2011
Puse a prueba la promesa de Moroni
Octubre de 2011


Puse a prueba la promesa de Moroni

Francesco Ferraresi, Lombardía, Italia

Hace unos años, estaba en la casa de un amigo cuando conocí a dos jóvenes bien vestidos que se presentaron como misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Pensé que era extraño que hubieran ido hasta Italia para convertir a personas que ya creían en el Salvador.

Después les pedí que vinieran a mi casa. “Si quieren, pueden venir a verme para tener un intercambio cultural”, les dije. “Pero no crean que voy a cambiar de religión”.

Cuando nos reunimos la noche siguiente, los misioneros hablaron del Libro de Mormón. Me pareció extraño que nunca antes hubiera oído hablar de ese libro. Los invité a volver, pero después de la segunda visita, mi esposa, Anna María, decidió que estaban locos y se iba de la casa durante nuestras charlas. A mí también me parecía que los misioneros eran un poco raros, pero tenía curiosidad por saber lo que tenían que decir, y seguí reuniéndome con ellos.

Una noche, cuando Anna María llegó a casa, nos oyó hablar sobre el matrimonio eterno. Eso le interesó mucho y decidimos que volveríamos a comenzar las charlas los dos juntos. Ella tenía un gran conocimiento de las Escrituras y siempre tenía una larga lista de preguntas. Los élderes respondieron algunas de ellas de inmediato, pero otras tenían que ir a su casa e investigar. Cada semana, sin falta, regresaban con las respuestas, y cada semana Anna María tenía otra lista de preguntas.

Poco después de haber terminado las charlas, Anna María me sorprendió cuando me pidió permiso para bautizarse. Le dije que no tenía nada en contra de ello si ella estaba verdaderamente convertida. Asistí a su bautismo el 5 de marzo de 1995 y disfruté de un maravilloso sentimiento durante la reunión.

Continué leyendo mucho sobre la Iglesia y los misioneros siguieron animándome. Finalmente decidí poner a prueba la promesa de Moroni (véase Moroni 10:4–5). Quería saber si el Libro de Mormón venía de Dios o si era sólo una novela agradable.

Un día de junio de 1995, mientras estaba solo en casa, me arrodillé al pie de la cama y le pregunté al Padre Celestial: “¿Es verdadero el Libro de Mormón? Y, si es así ¿cuándo debo bautizarme?”. De repente sentí en el corazón y en la mente una voz clara que me dijo: “El Libro de Mormón es verdadero”. Entonces tuve la clara impresión de cuándo debía bautizarme. Una semana más tarde volví a orar y recibí la misma respuesta. Mi corazón rebosaba de alegría. Ahora sabía que Dios me había hablado: el Libro de Mormón fue inspirado por Dios y José Smith fue un profeta verdadero.

Finalmente, el 17 de septiembre de 1995, entré en las aguas bautismales, un año y medio después de comenzar a reunirme con los misioneros. Pronto nuestra hija, Aba Chiara, se interesó en la Iglesia y también se bautizó. En enero de 1997 nuestra familia se selló en el Templo de Berna, Suiza.

Sabemos que ésta es la Iglesia verdadera, dirigida por Jesucristo por medio de un profeta y el sacerdocio. Estamos agradecidos al Señor por Su amor, por conducirnos a los misioneros y por el conocimiento que tenemos del Evangelio.