1990–1999
La Expiación
Octubre 1996


La Expiación

“Los propósitos de la Creación, de la Caída y de la Expiación se centran en la obra sagrada que se realiza en los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.”

Con humildad me uno al profeta Jacob, del Libro de Mormón, quien pregunto: “por que no hablar de la expiación de Cristo?”1 Nuestro tercer Artículo de Fe trata ese tema: “Creemos que por la Expiación de Cristo, todo el genero humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio”.

Sin embargo, para comprender la expiación de Cristo, primero debemos comprender la caída de Adán, y antes de comprender la Caída, primero debemos comprender la Creación. Estos tres componentes vitales del plan de salvación están relacionados entre sí 2.

La Creación

La Creación culmino con Adán y Eva en el Jardín de Edén, quienes fueron creados a la imagen de Dios, con cuerpos de carne y huesos 3. Por haber sido creados a la imagen de Dios, y no siendo mortales aun, no podían envejecer ni morir.4. “Y no hubieran tenido hijos”5 ni habrían experimentado las pruebas de la vida. (Por favor perdónenme por mencionar a los hijos y las pruebas en la misma frase.) La creación de Adán y Eva fue paradisíaca, o sea, debían experimentar un cambio importante antes de poder cumplir con el mandamiento de tener hijos6 y así proveer cuerpos terrenales para los premortales hijos e hijas espirituales de Dios.

La Caída

Y eso nos lleva a la Caída. Las Escrituras nos enseñan que “Adán cayó para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo”7. La caída de Adán (y Eva) comprendió la creación mortal y trajo consigo los cambios requeridos en sus cuerpos, incluso la circulación de la sangre, como así también otras modificaciones8. Ahora podían tener hijos, y ellos y su posteridad estaban sujetos a las heridas, las enfermedades y la muerte. Y un Creador amoroso los bendijo con el poder sanador por el cual se podían preservar la vida y las funciones de los preciosos cuerpos físicos. Por ejemplo, si los huesos se rompen, pueden volver a soldarse, las heridas pueden sanar y, milagrosamente, una perdida de sangre puede detenerse al activarse ciertos componentes de esa misma sangre que se esta vertiendo9.

¡Piensen en lo maravilloso del poder de sanar! Si pudieran crear algo que se reparara solo, crearían la vida en perpetuidad. Por ejemplo, si pudieran crear una silla que reparara su propia pata rota, la vida de esa silla no tendría límite. Muchos de ustedes caminan con piernas que una vez estuvieron rotas y lo hacen en virtud del maravilloso don de sanar.

Aunque nuestro Creador nos dotó de ese poder tan increíble nos confió un don opuesto: la bendición del envejecimiento, con recordatorios visibles de que somos seres mortales destinados a partir un día de esta frágil vida 10. Todos los días nuestro cuerpo cambia. Al ir envejeciendo, nuestro pecho que era ancho y nuestra cintura que era angosta parecen tener la tendencia de cambiar de lugar. Nos arrugamos, perdemos el color del cabello, y aun el cabello mismo, para recordarnos que somos hijos mortales de Dios, con la “garantía del fabricante” de que no quedaremos sobre la tierra para siempre. De no ser por la Caída, nuestros médicos, los empleados de salones de belleza y los funerarios no tendrían trabajo.

Como seres mortales, a Adán y a Eva se les instruyo que “adorasen al Señor su Dios y ofreciesen las primicias de sus rebaños como ofrenda al Señor”11. También se les dijo que “la vida de la carne en la sangre esta, … y la misma sangre hará expiación de la persona”12. La probación, la procreación y el envejecimiento fueron componentes del “gran plan de felicidad”13 de Dios, así como también fue esencial la muerte física.

Pero la vida mortal, por gloriosa que sea, nunca fue el objetivo final del plan de Dios. La vida y la muerte aquí sobre el planeta tierra eran sólo medios para alcanzar un fin, y no el fin por el que fuimos enviados.

La Expiación

Y eso nos lleva a la Expiación. Pablo dijo: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”14. La expiación de Jesucristo se convirtió en la creación inmortal. El se ofreció como voluntario para satisfacer las demandas de una ley previamente transgredida,15 y al derramar Su sangre, podía llegar a perfeccionarse Su(16) cuerpo físico y también el nuestro. Podrían llegar a funcionar de nuevo sin sangre, tal como los de Adán y Eva en su estado paradisíaco. Pablo enseñó que “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios … es necesario que … esto mortal se vista de inmortalidad”17.

El Significado De La Expiación

Teniendo en mente estas explicaciones, meditemos ahora el profundo significado de la palabra expiación.18 En el idioma inglés, la palabra se compone de tres elementos (at-one-ment) que sugieren ser una persona una con otra. En español, y en algunos otros idiomas, la palabra significa reconciliación. Expiación significa “borrar las culpas por medio de un sacrificio”. La palabra derivada de las raíces latinas re, que significa “de nuevo”, con, que significa “en compañía de”, y sella, que significa “sentarse”. Por tanto, reconciliación significa, literalmente, “sentarse de nuevo en compañía de”.

Se encuentra un rico significado al estudiar la palabra expiación en los idiomas semíticos de la época del Antiguo Testamento. En hebreo, la palabra básica para expiación es kaphar, un verbo que significa “cubrir” o “perdonar”19. Estrechamente relacionada se encuentra la palabra aramea y arábiga kafat, que significa “un abrazo íntimo”, sin duda relacionada con el abrazo ritual egipcio. En el Libro de Mormón hay referencias evidentes de ese abrazo. Una dice: “… el Señor ha redimido a mi alma … ; he visto su gloria, y estoy para siempre envuelto entre los brazos de su amor”20. Otra ofrece la gloriosa esperanza de “ser recibido en los brazos de Jesús”21.

Lloro de gozo al contemplar el significado de todo esto. El ser redimido es ser expiado, es ser recibido en el abrazo íntimo de Dios, con una expresión no sólo de Su perdón, sino de nuestra unidad de corazón y de mente. privilegio! ¡Y que consuelo para los que hemos perdido a seres amados que hayan partido de nuestro circulo familiar a través de la puerta llamada muerte!

En las Escrituras se nos enseña mas acerca de la palabra expiación. El Antiguo Testamento tiene muchas referencias a ese termino, las cuales se referían al sacrificio de animales, pero no podía ser cualquier animal. Se debían observar ciertos requisitos:

Debía ser el primogénito de los animales, y sin defecto(22).

Se debía sacrificar la vida del animal mediante el derramamiento de su sangre(23).

Se debía matar al animal sin quebrarle ningún hueso(24).

Se podía sacrificar a un animal en forma vicaria por otro(25).

La expiación de Cristo cumplió esos prototipos del Antiguo Testamento. El fue el primogénito Cordero de Dios, sin mancha. Su sacrificio ocurrió mediante el derramamiento de sangre. No se quebró ni un hueso de su cuerpo (es digno de mencionar que a los dos malhechores crucificados junto al Señor les quebraron las piernas)26. El suyo fue un sacrificio vicario a favor de otros.

Aunque las palabras expiar o expiación, en cualquiera de sus formas, aparecen una sola vez en la traducción del Rey Santiago del Nuevo Testamento al ingles,27 aparecen treinta y cinco veces en el Libro de Mormón. Siendo que es otro testamento de Jesucristo, este libro arroja preciosa luz sobre Su expiación, al igual que Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. La revelación de los últimos días ha aumentado grandemente la comprensión que adquirimos de la Biblia.

La Expiación Infinita

En los tiempos preparatorios del Antiguo Testamento, la practica de la expiación era finita, o sea, tenía un final. Era una predicción simbólica de la expiación definitiva de Jesús el Cristo. Su expiación es infinita: no tiene fin(28). También es infinita en el sentido de que todo el genero humano se salvara de la muerte sin fin, y es infinita en el sentido del intenso sufrimiento del Salvador. Es infinita en el tiempo, dando fin al prototipo anterior del sacrificio animal. Es infinita en lo que abarca, porque se hizo una sola vez por todos(29). Y la misericordia de la Expiación se extiende no sólo a una cantidad infinita de personas, sino también a un numero infinito de mundos creados por El(30). Es infinita mas allá de cualquier escala de dimensión humana y de comprensión mortal.

Jesucristo fue el único que pudo haber ofrecido esa expiación infinita, dado que había nacido de madre mortal y de Padre inmortal. Debido a ese nacimiento singular, Jesucristo era un Ser infinito.

La Prueba De La Expiación

La prueba de la Expiación se centró en la ciudad de Jerusalén, en donde tuvo lugar el acto mas grande de amor de toda la historia(31). Partiendo del aposento alto, Jesús y Sus amigos cruzaron el hondo barranco al este de la ciudad y llegaron a un huerto de olivos en las laderas mas bajas del monte de los Olivos. En ese huerto con el nombre hebreo de Getsemaní que significa “prensa de aceite”, se habían aplastado y prensado las aceitunas para hacer aceite y proporcionar alimento. Allí mismo, en Getsemaní, el Señor “sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a el”32. Tomó sobre si el peso de los pecados de todo el genero humano, al soportar la carga masiva que hizo que sangrara por cada poro(33). Mas tarde, fue golpeado y azotado, y se le colocó en la cabeza una corona de espinas como una tortura mas(34). De mano de Su propio pueblo, fue objeto de mofas y burlas, y padeció toda indignidad. “Vine a los míos”, dijo El, “y los míos no me recibieron”35. En lugar de un abrazo caluroso, recibió de ellos un rechazo cruel. Se le obligó a cargar Su propia cruz hasta el cerro del Calvario, en donde fue clavado en aquella cruz y padeció un dolor terrible.

Después dijo El: “Tengo sed”36. Para un médico, esa es una expresión significativa, porque sabemos que cuando un paciente entra en estado de choque (shock) por la perdida de sangre, si aún esta consciente, ese paciente invariablemente, con labios resecos y arrugados, pide agua.

Aunque el Padre y el Hijo sabían con anticipación lo que acontecería, la realidad trajo consigo una agonía indescriptible. “Y decía [Jesús], Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mi esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tu”37. Entonces Jesús cumplió la voluntad de Su Padre(38). Tres dias despues, precisamente como lo había profetizado, se levantó del sepulcro. Se convirtió en las primicias de la Resurrección. Había cumplido la Expiación, la cual daría inmortalidad y vida eterna a todo ser humano obediente. Todo lo que se desvió por causa de la Caída se corrigió con la Expiación.

El don de la inmortalidad que nos dio el Salvador es para todos los que han vivido, pero Su don de la vida eterna requiere el arrepentimiento y la obediencia a ciertas ordenanzas y convenios. Hay ordenanzas esenciales en el Evangelio que simbolizan la Expiación. El bautismo por inmersión es simbólico de la muerte, sepultura y resurrección del Redentor. El participar de la Santa Cena renueva los convenios bautismales y también renueva nuestro recuerdo del cuerpo quebrantado del Salvador y la sangre que derramó por nosotros. Las ordenanzas del templo simbolizan nuestra reconciliación con el Señor y sellan a las familias para siempre. La obediencia a los convenios sagrados hechos en el templo nos hace merecedores de la vida eterna: el don mas grande de Dios a la humanidad,(39) “el propósito y finalidad de nuestra existencia”40.

La Expiación Permitió Que Los Propósitos De La Creación Se Cumplieran

La Creación requería la Caída, la Caída la Expiación. La Expiación hace posible que se cumpla el propósito de la Creación. La vida eterna, hecha posible por medio de la Expiación, es el propósito supremo de la Creación. Para expresar esta declaración en forma negativa, diremos que, si las familias no se sellaran en los santos templos, toda la tierra seria totalmente asolada(41).

Los propósitos de la Creación, de la Caída y de la Expiación se centran en la obra sagrada que se realiza en los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. La tierra se creó y la Iglesia se restauró para hacer posible que una esposa se sellara a su esposo, los hijos a sus padres, las familias a sus progenitores, por los siglos de los siglos.

Esta es la gran obra de los últimos días en la que participamos, es por lo que tenemos misioneros y templos: para llevar las bendiciones plenas de la Expiación a los hijos fieles de Dios. Es por eso que respondemos a los llamamientos que nos hace el Señor. Cuando entendemos Su expiación voluntaria, cualquier sentimiento de sacrificio de nuestra parte queda totalmente opacado por un profundo sentimiento de gratitud, por el privilegio de servirle a El.

Como uno de los “testigos especiales del nombre de Cristo en todo el mundo”,42 testifico que El es el Hijo del Dios viviente. Jesús es el Cristo, nuestro Salvador y Redentor. Esta es Su Iglesia, restaurada para bendecir a los hijos de Dios y preparar al mundo para la segunda venida del Señor. Así lo testifico en el sagrado nombre de Jesucristo. Amen.

  1. Jacob 4:12.

  2. La relación que existe entre estos componentes se encuentra ligada en varios pasajes de las Escrituras, tales como

  3. Fueron creados como seres no mortales, o sea “sin mortalidad”, no estaban sujetos a la muerte.

  4. Véase Alma 12:21-23.

  5. 2 Nefi 2:23.

  6. Véase Génesis 1:28; Moisés 2:28.

  7. 2 Nefi 2:25.

  8. Debemos recordar que Dios perdonó la transgresión de Adán y Eva (véase Moisés 6:53).

  9. Tales como las plaquetas y las trombinas.

  10. Eliza R. Snow, “Oh mi Padre”, Himnos, 187.

  11. Moisés 5:5.

  12. Levítico 17:11.

  13. Véase Alma 42:8.

  14. 1 Corintios 15:22; véase también Mosíah 16:7-8.

  15. Véase 2 Nefi 2:7; véase también “Cristo, el Redentor, murió”, Himnos, 114.

  16. Véase Lucas 13:32.

  17. I Corintios 15:50-53.

  18. Idiomas como el español, portugués, francés, italiano y alemán.

  19. Incluso podríamos deducir que si una persona es merecedora de las bendiciones de la Expiación (mediante la obediencia a los principios y a las ordenanzas del Evangelio), Jesucristo “cubrirá” nuestras transgresiones pasadas ante el Padre.

  20. 2 Nefi 1:]5.

  21. Mormón 5:11; en Alma 5:33; 34:16 se encuentran ejemplos adicionales.

  22. Véase Levítico 5:18; 27:26.

  23. Véase Levítico 9:18.

  24. Véase Éxodo 12:46; Numeros 9:12.

  25. Véase Levítico 16:10.

  26. Véase Juan 19:31-33.

  27. Véase Romanos 5:11.

  28. Véase 2 Nefi 9:7; 25:16; Alma 34:10, 12, 14.

  29. Véase Hebreos 10:10.

  30. Véase Doctrina y Convenios 76:24; Moisés 1:33.

  31. Véase Juan 3:16.

  32. Doctrina y Convenios 18:11.

  33. Véase Lucas 22:44; Doctrina y Convenios 19:18.

  34. Véase Mateo 27:29; Marcos 15:17; Juan 19:2, 5.

  35. 3 Nefi 9:16; véase también Doctrina y Convenios 6:21; 10:57; 11:29; 39:3; 45:8; 133:66.

  36. Juan 19:28.

  37. Marcos 14:36. La palabra Abba es significativa ya que Ab significa “padre”; Abba es un derivado cariñoso y tierno de ese término. El equivalente mas cercano en español podría ser Papito.

  38. Siglos después, el Señor relato al profeta José Smith Sus recuerdos mas íntimos acerca de esa experiencia, la cual encontramos registrada en la sección 19 de Doctrina y Convenios.

  39. Véase Doctrina y Convenios 14:7.

  40. Bruce R. McConkie, The Promised Messiah (1978), pág. 568.

  41. Véase Doctrina y Convenios 2:3; 138:48.

  42. Doctrina y Convenios 107:23.