2003
Luz en una tierra de misterio
julio de 2003


Luz en una tierra de misterio

La luz del Evangelio aumenta en Nepal gracias a los jóvenes que han aceptado su papel de pioneros.

Para la mayoría del mundo, Nepal es una tierra de misterio. Es posible que nos cueste encontrarla en el mapa, escondida como está entre el Tibet chino e India. Nepal es una tierra de amabilidad, belleza y colores vibrantes. Es la tierra del Sagarmatha, nombre con el que comúnmente se conoce al monte Everest.

Es una tierra de hinduismo y budismo, donde todo lo que se adora —rocas, árboles, estatuas de piedra de múltiples brazos— está impregnado de un polvillo rojizo y desgastado por el constante frotamiento. El frotar esos objetos con este polvillo es una forma de respeto y durante este acto, los nepalíes oran al dios representado por la roca o el árbol. El saludo nepalí namaste significa: “Me inclino ante el dios que llevas en tu interior”.

Bajo las terrazas de los bancales de arroz, en medio de la abarrotada capital, Katmandú, hay una pequeña rama de la Iglesia. En un país en el que no se permite a los misioneros hacer proselitismo, esta rama de 50 miembros activos está prosperando. Gran parte del éxito se debe a los jóvenes que se han convertido en pioneros de la Iglesia y del cristianismo en Nepal.

¿Cómo han tenido tanto éxito con una media de 12 bautismos anuales cuando no hay misioneros de tiempo completo para predicar el Evangelio? Una vez convertidos, los nepalíes pueden enseñarse unos a otros, y estos jóvenes no han tenido miedo de hablar acerca de su nueva fe.

Hermanas y amigas

Si le preguntan a Manita Maharjan, de 13 años, sobre la Iglesia, les contará su relato con mucha alegría y en un hermoso inglés. Cuando tenía siete años, vivía cerca de dos amigas, las hermanas Usha y Sabita Thapa, miembros de la Iglesia, que la llevaban a la iglesia con regularidad. Manita dice que siempre se sentía feliz al estar allí. “Recibía mucho amor de los miembros de la rama cuando era pequeña”, dice. “Al crecer aprendí a tocar el piano, dirigir la música y compartir mis talentos; aprendí a orar y estudiar el Evangelio. Doy gracias a Usha y a Sabita por traerme a este mundo feliz”. Manita se ha convertido en la estudiante más sobresaliente de su clase y suele llevar a la Iglesia a compañeros de escuela.

Ese mismo amor no tardó en traer a otra jovencita al Evangelio. Monika Gurung, que ahora tiene 14 años, también recibió la influencia de las hermanas Thapa. Su familia ya era cristiana, pero dice que se sintió tan feliz cuando se unió a la Iglesia. “Aquí todos me aman, y yo les amo a ellos”, dice. “Aún soy la única miembro de mi familia, pero traigo a mis hermanitos cada día de reposo”. (En Nepal, el día de reposo es el sábado.)

Monika es también una de las alumnas más sobresalientes de su clase, donde se le permitió discursar sobre la Iglesia y el Libro de Mormón. Esto no es común en las escuelas, pero a Monika se le concedió hacer su presentación por ser una alumna tan buena.

Para demostrar su amor por su cultura, Monika y Manita representan bailes tradicionales de Nepal con trajes típicos y gracia y destreza profesionales.

Verdadera dedicación

Al día siguiente del bautismo de Veswengal Gharti Chhetri (conocido como G.C.) un partido político de Nepal organizó una bund (huelga), a consecuencia de la cual no se permitió el paso de vehículos por las carreteras. Pero G.C., que vive a una distancia considerable de donde se reúne la rama, sabía que los miembros contaban con él para estar presente en las reuniones y ser confirmado. Caminó dos horas y media por carreteras que, sin tráfico vehicular, ahora estaban abarrotadas de personas y animales.

La primera vez que escuchó sobre la Iglesia fue en la escuela donde ejerce como maestro al oír a un joven maestro Santo de los Últimos Días hablar con el director sobre el Evangelio. Se acercó rápidamente a Armes Shrestha y empezó a hacerle preguntas. Ahora, de 21 años de edad, y con sólo unos meses como miembro de la Iglesia, ha sido llamado a servir como presidente de los Hombre Jóvenes. Él dice: “La Iglesia resultó ser algo más de lo que me esperaba”. Le encantan los conceptos del matrimonio eterno, el albedrío, la Palabra de Sabiduría y el plan de salvación. Sus talentos son la calidez de su personalidad y su gran amor por la gente, algo que encajó a la perfección con su segundo llamamiento como misionero de rama. Cuando se le pregunta por qué le gusta enseñar el Evangelio, dice: “No es bueno tener algo tan delicioso y no compartirlo”.

El amor parece ser la clave del crecimiento de la rama en Katmandú.

Para alcanzar nuevas alturas

Al igual que las escarpadas montañas del Himalaya en el norte, que son geológicamente jóvenes y sufren los cambios constantes de la naturaleza, la vida de estos jóvenes está cambiando con el Evangelio. Suman Shilpakar, de 16 años, dice que la Iglesia ha establecido una gran diferencia en su vida. Ya no se siente tímido ni inseguro, y sabe que en las Escrituras se encuentra la respuesta a las preguntas que tiene sobre la vida.

Preeti Khadgi dice que tiene un corazón más bondadoso y le gusta hablar más con la gente desde que es miembro de la Iglesia. Ella es una de las pocas personas cuya familia entera se ha unido a la Iglesia, empezando por su padre, el primer nepalí bautizado en Nepal y que ahora es el presidente de la rama.

Antes de unirse a la Iglesia, la madre de Preeti tuvo un sueño en el que encontraba una forma de “hacer que todos sus hijos fueran buenos hijos”. Los Khadgi creen que la Iglesia está cumpliendo ese sueño. Patrik, hermano de Preeti, se halla sirviendo en la Misión India Bangalore.

En Nepal, los escolares deben pasar exámenes en su décimo año de estudios para seguir en la escuela. Si salen mal en dichos exámenes, no pueden continuar su educación. “Uno de mis profesores”, dice Preeti, “quería que en el día de reposo fuera a una sesión de estudio para el examen; le expliqué que no podía porque tenía que ir a la iglesia”.

“¿Tienes que hacerlo?”, preguntó.

“Sí”, respondió Preeti. “Tengo una asignación de enseñanza”. Ella aprobó la “puerta de hierro”, como ella llama a esos exámenes tan rigurosos. “Oré para que mi Padre Celestial me ayudara a recordar todo lo que había aprendido”, dice.

Un reto cotidiano

Tomar cada mañana té con leche es una tradición profundamente arraigada en las familias nepalíes. En cada hogar, en cada pequeña tienda de cada callejuela hay hornillos donde se prepara té, por lo que empezar a obedecer la Palabra de Sabiduría ha sido difícil para muchos de estos jóvenes conversos.

Cuando el hermano mayor de Deepak Shrestha, el primer misionero procedente de Nepal, le dijo que la Iglesia era lo más grandioso del mundo, Deepak cobró interés, y su hermano lo retó a vivir la Palabra de Sabiduría. No tardó en captar la sabiduría de ese consejo porque “afecta al futuro”. El resultado de la decisión de Deepak ha sido el inicio de su testimonio del Evangelio, firme y en continuo crecimiento.

La esperanzas de tener el Libro de Mormón en nepalí

Bikki Sahi, de 17 años, se ha bautizado recientemente y, al igual que muchos otros jóvenes Santos de los Últimos Días de aquí, es el único miembro de la Iglesia de su familia. Él está convencido de que ha escogido “el camino correcto”. Bikki tiene un nuevo, aunque hermoso, testimonio que compartir. “La primera vez que fui a la Iglesia, sentí paz en mi corazón”, dice. “También sentí que las tensiones y la tristeza se alejaban. Los hermanos y las hermanas me mostraron su amor y me enseñaron sobre Jesucristo y el Libro de Mormón. La obediencia a los mandamientos me ayudó a mejorar mis hábitos y me sentí bien. Sé que Jesús es el Cristo y que el Libro de Mormón es verdadero”.

Lo único que lamentan estos jóvenes es no tener el Libro de Mormón en nepalí, ya que a aquellos que no hablan inglés bien les cuesta estudiar el Evangelio. Deben aceptarlo sólo por la fe y aprender lo que puedan en las clases; aun para los que hablan inglés con fluidez les es difícil.

Aunque carecen del Libro de Mormón en nepalí, estos jóvenes llenan sus vidas con la escuela, la Iglesia y las actividades culturales; cantan, representan bailes típicos de Nepal y tocan el piano; juegan a los bolos, y practican escalada, y han probado el golf y los ejercicios de tae-bo. Realizan proyectos de servicio y disfrutan de sus amigos tanto dentro como fuera de la Iglesia. En resumen, enfrentan la vida con entusiasmo.

En medio de las increíbles montañas y valles de Nepal retumba una voz clara, joven, vibrante y repleta de fe. Estos adolescentes son pioneros en el verdadero sentido de la palabra. Están haciendo avanzar el Evangelio en su tierra natal, y estos jóvenes conversos, mediante su amor, seguirán llevando a más gente al Evangelio, hasta que llegue el día en que ese país abra sus puertas y reciba a los misioneros.

Namaste.

Lynne S. Topham sirve con su esposo, W. Sanford Topham, en la Misión India Bangalore. Ambos pertenecen al Barrio Parowan 4, Estaca Parowan, Utah.