2005
El don del Espíritu Santo
agosto de 2005


Tiempo para compartir

El don del Espíritu Santo

“y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5).

¿Qué sucede cuando cumples ocho años de edad? ¡Así es! Te puedes bautizar. Algo muy especial del día de tu bautismo, o del día después de él, es ser confirmado miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Por medio de esa ordenanza se te concede el don del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es el tercer miembro de la Trinidad y, a diferencia de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo, no tiene un cuerpo de carne y huesos (véase D. y C. 130:22). El Espíritu Santo es un personaje de espíritu que le hablará “a tu mente y a tu corazón” (D. y C. 8:2) y te mostrará “las cosas que [debes] hacer” (2 Nefi 32:5).

El Espíritu Santo te ayudará a guardar tu convenio bautismal y te guiará a escoger lo justo. Él da testimonio de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo (véase 3 Nefi 28:11). El Espíritu Santo puede darte consuelo y guía para alejarte del peligro.

Cuando te bautizas y cuando tomas la Santa Cena, prometes tomar sobre ti el nombre de Jesucristo, recordarle siempre y guardar Sus mandamientos. Después, nuestro Padre Celestial promete que siempre tendrás el Espíritu Santo contigo (véase D. y C. 20:77).

Sabrás que el Espíritu Santo está contigo por la forma en que te sientas. El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) enseñó: “Cuando hacen lo correcto, se sienten bien, y ése es el Espíritu Santo que les habla” (“A los niños de la Iglesia”, Liahona, julio de 1989, pág. 97).

En verdad, el Espíritu Santo, al que también se le llama el Espíritu, es un don maravilloso de un amoroso Padre Celestial.

Dones del Espíritu Santo

Utiliza estas etiquetas para regalo a fin de que te recuerden el don del Espíritu Santo. Decora una caja o bolsa de papel como si fuera un regalo. Pega la página A4 en cartulina gruesa; recorta las etiquetas para regalo y después colócalas en la caja o bolsa. Cada día de la semana, escoge una etiqueta, busca el pasaje de las Escrituras y llena los espacios.

Ideas para el Tiempo para compartir

1. Coloque la lámina 602 (El don del Espíritu Santo), del juego de láminas Las Bellas Artes del Evangelio, en una caja envuelta o en una bolsa para regalo. En tiras de papel escriba las siguientes pistas: “No se me compra con dinero”, “Hablo con un silbo dulce y apacible”, “Enseño la verdad”, “Soy un guía”, “Brindo consuelo”, “Testifico de Jesucristo”, “Soy uno de los miembros de la Trinidad”. Coloque las pistas en un recipiente. Pida a la pianista que toque música a medida que los niños se vayan pasando el recipiente. Detenga la música; luego, pida a uno de los niños que lea una de las pistas y trate de adivinar qué es el regalo que está en la caja. Explique que tal vez necesiten varias pistas, y sigan adelante. Ponga a la vista todas las pistas y repásenlas a fin de ayudar a los niños a entender lo que hace el Espíritu Santo. Abra la caja con el regalo, ponga la lámina a la vista de todos y pregunte: “¿Qué pasos damos a fin de recibir el don del Espíritu Santo?”. Repase Los Artículos de Fe 4.

2. En la pizarra, escriba las partes de las oraciones de la Santa Cena (véase D. y C. 20:77, 79) en las que se explica el convenio que hacemos: (1) “dispuestos a tomar sobre sí el nombre de tu Hijo”, (2) “recordarle siempre” y (3) “guardar sus mandamientos que él les ha dado”. Divida los niños en tres grupos y asigne a cada grupo una línea para que la aprenda de memoria. Sostenga en alto uno, dos o tres dedos para indicar a los grupos que se pongan de pie y reciten su línea. Después de hacer dos o tres recitaciones, hágalos cambiar de partes. Luego, empiece a borrar palabras de la pizarra. Repitan las partes hasta que las aprendan de memoria. Explique que, si nosotros guardamos nuestra parte del convenio, “siempre [tendremos] su Espíritu [con nosotros]”. De antemano, invite a cuatro adultos a presentar relatos de las Escrituras o relatos personales sobre la influencia del Espíritu Santo. Coloque a los presentadores en puestos o estaciones diferentes de la habitación; divida los niños en cuatro grupos e invítelos a avanzar de estación en estación para aprender en cuanto al Espíritu Santo.