Nadie puede obligar a los jóvenes a tener experiencias espirituales, pero los padres y líderes pueden fomentar oportunidades que conduzcan a la conversión. El nuevo curso de estudio de la Iglesia para los hombres y mujeres jóvenes, Ven, sígueme: Recursos de aprendizaje para los jóvenes, presenta maneras en que los adultos pueden ayudar a los jóvenes a estar más plenamente convertidos al Evangelio.
Aquí hay cinco cosas que los líderes pueden hacer para promover experiencias espirituales para los jóvenes con quienes trabajan.
1. Dar a los jóvenes oportunidades para prestar servicio
El obispado y los líderes de los Hombres Jóvenes del Barrio Granja Viana de la Estaca Cotia, São Paulo, Brasil, decidieron centrarse más en sus actividades de servicio. Esto incluía visitar a los miembros menos activos del quórum, participar en proselitismo con los misioneros de tiempo completo y administrar la Santa Cena a los miembros del barrio confinados en su hogar.
“Nos quedamos sorprendidos cuando un domingo de ayuno en particular, todos nuestros jóvenes dieron su testimonio”, dice uno de los líderes del sacerdocio. “Al hacerlo, muchos de ellos derramaron lágrimas recordando el buen espíritu que habían sentido… y se dieron cuenta de la diferencia que el Evangelio hace en la vida de las personas” (véase Melissa Merrill, “Cómo ayudar a los jóvenes a tener experiencias espirituales”, Liahona, octubre de 2012).
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¿Cómo puedo ser más como Cristo en mi servicio a los demás?
2. Poner a los jóvenes en contacto con la palabra de Dios
David Elmer, un líder de los Hombres Jóvenes de Texas, EE. UU., quería ofrecerles a los Hombres Jóvenes una experiencia trascendental que los ayudara a prepararse para el futuro.
Después de considerarlo con espíritu de oración, sintió la impresión de acudir a un discurso del élder Neil L. Andersen, del Quórum de los Doce Apóstoles. En un viaje, el hermano Elmer enseñó de ese mensaje e incluyó el relato que el élder Andersen compartió acerca de Sidney Going, una estrella de rugby de Nueva Zelanda que dejó temporalmente su carrera deportiva para servir en una misión.
La experiencia fue poderosa, dice el hermano Elmer, porque enseñó de las palabras de un profeta viviente (véase “Cómo ayudar a los jóvenes a tener experiencias espirituales”, Liahona, octubre de 2012).
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¿Qué puedo aprender de los profetas y apóstoles vivientes?
3. Ser constantes
El hermano Elmer dice que quiere que los jóvenes recuerden otra cosa del viaje: que su estudio del Evangelio fue constante.
“El élder David A. Bednar ha enseñado en cuanto a crear modelos espirituales en nuestra vida, modelos como el estudio de las Escrituras, la oración y la noche de hogar. Mientras estuvimos lejos de casa esa semana, mantuvimos nuestros modelos espirituales… El punto fue que, a pesar de que nos encontrábamos lejos de casa y que nuestras actividades eran diferentes de lo que normalmente son, nuestros modelos espirituales no se interrumpieron” (véase “Cómo ayudar a los jóvenes a tener experiencias espirituales”, Liahona, octubre de 2012).
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¿Qué oportunidades hay para el aprendizaje y la enseñanza en el hogar?
4. Aprovechar las oportunidades existentes para enseñar y escuchar
Jocelyn Fielden, de Nueva Escocia, Canadá, dice que las lecciones más cruciales que aprendió de criar a seis hijos tienen que ver no sólo con la enseñanza directa, sino también con “crear un ambiente donde los hijos puedan aprender las verdades por sí mismos”.
“No se apresuren a tomar todas las decisiones por ellos ni a responder todas sus preguntas”, dice. Más bien, ella recomienda dirigir a los hijos “a las Escrituras o al consejo de nuestro profeta para recibir guía y respuestas”. Agrega: “Y estén preparados para hablar sobre lo que ellos descubran”. Además, cuando sus hijos le hacen preguntas, a veces les responde con otra pregunta: “¿Tú qué piensas que deberías hacer?” (véase “Cómo ayudar a los jóvenes a tener experiencias espirituales”, Liahona, octubre de 2012).
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5. Trabajar juntos hacia una meta común
Un domingo, la hermana KaYan Danise Mok, una presidenta de las Mujeres Jóvenes de Hong Kong, reconoció la impresión de leer el Libro de Mormón con una mujer joven particular.
“Mi consejera y yo actuamos de inmediato y fijamos metas para terminar el Libro de Mormón como grupo con la jovencita”, dice la hermana Mok.
La hermana Mok dice que vio evidencias de un cambio extraordinario en la vida de esta joven como resultado de su estudio de las Escrituras. “Por lo que yo he visto, algunos jóvenes se preocupan y no están seguros de poder recibir un testimonio y tener experiencias espirituales como otros han tenido”, continúa. “Al trabajar juntos, les aseguramos con nuestras acciones que esto da resultado y que estamos a su disposición para apoyarlos en cada paso del camino” (véase “Cómo ayudar a los jóvenes a tener experiencias espirituales”, Liahona, octubre de 2012).