Pecar consiste en desobedecer deliberadamente los mandamientos de Dios o no actuar de manera correcta a pesar de conocer la verdad (véase Santiago 4:17).

Información adicional

El Señor ha dicho que Él “no [puede] considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia” (D. y C. 1:31). El resultado del pecado es que el Espíritu Santo se aleja. Hace imposible que el pecador pueda morar en la presencia de nuestro Padre Celestial, porque “ninguna cosa impura puede morar con Dios” (1 Nefi 10:21).

A excepción de Jesucristo, toda persona que ha vivido en la tierra ha quebrantado los mandamientos o no ha hecho lo que debía hacer según su conocimiento de la verdad. El apóstol Juan enseñó: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, [Jesucristo] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:8–9). Mediante la expiación de Jesucristo, todos podemos arrepentirnos y recibir el perdón de nuestros pecados.

Véase también Arrepentimiento; Expiación de Jesucristo; Justicia; Misericordia; Muerte espiritual; Obediencia; Perdón; Tentación

Véase Leales a la fe, 2004, págs. 139–140

Materiales adicionales para el estudio