Historia de la Iglesia
Encontrar el poder para resistir


“Encontrar el poder para resistir”, Historias mundiales: Haití, 2019

“Encontrar el poder para resistir”, Historias mundiales: Haití

Encontrar el poder para resistir

Rousseline Buissereth, de diecisiete años, quería saber la verdad: los jóvenes de traje que contactaban con las personas en Delmas ¿trabajaban en realidad para el FBI o la CIA? Un día, a finales de la década de 1990, ella y sus hermanas, Rousselene y Rousselande, los pararon y les preguntaron si los rumores eran ciertos. Los jóvenes, que eran misioneros Santos de los Últimos Días, sonrieron e invitaron a las hermanas a ir a la Iglesia, y les dijeron que fueran y vieran por sí mismas.

Ese domingo, en la Iglesia, Rousseline se sintió intrigada por los testimonios que escuchó y comenzó a recibir las lecciones misionales y a leer el Libro de Mormón. Sin embargo, cuando ella y sus hermanas se interesaron más por la Iglesia, su padre, Emmanuel, se opuso. Él y su esposa, Lomaine, habían hecho grandes sacrificios para enviar a sus hijas a una escuela católica y no él podía entender por qué investigaban otra religión. “Mis hijas tienen una Biblia”, les dijo a los misioneros. “No necesitan más Biblias”.

A Rousseline le impactaron las similitudes entre las palabras de su padre y un pasaje que acababa de leer en el Libro de Mormón (véase 2 Nefi 29:3). “Papá estaba cumpliendo una profecía”, le dijo a su madre. Cuando Emmanuel prohibió que los misioneros regresaran, las hermanas continuaron recibiendo lecciones en el centro de reuniones local. En 1999, con la bendición de su madre, pero sin que su padre lo supiera, fueron bautizadas.

Cuando Emmanuel se enteró de su decisión, les prohibió asistir a la Iglesia y redujo el apoyo económico que les prestaba. “Fue nuestra época de prueba”, recordaba Rousseline. Ella acudió al Libro de Mormón en busca de consuelo, comparando sus experiencias con el pueblo de Alma cuando fueron oprimidos en el desierto (véase Mosíah 24). “Resistimos”, señaló Rousseline, “gracias al poder de las Escrituras”. Con el tiempo, su padre cedió y ellas regresaron a la Iglesia.

Al final, las tres hermanas sirvieron en misiones. A medida que vivían su fe, el corazón de Emmanuel se ablandó y permitió que sus hijos más pequeños fueran bautizados. En 2007, él y Lomaine también fueron bautizados. Después de sus misiones, Rousseline y Rousselene asistieron a la universidad en Utah, EE. UU., mientras que Rousselande estudió en una universidad cerca de su casa en Haití.

En enero de 2010, cuando Rousselene se casó en el Templo de Salt Lake, Emmanuel y Lomaine volaron a Utah para asistir. Sin embargo, apenas unas horas después de que Emmanuel llegara a casa, un enorme terremoto sacudió Haití, arrasó Delmas y derrumbó el edificio donde Rousselande estudiaba. Atrapada entre los escombros, ella oró para que Dios la rescatara. Finalmente, después de dieciocho horas, dos hombres que habían estado buscando supervivientes en la zona sintieron la impresión de buscar entre los escombros una vez más y la encontraron.

“[Fue] un milagro”, dijo Rousselene. “Sé que Dios está velando”. Aunque los Buissereth y otros haitianos continuaron pasando por pruebas después del terremoto, ella reconoció que la mano de Dios cuidaba de los supervivientes y consolaba a los afligidos. Desde entonces, la familia Buissereth ha seguido resistiendo las pruebas de la vida, entre ellas, la batalla de su madre contra el cáncer que se prolongó durante años. “Resistir las pruebas solo es posible cuando nos humillamos y acudimos al Señor Jesucristo en busca de consuelo y guía”, testificó Rousselene.