El Nuevo Testamento


“Pero ahora Dios ha colocado los miembros, cada uno de ellos, en el cuerpo, como él quiso.

“Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

“Pero ahora hay muchos miembros, aunque uno solo es el cuerpo.

“Ni el ojo puede decirle a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.

“Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;

“y a aquellos miembros del cuerpo que estimamos ser menos honrosos, a éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.

“Porque los que en nosotros son más decorosos, no lo necesitan; pero Dios así formó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;

“para que no haya división en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen por igual los unos por los otros.

“De manera que, si un miembro padece, todos los miembros padecen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”.

1 Corintios 12:18–26

“…para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece aunque sea probado con fuego, sea hallada digna de alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo sea manifestado;

“a quien, aunque no le habéis visto, amáis; en quien creyendo, aunque al presente no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado,

“obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”.

1 Pedro 1:7–9

“Y me ha dicho: Te basta mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.

2 Corintios 12:9

“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;

“y habiendo sido perfeccionado, vino a ser el autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”.

Hebreos 5:8–9

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”.

Juan 14:27

“Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?

“Respondió Jesús: Ni éste pecó ni sus padres, sino que fue para que las obras de Dios se manifestasen en él”.

Juan 9:2–3

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

“Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”.

Mateo 11:28–30

“Y recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”.

Mateo 9:35

“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;

“y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;

“y la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.

Romanos 5:3–5

“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas obrarán juntamente para su bien, para los que conforme a su propósito son llamados”.

Romanos 8:28