2011
Aprende, actúa y comparte
Septiembre de 2011


Sección especial sobre Mi Deber a Dios

Aprende, actúa y comparte

Tres palabras te dan la clave para cumplir tu deber a Dios.

A Helamán Ayala le encanta el ninjutsu (un arte marcial japonés). Este presbítero del Barrio Hacienda, Estaca Tecamac, Ciudad de México, ha pasado mucho tiempo practicando lo que ha aprendido. Con frecuencia, sus amigos le piden que les muestre diferentes técnicas.

También le encanta la música y ha tomado algunas clases de guitarra. “Pero no tengo mucho tiempo para practicar”, dice. “Así que no he progresado mucho; y no puedo compartirlo mucho con los demás”.

Helamán entiende la importancia de practicar lo que uno aprende y luego compartirlo. “No se puede sólo saber; hay que hacer”, dice él. “Podemos aprender cosas, pero si no se ponen en práctica, no nos servirán de nada; y el compartir es esencial para ayudarnos a estar seguros de que lo hemos aprendido”.

Eso es lo que le gusta del nuevo Mi Deber a Dios. “Me gusta la idea que dice ‘aprende, actúa y comparte’”, dice él. “Me ha ayudado mucho. Saber más y aplicar lo que he aprendido ha fortalecido mi testimonio”.

Él utiliza el plan de salvación como ejemplo. Es una doctrina que ha oído muchas veces. “Pero al estudiarla por mí mismo, vi el amor que nuestro Padre Celestial tiene por nosotros. El Espíritu Santo penetró mi corazón y sentí en mi interior que es verdad. Llegué a sentir el amor que Él tiene por mí, tanto que envió a Su Hijo”.

Al fijarse metas y trabajar en su Deber a Dios, Helamán agradece el apoyo que recibe de sus padres. “Mis padres me animan, me ayudan a recordar cuando me olvido y me preguntan si he establecido mis metas”, dice él.

Su padre, que es el obispo del barrio, pasa tiempo ayudándolo. “Él me ayuda a entender cosas que no entiendo”, dice Helamán. “Mi padre y mi madre me apoyan mucho en ese sentido”.

Helamán dice que las metas que Mi Deber a Dios pide a los hombres jóvenes que establezcan son para su propio bien. Mi Deber a Dios ha fortalecido su fe y lo ha ayudado a resistir la tentación. También lo ha ayudado a prepararse para el futuro. “El libro te ayuda a prepararte para recibir el Sacerdocio de Melquisedec y te enseña muchas de las cosas que necesitarás como misionero”.

Del mismo modo que ha progresado con el ninjutsu al fijar metas para aprender, actuar sobre lo que ha aprendido y compartirlo con los demás, Helamán sabe que “para progresar en la vida, tenemos que fijar metas y mirar hacia el futuro”.

Utilizando Mi Deber a Dios, y con la ayuda de sus padres, Helamán ha hecho un buen comienzo.

Fotografías por Adam C. Olson.