Comunicación


Los verdaderos discípulos de Jesucristo procuran seguir Su ejemplo en la forma de comunicarse con los demás. Su comunicación, verbal y no verbal, debe ser amable, compasiva y servicial, y debe reflejar el amor por los hijos del Padre Celestial y el conocimiento de que todos somos hermanos y hermanas.

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El élder L. Lionel Kendrick de los Setenta enseñó:

“Debemos comunicarnos los unos con los otros de la forma en que lo haría el Salvador; este tipo de comunicación se expresa en un tono de amor, no de estruendo; el propósito de la comunicación es que sea útil, no dañina; es un nexo que nos une, en lugar de apartarnos; y tiende a edificar y no a denigrar.

“Comunicarse como Cristo son expresiones de afecto no de enojo, de confianza no de mentiras, de compasión no de contención, de respeto no de ridículo, de consejo no de crítica, de corrección no de condenación. Se expresa claramente y no de manera confusa. Puede ser tierna o severa, pero siempre debe ser moderada.

“El verdadero desafío que enfrentamos al comunicarnos con los demás es preparar nuestros corazones para que tengan sentimientos como los de Cristo por todos los hijos del Padre Celestial. Si logramos sentir este interés por el bienestar de nuestros semejantes, nos comunicaremos con ellos como lo haría el Salvador; con eso calmaremos el corazón de los que sufren en silencio. Al encontrar a personas con necesidades especiales, podemos iluminar su jornada por la vida con las palabras que les digamos.

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