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El día de reposo


El día de reposo

Transmisión vía satélite de Seminarios e Institutos de Religión • 4 de agosto de 2015

Es un placer estar con ustedes hoy y que se nos haya enseñado tan bien hasta el momento. Es un verdadero placer estar aquí. Espero que todos sepan cuánto amo, aprecio y respeto a cada uno de ustedes por todo lo que hacen. En especial es un placer que me acompañe mi esposa, Kristi. Hoy cumplimos 25 años de casados, así que creímos que sería divertido celebrarlo con 98.000 de nuestros amigos más cercanos. Realmente es algo asombroso lo que ustedes y sus cónyuges hacen en esta organización. Gracias a todos por todo lo que aportan, y gracias por estar aquí. Es maravilloso ser parte de esta obra con todos ustedes.

En asociación con la última conferencia general de la Iglesia, se proporcionó una capacitación para las Autoridades Generales en cuanto a guardar el día de reposo y hacer que sea una delicia. Los cuórums presidentes de la Iglesia están unidos en un gran esfuerzo mundial de enseñar la importancia de la observancia del día de reposo en la Iglesia y en el hogar. Se ha enseñado en consejos de área, de coordinación y de estaca. Los presidentes de estaca han capacitado a los obispos, y juntos continuarán enseñando a los miembros de la estaca y los barrios.

Capacitación ofrecida a los líderes de la Iglesia

Se han puesto a disposición videos de esa capacitación para Autoridades Generales y se colocarán en nuestra página web1 . Espero que vean, revisen y usen a conciencia este importante recurso. Hoy me gustaría que vieran algunas partes de dos presentaciones de esa capacitación. Primero, escucharán al presidente Russell M. Nelson, seguido del élder M. Russell Ballard.

Presidente Russell M. Nelson: “Estimados hermanos y hermanas, expreso mi profundo amor y admiración por cada uno de ustedes. La Primera Presidencia se ha centrado esta mañana en la gran preocupación que tenemos por los que se han perdido, los que no conocemos y los menos activos. Al centrarnos en ese problema, nos gustaría enfocarnos en la prevención del mismo. De modo que en las sesiones de hoy y mañana nos centraremos mucho en edificar la fe en Dios, edificar la fe en el Señor Jesucristo, edificar fe en Su expiación… En calidad de uno de Sus apóstoles ordenados, estoy verdaderamente agradecido por esta asignación que me han dado de hablar sobre este tema. El mandamiento del Señor de consagrar el día de reposo y santificarlo es uno que tomamos muy seria y literalmente. Si de verdad podemos hacer eso—si de verdad lo podemos hacer—ayudaremos a nuestros miembros a edificar fe en el Señor y profundizar su conversión a Él y a Su Iglesia… Al aprender cómo consagrar mejor el día de reposo, la fe aumentará en todo el mundo”.

Élder M. Russell Ballard: “Hermanos y hermanas, les damos la bienvenida a esta importante capacitación de conferencia general. La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce han pasado muchas horas en los últimos meses revisando las investigaciones disponibles en cuanto a las doctrinas y los principios de la Iglesia que aumentan fe en nuestro Padre Celestial y en el Señor Jesucristo y Su expiación. Como saben, nos sigue preocupando tener conversiones duraderas, guardar convenios, familias multigeneracionales y miembros de la Iglesia espiritualmente fortalecidos. De todos los cambios de organización o de normas, o capacitación de doctrina que podría apresurar la obra de salvación en este momento, hemos llegado a la conclusión de que elevar el espíritu y el poder del día de reposo sería lo que más influiría para llevar a los miembros y a las familias más cerca al Señor Jesucristo”.

El presidente Nelson expresó preocupación en cuanto a la inactividad y la necesidad de fortalecer la fe en Jesucristo y en Su expiación. Prometió que “Al aprender a consagrar mejor el día de reposo, la fe aumentará en todo el mundo”.

Estoy seguro de que también se dieron cuenta de que el élder Ballard dijo: “De todos los cambios de organización o de normas, o capacitación de doctrina que podría apresurar la obra de salvación en este momento, hemos llegado a la conclusión de que elevar el espíritu y el poder del día de reposo sería lo que más influiría para llevar a los miembros y a las familias más cerca al Señor Jesucristo”2 .

La función de Seminarios e Institutos de Religión

En este esfuerzo mundial, la Mesa Directiva de Educación de la Iglesia ha indicado específicamente a Seminarios e Institutos de Religión que ayude renovando nuestro enfoque al enseñar el principio de la observancia del día de reposo y la doctrina asociada con la Santa Cena, así como que hagan que los jóvenes y jóvenes adultos de la Iglesia procuren comprender y vivir mejor estos principios. Haremos eso al poner énfasis en esos principios cuando aparezcan de forma natural en la enseñanza secuencial de las Escrituras y en las reseñas del curso. Qué maravillosa oportunidad de unir nuestros esfuerzos a los que nos guían como profetas, videntes y reveladores. Al hacerlo, cumpliremos mejor nuestra meta de ayudar a los jóvenes y jóvenes adultos a comprender y apoyarse en las enseñanzas de Jesucristo y en Su expiación.

Para demostrar cómo podemos enseñar esos principios del día de reposo y la Santa Cena de manera que aumente la fe en Jesucristo, he seleccionado ejemplos, sobre todo del Antiguo Testamento, porque la mayoría de ustedes va a enseñarlo durante los próximos meses.

El día de reposo

1. El día de reposo es una señal del Señor para nosotros

Un principio importante del día de reposo viene de Éxodo 31 :

“De cierto vosotros guardaréis mis días de reposo, porque es señal entre yo y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico…

“Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel… como convenios perpetuo”3 .

La idea de que el día de reposo es una señal del convenio de Dios con nosotros es importante porque cada uno de nosotros enfrenta el siguiente dilema: “ninguna cosa impura puede morar con Dios”4 y sabemos que “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”5 . La solución, como está en Doctrina y Convenios 60:7 es: “puedo haceros santos”. Y por supuesto, eso se hace mediante Jesucristo, la figura central en el plan de redención del Padre. O como enseñó el apóstol Pablo: “[hemos] sido comprados por precio”6 .

Ese precio fue la vida, el sufrimiento y la muerte del Hijo perfecto de Dios. ¿Y cuál es la prueba de la compra? ¿Cuál es el recibo? El día de reposo es una señal perpetua del cumplimiento del convenio de Dios para Sus hijos, una señal de Él que nos puede hacer santos.

2. El día de reposo es una señal de nosotros al Señor

El día de reposo no solo es prueba de compra, la señal de que el Señor nos santificará, sino que también es una señal de nosotros a Él de lo que sentimos por lo que Él ha hecho por nosotros; cómo nos sentimos en cuanto a Su sacrificios y nuestros convenios.

En la última conferencia general de la Iglesia, el presidente Nelson enseñó: “En mi juventud estudiaba las listas que otras personas habían recopilado de lo que se podía y lo que no se podía hacer en el día de reposo. No fue sino hasta más adelante que aprendí de las Escrituras que mi conducta y mi actitud en el día de reposo constituían una señal entre mi Padre Celestial y yo. Con ese entendimiento, ya no necesité más listas de lo que se podía y no se podía hacer. Cuando tenía que tomar una decisión en cuanto a si una actividad era o no era apropiada para el día de reposo, simplemente me preguntaba a mí mismo: ‘¿Qué señal quiero darle a Dios?’. Esa pregunta hizo que mis opciones respecto al día de reposo fueran bien claras”7 .

Cada elección con el día de reposo es personal; es una ofrenda individual, una señal de nuestra gratitud porque Él está dispuesto a santificarnos. Sin pretender sugerir una lista de cosas que hacer y no hacer, me gustaría decir que he visto a jóvenes y jóvenes adultos que escogen santificar el día de reposo. Muchos han escogido no trabajar en domingo, otros tienen la meta de no estudiar ese día. Una joven de Tailandia arriesgó perder a sus amigos porque escogió no participar en actividades sociales el día de reposo (un concepto que sus amigos no habían oído antes). Sé de un aspirante a fútbol de California que, en contra de una gran presión de parte de sus compañeros y su entrenador, y arriesgando valiosas posibilidades de becas, ha decidido no participar en eventos deportivos en el día de reposo.

Estoy seguro de que el Señor honrará a estos maravillosos jóvenes por haberle honrado al escoger santificar Su día. Podemos enseñar a nuestros alumnos que nuestra actitud y nuestras acciones en el día de reposo son una señal al Señor de cómo nos sentimos en cuanto a nuestros convenios y que “guardar el día de reposo es simbólico de guardar todo el convenio”8 .

3. El día de reposo es una delicia

Otro principio del Antiguo Testamento:

“Si retraes del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas delicia, santo, glorioso de Jehová, y lo veneras, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu propia voluntad ni hablando tus propias palabras,

entonces te deleitarás en Jehová”9 .

Éxodo 16 es un ejemplo hermoso de este principio. Cuando los hijos de Israel se quejaron de su hambre y querían regresar a las “ollas de carne” de Egipto, el Señor dijo:

“…yo os hare llover pan del cielo; y el pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley o no.

“Pero al sexto día prepararán lo que hayan recogido, que será el doble de lo que suelen recoger cada día”10 .

Hay por lo menos dos principios más en esos versículos. Uno es que el Señor está probando nuestra obediencia en el día de reposo. El otro es que el Señor prepara la manera para que podamos guardar Sus mandamientos. Piensen en cómo eso cumple la promesa de que el día de reposo sea una delicia. Si trabajan todos los días recogiendo maná para sobrevivir y un día el Señor dice: “Hoy no tienen que trabajar, pero aun así les alimentaré como si lo hubieran hecho”, ¿no sería eso una delicia?

Oí una versión moderna de ese relato de parte de la hermana y el élder Beecher, una pareja misionera que sirvió en África. Dijeron:

“Vivimos en una parte muy pobre de Kenia, en la frontera con Uganda. Uno de nuestros presidentes de rama… es un granjero que vive en un recinto de sus parientes. Es un joven padre de una pequeña familia.

“… Tiene miembros de la rama que le dicen que no pueden ir a la Iglesia los domingos porque les asusta salir de su hogar por miedo a que sus vecinos les roben su cosecha. Esta es una preocupación real. De hecho, las personas esperan a plantar hasta que lo hagan sus vecinos para disminuir las posibilidades de que les quiten una cosecha temprana …”

“También dicen que no pueden ir a la Iglesia el domingo porque tienen que trabajar, puesto que son tan pobres”.

El presidente [de rama] continúa: ‘Yo les digo: “Yo salgo de mi casa cada domingo y me quedo en la Iglesia durante largas horas del día. No trabajo el domingo. Cuando regreso a casa, a menudo me encuentro con que mis vecinos han robado mi maíz, mis pollos, mis huevos, mi fruta, porque tenían hambre y no tenían comida. Aun así, veo que cuando llega el tiempo de la cosecha, soy bendecido porque mi tierra produce más, aunque ellos trabajan cada domingo. Mi tierra produce más, y soy bendecido porque santifico el día de reposo”’.

“Al oír el comentario de este presidente de rama, otro presidente de rama dijo: ‘Yo puedo dar fe de lo mismo. Trabajo más de ocho mil metros cuadrados de maíz. Mi vecino trabaja más de cuarenta mil. Él trabaja todos los domingos y yo no. Cuando llega la cosecha, tengo más que suficiente. Mi vecino viene a mí a pedirme comida porque no tiene suficiente. Yo también recibo bendiciones por vivir la ley del día de reposo’”11 .

Las maneras del Señor son más altas que nuestras maneras, y también es Su aritmética. Es diferente a la nuestra. Es verdad con el diezmo, ¿no? Con el diezmo, 10 menos 1 no es igual a 9. El Señor nos bendice con lo que necesitamos y más. También es verdad con el día de reposo. Hay siete días de la semana, pero trabajar seis de los siete días en realidad nos da más, no menos, de las cosas que de verdad necesitamos. Casi se puede oír decir al Señor: “…probadme ahora en esto… si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”12 .

El día de reposo no solo es un día para descansar de las labores físicas, sino que también es un día para renovarse espiritualmente; es un día de descanso de las preocupaciones del mundo.

El presidente Joseph F. Smith enseñó que el reposo de Dios significa “entrar en el conocimiento y en el amor de Dios, tener fe en Su propósito y en Su plan… no nos perturba ningún viento de doctrina ni la astucia ni las artimañas de los hombres que acechan para engañar”13 . (Piensen en el poder de esa promesa en relación a nuestra prioridad de ayudar a nuestros alumnos a buscar la verdad y a discernir la verdad del error).

Debo mencionar otra bendición de extremada importancia que viene de estas Escrituras. En Éxodo 31, se usa la frase “por vuestras generaciones”14 y en Isaías 58 se hace la promesa de que el Señor “[dará] a comer la heredad de Jacob”15 . Al estudiar estos versículos y la capacitación de parte de sus líderes de la Iglesia, reconocerán que una de las grandes bendiciones de santificar el día de reposo será para sus hijos y sus nietos. Cada domingo es una oportunidad de enseñar a sus hijos las prioridades que ustedes tienen en su vida y que están dispuestos a sacrificar deseos personales para guardar los mandamientos de Dios.

¡Qué bendición para ellos! Ayudará a crear familias multigeneracionales de discípulos fieles de Jesucristo. Si conocemos estas y otras bendiciones asociadas con el día de reposo, ¿cómo no llegará a ser una delicia?

4. El día de reposo nos mantiene sin mancha del mundo

Otro principio que tiene que ver con el día de reposo se encuentra en la sección 59 de Doctrina y Convenios: “Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo”16 .

En el Antiguo Testamento, hay muchas oportunidades de enseñar este principio. Por ejemplo, al enseñar el convenio abrahámico, tendrán la oportunidad de enseñar a nuestros jóvenes a estar en el mundo pero no ser del mundo. Otra oportunidad llegará al enseñar 1 Samuel 8.

El presidente Spencer W. Kimball usó ese capítulo para enseñar una profunda lección. Dijo:

“El Señor y Su profeta Samuel estaban decepcionados y afligidos… pero el pueblo clamaba para tener un rey para ‘[ser] también como todas las naciones’…

“Hoy en día no somos tan diferentes. Queremos el glamor y frivolidad del mundo, sin siempre darnos cuenta de los castigos por nuestra… locura. Una persona no miembro [busca la diversión en el día de reposo, queremos divertirnos] aunque en muchas ocasiones eso signifique abandonar las actividades del día de reposo y quebrantar el día santo del Señor. Nuestros contemporarios tienen bodas paganas, y tenemos que adoptar cada estilo y patrón, aunque eso glamorice el mundo y pierda la visión de la solemnidad del matrimonio real…

“Personas vulgares y codiciosas crean estilos que van de un extremo a otro para dejar fuera de moda los armarios actuales… Preferiríamos morir que no estar ‘a la moda’… Queremos tener un rey como todas las naciones’.

“El Señor dice que tendrá un pueblo peculiar, pero no queremos ser peculiares…

“Cuándo, cuándo se presentarán los Santos de los Últimos Días firmes por sí mismos, y establecerán sus propias normas, seguirán sus propios modelos y vivirán sus propias vidas gloriosas de acuerdo con patrones inspirados por el Evangelio”17 .

Nuestros jóvenes luchan con las filosofías, tradiciones, normas y estilos del mundo; ayúdenles a ver que debemos ser un pueblo peculiar, libre de las influencias de ese mundo18 . Ayúdenles a ver que santificar el día de reposo es una forma de hacer eso, una manera de mantenernos sin mancha del mundo.

La Santa Cena

Los propósitos de la Santa Cena

Pasemos a lo siguiente y hablemos unos minutos en cuanto a los propósitos de la Santa Cena.

Participamos de la Santa Cena como recordatorio del cuerpo y la sangre del Hijo. Esa es la razón que dio el mismo Señor para la Santa Cena, y él personalmente la instituyó tanto en la Tierra Santa como en las Américas19 . Debería ser una parte importante de nuestra experiencia cada semana. La Santa Cena es una oportunidad de recordarle y todo lo que representan Su cuerpo y Su sangre en cuanto a la Resurrección literal, la redención de nuestros pecados, y la gracia que es suficiente para afrontar todos los desafíos de la vida.

Testificamos a Dios, el Eterno Padre, que estamos dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Su Hijo y guardar Sus mandamientos, y así renovamos todos nuestros convenios. ¿Imaginan si cada uno de nosotros hiciera eso sinceramente cada semana? La reunión sacramental sería un festín espiritual, culminando con la promesa del Señor de que tendremos “su Espíritu con [nosotros]”, que traerá esperanza, sanación, fortaleza, consuelo y perdón20 .

Todos necesitamos perdón y sanación, y algunos necesitamos perdonar y dejar sentimientos de amargura que hemos guardado demasiado tiempo. La Expiación y la Santa Cena nos dan la oportunidad de hacer eso ahora.

A lo largo de las Escrituras y en todos nuestros cursos, hay oportunidades de enseñar los propósitos de la Santa Cena. Sugiero que busquemos por lo menos dos maneras específicas de hacerlo. Primero, cada vez que enseñemos una sombra o ejemplo del Salvador, tenemos la oportunidad de enseñar los propósitos de la Santa Cena. Segundo, cuando enseñamos principios asociados con convenios, tenemos la oportunidad de aplicar esos principios a la Santa Cena.

¿Podría compartir tan solo un ejemplo de cada uno de esos tipos de oportunidades (usando de nuevo el Antiguo Testamento)?

1. Sombras y símbolos que apuntan a Jesucristo

El primer ejemplo, que muestra cómo usar sombras y símbolos del Salvador, es del capítulo uno de Levítico. El Señor enseña a los hijos de Israel que lleven voluntariamente una ofrenda al Señor. La ofrenda debía ser un animal varón sin mancha, que se aceptara para expiar a la persona que venía a adorar. Entonces, la persona mataba al animal y los sacerdotes salpicaban sangre sobre el altar21 .

Es fácil ver el simbolismo que tiene con la Santa Cena y reconocer que, mientras una persona se santificaba, el Señor mismo sufriría sus aflicciones, pesares y pecados. Pienso que es una paradoja impresionante que los justos son aquellos “cuyos vestidos son hechos blancos mediante la sangre del Cordero”22 . Pero “los vestidos del Señor serán rojos”, puesto que, como Él lo dijo: “…con su sangre he salpicado mis vestidos y manchado toda mi ropa”23 .

Qué visión, ver al Señor de rojo, con ángeles vestidos de blanco a Su alrededor. Gracias al sufrimiento de Jesucristo, “aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”24 .

Después, la ofrenda se cortaba en partes: la cabeza, las entrañas, las piernas y la grasa25 . La cabeza representaba nuestros pensamientos; las entrañas nuestro corazón, nuestros sentimientos; y las piernas, nuestras acciones. El simbolismo nos recuerda a la Santa Cena al comprometernos a amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza26 .

En otras palabras, como enseñó el élder Neal A. Maxwell: “…el verdadero sacrificio personal no ha consistido nunca en poner un animal sobre el altar, sino en la disposición de poner en el altar el animal que está dentro de nosotros y dejarlo que se consuma”27 .

También podemos usar la función de los sacerdotes, “hijos de Aarón”28, para enseñar a los hombres jóvenes la importancia de la función que tienen durante la Santa Cena. Enseñen a nuestros presbíteros que ellos son los hijos de Aarón, que deben estar apartados del mundo, que representan al Salvador. Enseñen a los maestros en el Sacerdocio Aarónico que toman el lugar de José de Arimatea, preparando el cuerpo de Cristo. (Algunos de ustedes han tenido la sagrada experiencia de preparar un cuerpo para su entierro. ¿Pueden imaginar la sagrada experiencia de José de Arimatea?29 ). Ayuden a los hombres jóvenes a comprender que la reunión sacramental es un servicio conmemorativo en memoria del Salvador.

Un presidente de estaca enseñó esa idea a un cuórum de maestros. Ahora, el presidente del cuórum de maestros, de 15 años, pide a todo su cuórum que vengan treinta minutos antes de la reunión sacramental cada domingo, y leen las Escrituras, oran juntos, y entonces como cuórum preparan la Santa Cena.

También podemos enseñar a nuestros diáconos su función. ¿Imaginan ser un portador del féretro en el funeral del Salvador?

Ayúdenles a todos a saber que están honrando su sacerdocio en maneras que nos pueden ayudar a cada uno de nosotros a tener acceso a la sangre de Getsemaní y a recibir el perdón y la sanación que ofrece.

2. Enseñar acerca de los convenios nos da la oportunidad de enseñar la Santa Cena

Otra oportunidad será enseñar la Santa Cena cuando enseñemos los principios relacionados con los convenios.

Un ejemplo de esto se encuentra en el libro de Oseas, que usa el símbolo de un esposo, su novia para desposar, su traición, y una prueba de los convenios del matrimonio para enseñar nuestra relación de convenios con nuestro Padre Celestial. El Señor le dijo a Oseas: “…toma para ti como esposa una mujer dada a la prostitución y ten hijos de prostitución”30 . De modo que Oseas tomó a Gomer como esposa. Pero después de darle casa, proveer para ella y mostrarle su amor, ella volvió a su antiguo estilo de vida y le traicionó.

¿Cómo se sentirían si fueran Oseas? Aun así, escuchen cómo reaccionó a la traición Oseas con estas palabras:

“Pero he aquí, yo la atraeré, y la llevaré al desierto y hablaré a su corazón.

“Y le dare… viñas”31 .

Después ocurre un cambio en el relato de las Escrituras de Oseas y Gomer al Señor y al Israel del convenio cuando Él nos dice: “Y tedesposaréconmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, y en juicio, y en benignidad y en misericordia”32 .

Ver cómo se sentía Oseas en cuanto a sus convenios y al darnos cuenta de que así se siente el Señor acerca de sus convenios con nosotros me ha bendecido mucho.

Al principio, aprendí a apreciar estar historia por un discurso del presidente Henry B. Eyring. Algunos de ustedes estarían allí cuando él contó esto en cuanto a su experiencia al enseñar el Antiguo Testamento en seminario: “Por más razones de las que puedo explicar, durante esos días que enseñé Oseas, sentí algo nuevo, más poderoso. Este no era un relato de un trato de negocios entre compañeros… era una historia de amor. Era un relato de un convenio de matrimonio unido por amor, por un amor firme. Lo que sentí entonces, y ha aumentado con los años, fue que el Señor, con quien he tenido la bendición de hacer convenios, me ama a mí, y a ustedes y a aquellos a quienes enseñamos, con una firmeza con la que me maravillo continuamente y que deseo emular con todo mi corazón”33 .

Hay mucho más en este relato, pero les dejaré que revisen el increíble discurso del presidente Eyring, que se ofreció en el simposio del SEI en 1995. Lo que quiero decir es que tenemos la oportunidad de enseñar convenios y, cuando lo hagamos, ayudemos a nuestros alumnos a sentir lo que sintió el presidente Eyring: que Dios nos ama, y que le deleita bendecirnos mediante nuestros convenios. Cuando comprendemos que las ordenanzas y los convenios son un símbolo del amor de Dios y de Su deseo de exaltarnos, la Santa Cena nos cambia para siempre.

Conclusion

¿Imaginan lo que sucedería si los jóvenes y los jóvenes adultos de la Iglesia asistieran a la reunión sacramental cada semana, y de verdad recordaran al Salvador, sintieran agradecimiento por Su expiación, testificaran al Padre que llevarían sobre ellos el nombre del Salvador cada día y procurarían guardar sus mandamientos cada día y vivir dignos del don del Espíritu Santo? ¿Y si después durante la semana, asistieran a sus clases de seminario e instituto, que estarían enfocadas en la función central del Salvador en el plan de nuestro amoroso Padre Celestial, y les recordaran de su compromiso de ser discípulos de Jesucristo? ¿Y si en sus hogares hablaran de estas cosas con sus padres, y juntos planearan hacer el día de reposo el centro de su semana?34 No nos imaginamos las bendiciones que el Señor tiene esperándonos.

Me gustaría terminar con mi testimonio de que si vamos a enseñar esta doctrina con poder, primero tenemos que vivirla. Si santificamos el día de reposo y recordamos al Salvador cuando renovamos nuestros convenios cada domingo, el día de reposo llegará a ser una delicia para nosotros y nos bendecirá a nosotros y a nuestra familia a lo largo de generaciones. También fortalecerá de forma significativa nuestra habilidad de inspirar a nuestros amados alumnos a reconocer que santificar el día de reposo les ayudará a ellos a comprender las enseñanzas y la expiación de Jesucristo, y apoyarse en ellas. Profundizará su aprecio y compromiso de guardar los convenios como discípulos del Salvador del mundo.

Que siempre le recordemos. En el nombre de Jesucristo. Amén.