Lo que la Iglesia enseña acerca de las oración


David A. Bednar, “Pedir con fe”, Conferencia General de abril de 2008

La oración sincera requiere tanto comunicación sagrada como obras consagradas.

Richard G. Scott, “Utilizar el don supremo de la oración”, Conferencia General de abril de 2007

La oración es el don supremo que nuestro Padre Celestial ha dado a toda alma.

Thomas S. Monson, “Acerquémonos a Él en oración y fe”, Liahona, marzo de 2009

Un empleado de recursos humanos que estaba asignado para resolver quejas triviales colocó sobre su escritorio, en tono de burla, un cartelito para los que tuvieran problemas sin solucionar, que decía: “¿Has probado la oración?”. De lo que tal vez no se haya dado cuenta es que aquel sencillo consejo podía resolver más problemas, aliviar más sufrimiento, evitar más transgresión y brindar al alma humana mayor paz y contentamiento que cualquier otra cosa.

James E. Faust, “La cuerda de salvamento de la oración”, Conferencia General de abril de 2002

Cada uno de nosotros tiene problemas que no puede resolver y debilidades que no puede conquistar sin llegar, por conducto de la oración, a una fuente de fortaleza superior.

Russell M. Nelson, “Lecciones que aprendemos de las oraciones del Señor”, Conferencia General de abril de 2009

Nuestras oraciones siguen los modelos y las enseñanzas del Señor Jesucristo. Él nos enseñó cómo orar.

Joseph B. Wirthlin, “Cómo mejorar nuestras oraciones”, Liahona, agosto de 2004

¿Sienten que el tiempo que dedican a orar enriquece y eleva su alma? ¿Se puede mejorar?

Cheryl Esplin, “Nuestra familia será fuerte”, Liahona, julio de 2009

Tú y los integrantes de tu familia pueden ayudarse mutuamente a ser fuertes al orar juntos, al ayudarse unos a otros.

Elaine S. Dalton, “Él las conoce por su nombre”, Liahona, mayo de 2005

Puede ser que no hayan oído al Señor llamarlas por su nombre, pero Él las conoce, individualmente, y Él sabe su nombre.

Russell M. Nelson, “El sereno poder de la oración”, Conferencia General de abril de 2003

Debemos orar de acuerdo con la voluntad de nuestro Padre Celestial. Él desea probarnos, fortalecernos y ayudarnos a alcanzar todo nuestro potencial.