tienen la responsabilidad de cuidar de cada miembro de su rebaño, incluso de aquellos con discapacidades. Por lo general, los barrios tienen miembros de todas las edades y con diversas discapacidades. Todos los miembros de la Iglesia, aunque posean distintas capacidades intelectuales y físicas, pueden beneficiarse del Evangelio. José Smith enseñó que “Todas las mentes y todos los espíritus que Dios ha enviado al mundo son susceptibles al crecimiento” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 221).

Los líderes y maestros de la Iglesia deben tener lo siguiente en mente al trabajar con las personas que tengan discapacidades en su barrio y esforzarse por aumentar la conciencia y la comprensión de las discapacidades en el barrio:

  • Busque maneras de ayudar a las personas con alguna discapacidad a sentirse queridas, aceptadas e incluidas. Llegue a conocer y considere sus necesidades y las necesidades de sus familias.
  • Procure entender las necesidades de una persona con delicadeza y compasión antes de ofrecer su ayuda. Fomente una relación de confianza.
  • Ayude a los miembros del barrio a entender las discapacidades y las necesidades de las personas; esto ayudará a los miembros a tener mayor compasión, comprensión e inspiración en cuanto a la manera de apoyar a las personas con discapacidades y a sus seres queridos.
  • Deje que los miembros del barrio que tengan discapacidades sean lo más independientes que sea posible. La autosuficiencia es un principio del Evangelio que, correctamente aplicado, bendice a todos, incluso a las personas con discapacidades. Los programas dirigidos por la Iglesia que tienen el fin de ayudar deben estar de acuerdo con las normas de la Iglesia que se describen en los manuales de instrucciones de la Iglesia.

Véase también:

Cómo prestar ayuda

  • Busque y analice ideas para promover la comprensión de las discapacidades. Esto puede hacerse en reuniones de consejo de estaca y barrio, así como en otras reuniones de líderes.
  • Considere cómo el adaptar o complementar los programas habituales de la Iglesia podría contribuir a satisfacer las necesidades de los miembros con discapacidades. No obstante, los maestros deben obtener autorización de los líderes del sacerdocio o de las organizaciones auxiliares antes de proceder con tales adaptaciones.
  • Con espíritu de oración, determine qué miembros tienen discapacidades. Considere sus necesidades y las de sus familiares, las cuales podrían incluir palabras de consejo y consuelo; bendiciones del sacerdocio; y apoyo físico, emocional, intelectual y espiritual.
  • Delibere en consejo con el obispo o presidente de rama para proporcionar apoyo temporal según sea necesario y según lo indique el Santo Espíritu. En la medida en que sea posible, elimine los obstáculos que impidan a los miembros con discapacidades asistir a las reuniones y actividades de la Iglesia.
  • Recuerde que todos pueden contribuir a la edificación del reino de Dios. Todo miembro de la Iglesia necesita un amigo, un llamamiento y ser nutrido por la palabra de Dios.

Ideas para considerar

  • Los edificios de la Iglesia deben proporcionar un lugar de adoración reverente y sereno para todos los miembros. Cosas como un fácil acceso al edificio, pasamanos, equipos audiovisuales y arreglos especiales para el estacionamiento hacen posible la participación plena.
  • Los líderes pueden averiguar más sobre las necesidades individuales de los miembros con discapacidades mediante conversaciones, el estudio, la oración, el ayuno y las impresiones del Espíritu.
  • Por medio de la fe y del poder del sacerdocio, los poseedores del sacerdocio pueden dar bendiciones para consolar y sanar a los miembros con discapacidades de acuerdo con la voluntad de Dios.
  • La fe y la esperanza, junto con una comprensión del Evangelio, contribuyen a traer consuelo y paz.
  • La amistad y la compasión ayudan a que las familias de quienes tienen discapacidades se sientan comprendidas e incluidas.
  • Al informar a todos los miembros sobre las discapacidades se contribuye a que éstos las comprendan y sepan de sus consecuencias sobre las personas y las familias. Cuanto más entiendan los demás, más probable será que incluyan a las personas con una discapacidad.

Otros recursos

  • Kristin Warner Belcher, “Looking at the Heart”, Ensign, septiembre de 2000, págs. 68–69.
  • W. Craig Zwick, “Entre los brazos del amor del Salvador”, Liahona, enero de 1996, págs. 14–15.