2009
Cómo mejorar su estudio de Doctrina y Convenios
Jan. 2009


Cómo mejorar su estudio de Doctrina y Convenios

Este año, cada uno de nosotros tendrá la maravillosa oportunidad de recibir las grandes bendiciones que vienen como resultado del estudio de Doctrina y Convenios, un libro de revelaciones maravilloso que fue escrito en nuestros días y para nuestra época.

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Daniel K Judd
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A. Roger Merrill
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William D. Oswald

A. Roger Merrill (centro), presidente; Daniel K Judd (izquierda), primer consejero; y William D. Oswald, segundo consejero.

En ocasiones se ha hablado del libro de Doctrina y Convenios como el manual del Señor sobre la Restauración, ya que en él se encuentra “la tierna pero firme voz del Señor Jesucristo, que habla de nuevo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos”1.

Muchos miembros ya han comenzado a sentir un gran amor por este libro. Una hermana dijo lo siguiente: “Las revelaciones que se encuentran en el libro de Doctrina y Convenios y que se han dado a personas en particular son útiles; siento que puedo aplicarlas a mi vida”. Otra hermana hizo este comentario: “Dado que no es tan antiguo, el libro de Doctrina y Convenios me ayuda a identificarme con situaciones a las que hago frente”. Un hermano dijo: “Me gusta el libro de Doctrina y Convenios porque me ayuda a entender el sacerdocio”.

Damos testimonio de que en el libro de Doctrina y Convenios se encuentra realmente la voz del Señor para nuestra época y para cada uno de los hijos de Dios y de que aquellos que lo estudien recibirán grandes bendiciones. También damos cuatro sugerencias para lograr que el estudio de este año sea una experiencia gratificante y sugerimos algunas formas en que la Escuela Dominical puede servir de ayuda.

Lean el libro de tapa a tapa

La guía Doctrina y Convenios y la Historia de la Iglesia: Guía para el miembro de la clase insta a los miembros a “leer Doctrina y Convenios… desde el principio al fin”2 durante el transcurso del año 2009, y también a cumplir con las asignaciones de lectura, las cuales se han ordenado por temas.

El estudiar de esta manera nos ayuda a entender el contexto de las secciones que se habrán de estudiar y las secciones propiamente dichas. También nos prepara para participar en análisis profundos durante la clase de Escuela Dominical, los cuales, a su vez, nos proporcionarán comprensión e inspiración adicionales para que nos valgamos de ellas en nuestra vida personal y familiar.

Durante su estudio diario de las Escrituras, le puede resultar útil apartar uno o dos días de cada semana para leer específicamente lo que se tratará en clase y, luego, seguir con su lectura de Doctrina y Convenios de principio a fin.

Lean con preguntas en mente

El hermano Renzo Molly Barrios Matías, de Guatemala, aprendió acerca de lo beneficioso que es usar el estudio de las Escrituras como medio para recibir revelación personal para su propia vida.

Él dice: “Después de que el huracán Mitch pasó por Centroamérica en 2001 y dejó todo en ruinas, me hacía muchas preguntas. En busca de respuestas, me dirigí a un amigo a quien respeto mucho. Él me dijo: ‘Lee las Escrituras. En ellas encontrarás las mejores respuestas a tus preguntas’.

“Eso ocasionó un cambio radical en mi vida”, dice el hermano Matías. “Después de estudiar las Escrituras por algún tiempo, comencé a encontrar respuestas a mis preguntas. Llegué a darme cuenta de que mi vida sí tenía sentido. Fue en ese momento en que tomé la decisión de servir en una misión de tiempo completo”.

Poco después, el élder Matías se encontraba sirviendo en la Misión Honduras Tegucigalpa, donde ayudaba a otras personas a descubrir el poder que tiene el estudio de las Escrituras.

El leer teniendo preguntas específicas en mente nos ayuda a recibir inspiración y dirección del Señor para las dificultades por las que pasemos y las oportunidades que se nos presenten. Puede ser útil escribir las preguntas en un papel a fin de incluirlas con espíritu de oración en el estudio de las Escrituras. A medida que reciba respuestas, puede sentirse inspirado a compartir en la clase de la Escuela Dominical el entendimiento que haya obtenido. El espíritu de los integrantes de la clase se eleva cuando se escuchan unos a otros testificar de manera apropiada acerca de la forma en que el Señor usa las Escrituras para brindar guía e inspiración personales.

Busquen relaciones, modelos recurrentes y temas

El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, ha sugerido que, siempre que estudiemos las Escrituras, busquemos relaciones, modelos recurrentes y temas3.

Un ejemplo de relaciones que se encuentra en el libro de Doctrina y Convenios es la conexión que existe entre nuestra obediencia y las bendiciones prometidas. “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis” (D. y C. 82:10). Nuestro estudio de las Escrituras es más relevante a partir del momento en que descubrimos esta relación y tomamos la determinación de actuar de acuerdo con lo que el Señor nos ha mandado hacer.

Entretejido en la naturaleza misma del libro de Doctrina y Convenios hay un modelo recurrente. Como se indica en la introducción: “Estas revelaciones sagradas se recibieron como respuesta a la oración, en épocas de necesidad, y surgieron de situaciones reales de la vida, vividas por personas también reales”4. Las revelaciones son personales y dan respuesta a preguntas específicas con respecto a cosas que el Padre Celestial sabía que serían “de mayor valor” (D. y C. 15:6; 16:6) para cada persona5. El buscar y recibir revelación personal es uno de los modelos que podemos seguir en nuestra propia vida.

Uno de los temas más recurrentes en todas las Escrituras es “Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros; buscadme diligentemente, y me hallaréis; pedid, y recibiréis; llamad, y se os abrirá” (D. y C. 88:63). Temas como éste nos dan el ánimo que necesitamos para aceptar mayor responsabilidad en cuanto a nuestro aprendizaje mientras leemos las palabras de Dios y meditamos en ellas.

A pesar de que el libro de Doctrina y Convenios no siempre se puede leer como si fuera una historia, entrelazados en él se encuentran las relaciones, los modelos recurrentes y los temas. Una de las bendiciones que resultan del analizar juntos las Escrituras en la Escuela Dominical consiste en ser más conscientes de este conocimiento al compartirlo con otras personas y al escuchar las observaciones de ellas.

Procuren ser edificados y regocijarse juntamente

El Señor ha dicho que, cuando los miembros de la Iglesia aprenden y se enseñan los unos a los otros mediante el Espíritu, “ambos son edificados y se regocijan juntamente” (D. y C. 50:22). La enseñanza convincente del Evangelio y el aprendizaje inspirado tienen lugar cuando los maestros y los alumnos comprenden que el verdadero maestro en cualquier clase de la Iglesia es el Espíritu Santo y que la participación en clase invita al Espíritu a testificar.

En la capacitación mundial sobre la enseñanza y el aprendizaje que tuvo lugar en febrero de 2007, el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, nos invitó a asumir una responsabilidad mayor por el aprendizaje del Evangelio. Luego, mostró cómo los maestros inspirados pueden invitar a los alumnos a ser participantes activos, en vez de pasivos, en los análisis que se llevan a cabo durante las clases.

El élder Holland dijo: “Si ayudamos al alumno a asumir la responsabilidad por el aprendizaje, y si testificamos de las verdades que hemos enseñado, Dios confirmará en nuestro corazón y en el de nuestros alumnos el mensaje del Evangelio de Jesucristo”6.

Si los alumnos estudian con espíritu de oración durante la semana y luego leen juntos las Escrituras y comparten lo que hayan comprendido, el Espíritu Santo testificará y llevará “al corazón” (2 Nefi 33:1) de cada miembro de la clase específicamente aquello que deba saber y hacer (véase 2 Nefi 32:3–5).

Una invitación personal

A medida que estudiemos y aprendamos del libro de Doctrina y Convenios este año, nuestra fe en el Padre Celestial y en Jesucristo se fortalecerá y nuestro testimonio de que José Smith es el profeta de Dios de la Restauración aumentará. El Señor abrirá los ojos de nuestro entendimiento y las Escrituras se convertirán en una parte mucho más importante de nuestra vida7.

Al comenzar este nuevo año, los invitamos a unirse a nosotros a medida que, con gozo, “escudriñ[amos] estos mandamientos [del libro de Doctrina y Convenios] porque son verdaderos y fidedignos, y las profecías y promesas que contienen se cumplirán todas” (D. y C. 1:37).

Notas

  1. Introducción al libro de Doctrina y Convenios.

  2. Guía de estudio para el miembro de la clase de Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia, 1999, Introducción, pág. 3.

  3. Véase David A. Bednar, “Una reserva de agua viva” (charla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesia para jóvenes adultos, 4 de febrero de 2007), www.ldsces.org.

  4. Introducción al libro de Doctrina y Convenios.

  5. Para otros ejemplos de la revelación personal específica, véase D. y C. 7–9; 11–12; 14–17.

  6. Jeffrey R. Holland, “La enseñanza y el aprendizaje en la Iglesia”, Liahona, junio de 2007, pág. 73; Ensign, junio de 2007, pág. 105. La transmisión está disponible en varios idiomas en www.lds.org. Haga clic en “Gospel Library”, “Additional Addresses”, luego en “Worldwide Leadership Training: Teaching and Learning”.

  7. Véase José Smith—Historia 1:73–74. Después de haberse bautizado, José Smith y Oliver Cowdery fueron “llenos del Espíritu Santo”. Sus mentes fueron iluminadas “[y] empeza[ron] a comprender las Escrituras”.

La enseñanza convincente del Evangelio y el aprendizaje inspirado tienen lugar cuando los maestros y los alumnos comprenden que el verdadero maestro en cualquier clase de la Iglesia es el Espíritu Santo y que la participación en clase invita al Espíritu a testificar.

Ilustraciones fotográficas por Craig Dimond.

Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia

Guía de estudio para el miembro de la clase