1990–1999
Reciban la verdad
Octubre 1997


Reciban la verdad

“Adquirir un conocimiento de El es primordial en nuestro aprendizaje terrenal. También es preciso que sintamos el vivo deseo de familiarizarnos con la doctrine del reino.”

En las Escrituras se hace constar: “Y si en esta vida una persona adquiere mas conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevara la ventaja en el mundo venidero” (D. y C. 130: 19).

Ll adquirir conocimiento es parte fundamental del eterno plan del Señor para Sus hijos. Para asegurarse de que hubiese medios al alcance de los que buscasen este conocimiento, el Señor ha mandado a Sus Profetas a lo largo de las etapas de la historia llevar un registro de Sus tratos con ellos. La primera familia terrenal, o sea, la familia de Adan, siguio las siguientes instrucciones:

“Entonces empezaron estos hombres a invocar el nombre del Señor, y el Señor los bendijo;

“y se llevaba un libro de memorias, en el cual se escribia en el lenguaje de Adan, porque a cllantos invocaban a Dios les era concedido escribir por el espíritu de inspiracidzn;

“Y poseyendo un lenguaje puro y sin mezcla, ensenaban a sus hijos a leer y a escribir” (Moisés 6:4-6).

Al estudiar el Antiguo y el Nuevo Testamento, el Libro de Morm&n y Doctrina y Convenios, hallamos reiteradas instrucciones de estudiar el Evangelio de nuestro Señor y Salvador. El Señor nos comprende perfectamente. El sahe que para convertirnos de verdad tenemos que comprender la forma en que El trata con Sus hijos aqui en la tierra. Adquirir un conocimiento de El es primordial en nuestro aprendizaje terrenal. También es preciso que sintamos el vivo deseo de familiarizarnos con las doctrinas del reino.

El presidente Spencer W. Kimball nos dio algunos preceptos referentes al conocimiento que debemos huscar y a la secuencia con la cual hacerlo. Valiendose de los ejemplos de Pedro y de Juan, enseño:

“Pedro y Juan tenían poca instruccion secular; se les calificaba de ignorantes. Pero los dos sabian las cosas importantes de la vida: que Dios vive y que el Señor crucificado y resucitado es el Hijo de Dios. Conocian el camino que conduce a la vida eterna, lo cual aprendieron en unas pocas decadas de su vicla terrenal. La rectitud de su vida les abrio las puertas a la divinidad y a la creacion de mundos

con aumento eterno. Para eso probablemente necesitarian, con el paso del tiempo, adquirir un conocimiento total de las ciencias Pero mientras que Pedro y Juan tuvieron sólo unas decadas en la tierra para aprender y realizar lo que es espiritual, ya han tenido diecinueve siglos para aprender lo que es secular, o sea, la geologia de la tierra, la zoologia, la fisiologia y la sicologia de las criaturas de este mundo. I a vida terrenal es la etapa para aprender primero de Dios y el

Evangelio, así como para efectuar las ordenanzas. Una vez que hayamos aprendido lo necesario para obtener la vida eterna, podremos adquirir mas conocimiento de las cosas seculares (President Kimball Speaks Out, 1981, pags. 90-92).

Basandome en esas explicaciones de un Profeta de Dios, quisiera hablarles a ustedes, la extraordinaria gente joven de la Iglesia, que todavía tienen toda una vida por delante.

La Iglesia ha reconocido desde sus inicios la necesidad de que ustedes tengan la oportunidad de adquirir el conocimiento mas basico que les hace falta para obtener la vida eterna.

A principios de la historia de la Iglesia, se establecieron escuelas de ensenanza primaria y secundaria. Se instituyó una universidad cuando la Iglesia se hallaba en Nauvoo. lres años después de que los santos llegaron a Utah, se abrió la Universidad de Deseret.

Al aumentar el numero de jóvenes SUD que llegaban a los planteles de instrucción secundaria, los lideres de la Iglesia vieron la necesidad de proporcionar cursos de estudio de religión para complementar los estudios seculares de ellos. En 1912, la Iglesia comenzó a construir edificios para seminario en tcrrenos de la Iglesia adyacentes a las escuelas de ensenanza secundaria donde los alumnos pudieran tomar clases diarias de religión.

Aprendemos sobre la dedicación que se brindó a este programa en sus comienzos al leer el diario personal de John M. Whitaker, que fue uno de los primeros instructores del programa de seminario. En abril de 1915, lo contrataron como instructor en el Seminario Granite con un a sueldo de US$1.500 al año. Al ha C cerse cargo de su nuevo puesto, con taba con muy poco material con el Ccual trabajar. En su diario, escribió: 1C

“Tuve que comenzar sin resena alguna; habia pensado mucho en diversos modos de abordar el problema que tenia por delante. Habia ensenado varios años en la Universidad de Deseret, y alli conocia bien el curso. Pero tener que disenar un nuevo curso de estudio teniendo en cuenta que hasta entonces solo se habia utilizado la Biblia, tener que satisfacer las necesidades de alumnos que ya tenían la edad para la ensenanza secundaria y que estaban acostumbrados a trabajar con estrictos cursos de estudio y estricta supervisión, y que tenían al alcance muchos materiales didacticos, tener que ensefiar a alumnos de la escuela secundaria a la que se les requerfa asistir para tomar una clase de religión a la que podrfan asistir si lo deseaban o no, y estudiar religión, una materia que no se aprobaba para estudiar entre semana, sino só1O el domingo, era una empresa demasiado grande para emprenderla solo. Por tanto, hice lo que he hecho siempre al enfrentarme a algo así: me dirigi humildemente a mi Padre Celestial en oración y con sencillez le hable de la dificultad que tenia y le pedi inspiración, gufa, sabiduria y valor para abordarla … La mayur parte del profesorado y de los alumnos de la Escuela Granite no me conocian, por lo que durante el verano pense muy detenidamente en la mejor forma de comenzar el curso”.

Se sintió entusiasmado ante la perspectiva del nuevo año escolar en el que ensenaria en la escuela secundaria Granite y esperó con anhelo que llegara el día de la matricula, que era el 3 de septiembre de 1915.

Acudió una multitud de alumnos, y una entrada que hizo en su diario personal describe el acontecimiento así: “Ha comenzado un periodo muy importante de mi vida, el cual, no me cabe duda, influira en el destino de miles de jóvenes de Sión si los planes que han madurado en mi mente florecen y dan fruto” (citado en Lyman Clarence I’ederson Jr., “John Mills Whitaker: Diarist, Educator, Churchman”, [tesis para la maestria, Universidad de Utah, 1960] pág. 167).

Anotó en su diario personal los sucesos que paso a paso llegaron a tener un exito enorme en la labor de sacar adelante ese programa a lo largo de los años. Son elocuentes las palabras del fallecido S. Dilworth Young, de los Setenta, que fue uno de los primeros alumnos de seminario del hermano Whitaker: “Si el élder A. Theodore Tuttle hubiese sido clarividente, habria visto en el año 1914 a un chico de catorce años y medio que ingresaba al primer seminario instituido por la Iglesia. Al otro lado de la calle de la escuela secundaria Granite se habia construido un edificio de una sola salaC, se habia contratado a un maestro y la escuela abrió sus puertas a los alumnos. Yo era aquel chico. Ayer falleció el tercer maestro de ese seminario especial. Ese maestro era John M. Whitaker.

“Quisiera rendir un breve homenaje al hermano Whitaker. El probablemente nunca supo la profunda influencia que produjo en mi cuando yo era muchacho al estudiar con gran aplicación hajo su magisterio y el de Guy C. Wilson, antes de el, los pormenores de la Biblia, del Libro f de Mormón y de Doctrina y Convenios. Al mirar hoy hacia el pasado, comprendo que allí fue donde obtuve mi primer conocimiento minucioso de los libros canónicos. Si tan só1O pudiera yo ejercer la influencia suficiente, haria que todo joven y toda joven de la Iglesia tuviese una experiencia similar bajo la dirección de un hombre de fe” (en “Conference Report”, abril de 1960, pág. 80).

El servicio que prestó John M. Whitaker es un ejemplo de los miles de instructores que a traves de los afios han dedicado su vida a forjar un testimonio en el alma de cientos de miles de jóvenes que han aprovechado la oportunidad de beneficiarse de las clases de seminario.

A fin de facilitar la ensenanza religiosa de los estudiantes que asisten a colegios universitarios y universidades que no son SUD, la Iglesia ha establecido institutos de religión adyacentes a los recintos universitarios, lo cual se inició en 1926. El exito de los seminarios y de los institutos redundó en que dichos programas se llevaran a muchisimas partes del mundo.

La Iglesia mide periódicamente el progreso de los programas de instituto. Durante el pasado año, un estudio sobre los institutos reveló lo siguiente: de los que se han graduado de instituto, el 96 por ciento ha recibido la investidura del templo; el 98 por ciento de los que recibieron la investidura se casaron en el templo; el 96 por ciento de los hombres graduados de instituto cumplieron una misión.

Se oye el testimonio de alumnos de seminario por todo el mundo. Escuchen lo que dice una pagina de un diario personal proveniente de Rusia:

“La de hoy ha sido la mañana mas feliz de este año, porque ha sido el primer día del seminario matutino.

“El seminario matutino diario se originó así: Recuerdo una lección que ensenaron nuestros maestros del SEI en la que se mencionaba el programa diario de seminario en los Estados Unidos y en Europa, lo cual no pude apartar de mi mente. Senti el poder del Espíritu Santo que me inculcó la idea de que debiamos tener el seminario aqui. Entonces sentf que el Señor lo concede todo para esta obra: posibilidades, fortaleza y ayuda. Sólo tenemos que tener una buena disposición para aceptar una dadiva como esa.

“Después de esa reunión senti una gran inspiración. Algunas madres de familia se atemorizaron un poco ante la idea por motivo de que los hijos tendrian que levantarse muy temprano por la mañana y de por si el trabajo escolar es muy recargado; y algunos, después de este año escolar, ingresaran a planteles educacionales superiores. Pero los padres de familia que poseen el sacerdocio me dieron su apoyo total al aducir que el estudio diario de las Escrituras es muy necesario para los jóvenes, que les ensenara la disciplina y ademas les ayudara a obtener el Espíritu Santo, el que durante el día y al recibir las lecciones escolares les ayudara a resistir las tentaciones de Satanás” (comentarios de maestros de seminario matutino de Vyborg, Rusia, otono de 1996).

Ese testimonio y muchisimos mas que hemos recibido de los cuatro cabos de la tierra nos hacen captar el espíritu de esos dos extraordinarios programas. Estos les ofrecen a ustedes, jóvenes, un camino especial que los llevara a la vida eterna, que es el mayor de todos los dones que Dios ha dado a Sus hijos.

El presidente Gordon B. Hinckley ha dicho lo siguiente con respecto a los programas de seminario e instituto:

“No desperdicien ninguna oportunidad de adquirir un entendimiento mas profundo del Evangelio. Con este fin, los programas de seminarios e institutos constituyen una fuente invalorable; participen en ellos” (vease “Tres asuntos vitales”, Liahona, julio de 1982, pág. 88).

“El programa educativo de la Iglesia sigue adelante. La obra de ensenar a los alumnos en el programa de seminarios e institutos aumenta constantemente … Exhortamos a todos los que puedan a hacer uso del programa. No dudamos en pl Imeterles que su conocimiento del Evangelio aumentara, su fe se fortalecera y estableceran maravillosas amistades …” (vease “Un milagro hecho posible por la fe”, Liahona, julio de 1984, pág. 85).

Quisiera anadir mi testimonio al de nuestro gran Profeta lider. Conozco el poder que proviene de la asociación con los programas de seminario e instituto. Estos han robustecido mi vida y se que haran lo mismo para ustedes: les pondra un escudo de proteccion a su alrededor para mantenerlos libres de las tentaciones y de las pruebas del mundo. Es una gran bendición tener un conocimiento del Evangelio. Y se que no hay un lugar mejor en donde los jóvenes de la Iglesia puedan adquirir un conocimiento especial de las cosas sagradas que en los programas de instituto y de seminario de la Iglesia.

Hace muchos años tuve el privilegio de enseilar el seminario matutino. La clase se realizaba desde las 6:30 hasta las 7:30 de la mañana todos los dias escolares. Durante dos afios, vi a adormilados alumnos llegar a tropezones a la clase desafiando al instructor a despertarlos. Se ofrecia una oracion y se daba un pensamiento espiritual, y vefa despertar las mentes inteligentes deseosas de aumentar su conocimiento de las Escrituras. La parte mas difícil de la clase era terminar la lección a tiempo para que los alumnos acudiesen a sus clases regulares de la escuela secundaria. A medida que avanzaba el año escolar, observaba que cada uno de los alumnos iba adquiriendo mas confianza, así como mas estrechas amistades y un creciente testimonio del Evangelio.

Hace unos pocos ahos, me encontraba en un supermercado en una ciudad que se encuentra cerca de aquf cuando of que alguien me llamaba por mi nombre. Al volverme, me saludaron dos de mis ex alumnos de seminario. Eran marido y mujer, y me presentaron a sus cuatro hermosos hijos. Mientras charlabamos, me asombró enterarme del numero de companeros de seminario con los que todavía mantenian contacto, aun después de todos esos años. Aquello tue una evidencia del vinculo de afecto especial que se habia creado en esa clase de seminario matutino. Tras despedirnos, acudio a mi mente un pasaje de las Escrituras: “… os llamare amigos, porque sois mis amigos, y tendreis una herencia conmigo” (D. y C. 93:45). Adquirimos una fortaleza especial los unos de los otros cuando nos relacionamos especialmente en un medio que tenga que ver con el Evangelio.

Proyecten llevar a cabo los cuatro años completos de seminario. Ustedes saben que el instituto esta dispenible para todos los que sean estudiantes y para los que no lo se an y que tengan de 18 a 30 años de edad. bSe han inscrito? Si no lo han hecho, los invito a aprovechar esta magnifica oportunidad. Y a ustedes, los que están inscritos, les digo: estudien con diligencia para aprender el Evangelio. Les prometo que la base que obtendran en estos dos excelentes programas sera una bendición para ustedes a lo largo de toda su vida. Este es mi testimonio a ustedes en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amen.