1990–1999
La orientación familiar: un servicio divino
Octubre 1997


La orientación familiar: un servicio divino

“¿ Podemos acaso … llegar hasta aquellos de los que somos responsables y traerlos a la mesa del Señor para deleitarse en Su palabra, así como para gozar de la compañía de Su espíritu?”

Esta ha sido una sesión de la conferencia caracterizada por la espiritualidad y se que ustedes y yo hemos sido edificados. Se ha declarado: “Donde esta el Presidente hay fortaleza; y el saber que el esta con nosotros y que esta presidiendo infunde fortaleza en toda la Iglesia” (1).

El presidente Hinckley ha tenido un programa exhaustivo el año pasado y ha dado su testimonio a miles de miembros y a otras personas en todas partes del mundo. Para muchos, la experiencia fue única, algo que nunca antes disfrutaron los miembros devotos de lugares lejanos con nombres difíciles de pronunciar; el agradece nuestras oraciones a su favor.

Además de tantas otras responsabilidades, el Presidente de la Iglesia recibe mucha correspondencia todos los días; recuerdo una de esas cartas y la comparto con ustedes. He cambiado el nombre del jovencito que escribe estas líneas, que dicen así:

“Estimado Presidente:

“Hola. Me llamo David Smith y vivo en un lugar donde los estorninos son muy malos; hacen nidos en el bote de mi abuelo y en todo el establo de papa y en todas partes. El abuelo y papa piensan que debo matarlos, pero mama opina que no. Se que la ley dice que esta bien matarlos, pero no le pido su opinión de cazador, sino de líder de la Iglesia

“Atentamente, David Smith

“P.D.: Un estornino es un ave negra que come los huevos de otras aves y hace otras cosas malas”.

Toda carta que llega se contesta. La respuesta, a esta en particular, la envió el Secretario de la Primera Presidencia, F. Michael Watson:

“Estimado David:

“Se me ha solicitado acusar recibo de tu carta del 30 de abril dirigida al Presidente de la Iglesia referida a los problemas que has tenido con los estorninos.

“La Iglesia no tiene una norma oficial en cuanto al asunto; la Primera Presidencia opina que tus padres deben decidir y brindarte la guía apropiada.

“Espero que esta información te sea de ayuda.

“Atentamente, F. Michael Watson”.

No le es posible al presidente Hinckley contestar personalmente cada carta, ni tampoco puede estar en todas partes; tampoco podemos aquellos que le ayudamos llegar a cada miembro de toda nación; sin embargo, por sabiduría del Señor se nos han dado pautas por las cuales los que poseemos el sacerdocio de Dios podemos servir, enseñar y testificar a las familias de la Iglesia. Sí, hablo de la orientación familiar.

Repasemos el consejo del Señor y de Sus Profetas con respecto a esta empresa vital.

El obispo de cada barrio de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días asigna a poseedores del sacerdocio como maestros orientadores con objeto de visitar cada mes las casas de los miembros. Van en pareja; con frecuencia un joven del Sacerdocio Aarónico acompaña a un adulto del Sacerdocio de Melquisedec.

El programa de la orientación familiar es una consecuencia de la revelación moderna y comisiona a los ordenados al sacerdocio a “… enseñar, exponer, exhortar, bautizar y velar por la Iglesia … y visitar la casa de todos los miembros, y exhortarlos a orar vocalmente, así como en secreto, y a cumplir con todos los deberes familiares … velar siempre por los miembros de la iglesia, y estar con ellos y fortalecerlos; y cuidar de que no haya iniquidad en la iglesia, ni aspereza entre uno y otro, ni mentiras, ni difamaciones, ni calumnias” (2).

El presidente David 0. McKay amonestó: “La orientación familiar es una de nuestras oportunidades mas urgentes y compensadoras para criar, inspirar, aconsejar y guiar a los hijos de nuestro Padre … Es un servicio divino, un llamamiento divino. Como maestros orientadores, es nuestro deber llevar el espíritu divino a cada hogar y corazón. El amor por la obra y el mejor esfuerzo por llevarla a cabo le brindaran un gran gozo, paz y satisfacción al maestro noble y dedicado de los hijos de Dios” (3).

En el Libro de Mormón leemos que Alma consagraba “a todos los sacerdotes y a todos los maestros de ellos; y nadie era consagrado a menos que fuera hombre justo. Por tanto, velaban por su pueblo, y lo sustentaban con cosas pertenecientes a la rectitud” (4).

Al cumplir con nuestras responsabilidades en la orientación familiar, seremos sabios si aprendemos a comprender los desafíos de los miembros de cada familia; además, una visita de orientación familiar tendrá mas probabilidad de éxito si se realiza una cita de antemano.

circunstancias económicas desfavorables. Cuando se otorgó el servicio, la familia Farmer había viajado a otra ciudad para ir a una reunión familiar.

Primero comparto con ustedes la carta que escribieron los maestros orientadores a la familia Farmer, la que la familia encontró pegada con cinta en la puerta del garaje cuando volvieron a casa, y comienza así: “Esperamos que hayan tenido una gran reunión de familia. Mientras ustedes estaban ausentes, nosotros, junto con mas o menos cincuenta de nuestros amigos, tuvimos una ‘gran fiesta en su casa’. Queremos agradecerles, desde lo profundo de nuestro corazón, los años de servicio desinteresado que ustedes dos nos han dado. Ustedes han sido como Cristo, ejemplos de servicio incansable hacia los demás; nunca podremos pagarles por ello y pensamos que seria bueno decirles gracias. Firmado: Sus maestros orientadores”.

cito ahora de la carta que me envió la hermana Mori Farmer:

“[ Después de haber leído la carta de nuestros maestros orientadores] entramos en la casa con grandes expectativas. Lo que encontramos nos sorprendió de tal manera que no pudimos decir palabra; me quede levantada toda la noche llorando debido a la generosidad de la gente de nuestro barrio.

“Nuestros maestros orientadores habían decidido que iban a reparar nuestras alfombras mientras estuviéramos ausentes; habían dejado los muebles en el patio de enfrente de casa mientras las alfombras se estiraban y se terminaban de colocar; un hombre del barrio se detuvo y preguntó que ocurría; luego regresó con pintura que valía cientos de dólares y dijo: ‘Podríamos aprovechar para pintar la casa mientras todo esta afuera’; otras personas vieron los autos en el frente y se detuvieron a ver que pasaba y, para cuando la semana finalizó, cincuenta personas habían estado ocupadas reparando, pintando, limpiando y cosiendo.5

“Nuestros amigos y los miembros del barrio habían reparado nuestras alfombras mal puestas, pintado toda la casa, reparado los hoyos de las paredes, habían aceitado y barnizado los armarios de la cocina, puesto cortinas en las tres ventanas de la cocina y de la sala familiar, habían lavado la ropa, limpiado todas las habitaciones de la casa y las alfombras, arreglado los pestillos rotos y muchas otras cosas mas. Tratando de hacer una lista de las cosas maravillosas que hicieron por nosotros, llenamos tres paginas; todo ello se llevo a cabo entre el miércoles y el domingo, día en que llegamos.6

“Casi toda persona con la que hablamos nos dijo, con lagrimas en los ojos, que experiencia espiritual había sido el participar en eso; nos hemos sentido en verdad humildes por la experiencia. Al contemplar nuestra casa, recordamos la gentileza y el gran sacrificio que hicieron al dar de su tiempo, de sus talentos y de su dinero a nuestra familia. Los maestros orientadores han sido verdaderos ángeles en nuestra vida; nunca los olvidaremos, ni nos olvidaremos de lo que hicieron por nosotros”.7

Otros ejemplos podrían citarse también.8 Sin embargo, me referiré a un ejemplo para describir que tipo de maestros orientadores debemos ser. “Hay un Maestro, cuya vida sobrepasa a todas las demás. El enseñó sobre la vida y la muerte, sobre el deber y el destino; vivió para servir y no pata ser servido; no para recibir, sino para dar; no para salvar Su vida, sino para sacrificarla por los demás. Describió un amor mas hermoso que la lujuria, una pobreza mas rica que el tesoro. Se dijo de este Maestro que El enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. En el mundo de hoy, cuando muchos hombres tienen avaricia de oro y de gloria y los dominan las filosofías de los hombres, recuerden que ese Maestro nunca escribió nada; sólo una vez, escribió sobre la arena y el viento destruyó para siempre Su escrito. Sus leyes no se inscribieron sobre la roca, sino en el corazón de los hombres” (9). Hablo del Maestro de maestros, Jesucristo, el Hijo de Dios, el Salvador y Redentor de la humanidad. El relato bíblico dice de El: “… anduvo haciendo bienes” (10). Con El como nuestro Guía y Ejemplo infalible, estaremos capacitados para recibir Su ayuda divina en nuestra orientación familiar. Se bendecirán las vidas; se consolaran los corazones; las almas se salvaran.

En el nombre de Jesucristo. Amen.

  1. Harold B. Lee, “Meeting the Needs of a Growing Church”, Improvement Era, junio de 1968, pág. 26.

  2. Doctrina y Convenios 20:42, 47, 5354.

  3. David O. McKay, prólogo del libro de instrucción de la orientación familiar: A Divine Service, 1963; citado por Ezra Taft Benson en “Para los maestros orientadores de la Iglesia”, Liahona, julio de 1987, págs. 48 49.

  4. Mosíah 23:17, 18.

  5. Ezra Taft Benson, “Para los maestros orientadores de la Iglesia”, Liahona, julio de 1987, pág. S0.

  6. Doctrina y Convenios 93:45.

  7. Efesios 2;19.

  8. Ezra Taft Benson, The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, pág. 225.

  9. Véase Thomas S. Monson, “Only a Teacher”, Improvement Era, junio de 1970, pág. 91.

  10. Hechos 10:38.