Enfermedades crónicas


mujer joven visitando a otra mujer en un hospital

En qué consisten las enfermedades crónicas

Las enfermedades crónicas pueden aparecer en cualquier momento de la vida, desde la infancia hasta la tercera edad. Algunas de estas enfermedades generan discapacidades que se manifiestan claramente, pero otras crean discapacidades “invisibles” que quizás no resulten tan fácilmente reconocibles. Los miembros de la familia y las demás personas que cuidan de quienes padecen enfermedades crónicas también afrontan retos difíciles.

Las enfermedades crónicas varían en sus síntomas, tratamientos y evolución. Algunas amenazan la vida del enfermo y, conforme avanzan, deterioran su calidad de vida y funcionalidad. En cambio otras, aunque persistan, quizás provoquen menos discapacidades y respondan bien al tratamiento.

Entre algunas enfermedades crónicas podrían mencionarse afecciones tan diversas como la parálisis cerebral, el asma, la esclerosis múltiple, la epilepsia, el cáncer, la diabetes, las enfermedades del corazón y el síndrome de fatiga crónica.

El vivir con una enfermedad crónica implica más que las limitaciones físicas que ésta causa. También puede provocar dificultades económicas, emocionales y en las relaciones humanas. Es posible que la persona experimente soledad, aislamiento, vergüenza, temor y preocupación por depender de terceros. A menudo lleva tiempo adaptarse y aceptar la realidad de una enfermedad a largo plazo que causa discapacidad.

La vida familiar puede alterarse drásticamente si a la persona que brinda el principal sostén económico del hogar le es imposible trabajar o si el tratamiento requiere de cambios prolongados en la rutina y las actividades de la familia. Se deben aprender aptitudes nuevas y maneras de afrontar las dificultades para saber cómo cumplir con las indicaciones médicas, administrar los medicamentos y resolver los problemas económicos, así como adaptarse a las limitaciones y a los cambios causados por la enfermedad.

Quienes afrontan con éxito las dificultades generalmente cuentan con un grupo de personas que los apoyan y ayudan a conservar un sentimiento de dignidad y valía personal. También se esfuerzan por contar siempre con la compañía del Espíritu, permanecer cerca del Señor y guardar los mandamientos.

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Cómo prestar ayuda

  • Aprenda sobre la enfermedad y el modo en que afecta a la persona. Ello le ayudará a comprender lo que ésta necesite y los retos y limitaciones que la persona quizás experimente. Tenga en cuenta las necesidades especiales en materia de higiene y las pertinentes a la disposición del espacio físico y otro tipo de asistencia.
  • Considere las necesidades emocionales, físicas y espirituales. Tómese tiempo para demostrar interés genuino. Céntrese en la persona como tal y no sólo en su enfermedad.
  • Tenga en cuenta que es probable que la enfermedad también afecte a otras personas que cuidan del enfermo al ver la lucha de su ser querido.
  • Ayude a la persona a mantener la dignidad. Apóyela tanto como sea posible en su esfuerzo por cuidar de sí misma, tomando en cuenta las posibilidades reales de la persona. Sea positivo y céntrese en lo que la persona pueda hacer en vez de hacer hincapié en las limitaciones.
  • Colabore con los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares, los maestros orientadores y las maestras visitantes, así como con la persona y su familia para hacer los arreglos pertinentes. Por ejemplo, es posible que las limitaciones físicas demanden ayuda para ir a las reuniones y regresar. Según sea factible, ayude a la persona con discapacidades y a su familia a mantener la influencia del Espíritu consigo.
  • Busque oportunidades para que la persona preste servicio y contribuya de acuerdo con su capacidad dentro de la comunidad del barrio.
  • Procure escuchar con atención a la persona conforme ésta trate de aceptar, comprender y afrontar la enfermedad. Jamás insinúe que la enfermedad sobrevino porque la persona es “especial” o “pecadora”. Tanto la oración como la fe en Cristo son esenciales.
  • Si la persona está hospitalizada o imposibilitada para salir de casa, apreciará mucho las visitas frecuentes.

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Sugerencias para la enseñanza

  • Considere grabar las clases para los miembros que no puedan asistir, o visítelos y tengan la clase juntos, si resultara apropiado.
  • Tenga en cuenta que muchas personas que sufren enfermedades crónicas no pueden sentarse o concentrarse durante periodos prolongados. Si está cualificado y tiene autorización, ayude a satisfacer las necesidades físicas o médicas sin recalcarlas innecesariamente.
  • Esté alerta si la persona tuviera cualquier necesidad médica especial que pudiera requerir atención inmediata. Sepa cómo reaccionar en caso de emergencia.
  • Si resultara apropiado, escriba una nota que manifieste afecto y brinde aliento, o lean un buen libro juntos.

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Otros recursos

  • Sherrie Johnson, “Helping Those with Chronic Illness”, Ensign, julio de 1994, págs. 56–60
  • Libby Knapp, “Living with Chronic Illness”, Ensign, marzo de 1991, págs. 51–53
  • Sitio web SUD oficial: Provident Living

Otros sitios web

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no mantiene ni controla los siguientes sitios, pero se mencionan aquí como fuentes de recursos adicionales.

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