2012
Una pausa para la misión
Junio de 2012


Una pausa para la misión

¿Estarías dispuesto a renunciar a una oportunidad de hacer realidad el sueño de toda tu vida para servir en una misión?

Con gotas de sudor que se le deslizan por la cara, William Hopoate, estrella del rugby australiano, mantiene la mirada fija en el balón. Su equipo, los Blues, que representa a Nueva Gales del Sur, se enfrenta a su rival, los Maroons de Queensland, en el partido más importante del año. Tras los primeros veinte minutos, el equipo de Will va perdiendo y debe recuperarse rápido. Will tiene mucho que demostrar, ya que es su primer partido con el equipo. También es el jugador más joven del equipo y el segundo más joven que haya jugado en el campeonato “State of Origin”.

Will observa cómo le pasan el balón a un compañero de equipo y después a él. Salta para atraparlo; ¡y lo logra! Con el balón en mano, Will corre hacia la línea de gol. Con la defensa a su lado atraviesa el campo a toda velocidad. Solamente faltan unos metros. Ya en el extremo del campo está entre marcar el gol y quedar fuera de la línea lateral; casi no le queda tiempo. Se empuja hacia adelante, salta hacia la meta con fe y golpea el balón contra el suelo. Todo el mundo se queda inmóvil por un momento. ¿Lo consiguió? ¡Entonces oye los gritos de júbilo del público!

Criado con el rugby

Cuando Will tenía cuatro años, sus padres lo inscribieron en el equipo de rugby local. Quizá eso parezca demasiado joven, pero ya desde entonces a Will le encantaba el “footy” (nombre informal para el rugby en Australia). Para cuando cumplió los doce años, el rugby se había convertido en algo más que un juego para él, y fue seleccionado para jugar en el equipo de una liga juvenil. A los 16 años jugaba en un equipo de la liga profesional juvenil.

En Australia, cuando un jugador cumple los veinte años puede jugar profesionalmente en una liga para adultos; pero Will recibía ofertas de todas partes aun cuando tenía dieciocho años. Era un jugador muy buscado. Un equipo le ofreció un contrato por un millón y medio de dólares australianos, una oferta que no se hace con frecuencia a un jugador de su edad. Pero eso no era lo que Will tenía en mente para su futuro inmediato. Él había decidido servir en una misión.

La decisión de servir en una misión

Cuando Will tuvo que informar si iba a servir en una misión o aceptar un contrato en la liga de rugby, fue una decisión fácil. “Establecí la meta de servir en una misión en mi mente y corazón cuando era joven, y me prometí que no permitiría que los deseos mundanos me hicieran cambiar de idea”, dijo.

El mundo quizá pregunte: ¿Y qué del dinero, de los contratos y del hecho de hacer realidad el sueño de su vida: jugar al rugby profesionalmente? ¿De qué modo habría sido diferente su vida si hubiera aceptado un contrato profesional? “Habría ayudado a mi familia en el aspecto financiero y también me habría asegurado el futuro para los próximos años”, admitió.

Entonces, ¿por qué no aceptó la oferta? “La misión es algo que el Señor requiere de mí, de los varones jóvenes de la Iglesia”, dijo. “Es una manera de agradecer al Señor todo lo que ha hecho por mí durante los diecinueve años que he vivido aquí en la tierra. Además, en definitiva, no creo que hubiera sido tan feliz si me hubiera quedado. Tomé la decisión de servir en una misión porque el footy siempre estará allí”.

El anuncio que hizo Will asombró y desconcertó a muchas personas. Refiriéndose a sus amigos que no son miembros de la Iglesia, dijo: “No comprenden la verdadera razón por la que voy; solamente ven que estaré fuera del juego por dos años”. Will les dijo: “Voy a enseñar a otras personas acerca de Jesucristo y del servicio a los demás. Es algo que quiero hacer”. Tras escuchar la explicación de Will, sus amigos comenzaron a apoyarlo más.

La preparación para servir

Will reconoció que el simple deseo de servir en una misión no era suficiente. Sabía que era importante prepararse. Una de las cosas que hizo fue ir con los misioneros de tiempo completo a las citas que tenían para enseñar. “Cuando los misioneros me pedían que contestara preguntas, se me ocurrían palabras que yo no sabía que podían ayudar al investigador a comprender un poco mejor las enseñanzas”, explicó. “Algunos de los investigadores a los que estaban enseñando, y a quienes yo ayudé, se han bautizado recientemente. Para mí ha sido una bendición ver eso”.

Will actualmente sirve en la Misión Australia Brisbane, pero no abandonó por completo el rugby. Aunque no puede jugar, sirve como misionero con el mismo fervor que siente por el rugby. Antes de su misión, dijo: “Existe la misma pasión y motivación al jugar al rugby que al servir al Señor. En los deportes hay que trabajar mucho para tener éxito. Eso se puede aplicar a la obra misional, ya que estoy trabajando con gran ahínco para encontrar personas que deseen escuchar el Evangelio”.

Regresar con honor

Cuando una estrella del deporte se aleja durante cierto tiempo, especialmente por dos años, la gente se pregunta qué pasará cuando vuelva. Will sabe que al servir en una misión quizá esté renunciando a mucho; pero también sabe que lo hace para obtener algo mejor. “Creo que es un gran sacrificio, pero estoy dispuesto a hacerlo”, afirma. “Puede suceder cualquier cosa, y dos años es una interrupción bastante larga en el deporte. Personalmente, me gustaría regresar y jugar al footy”.

Aunque su sueño de toda la vida ha sido jugar al rugby profesionalmente, Will reconoce las bendiciones eternas que resultan de servir en una misión. “En la liga de rugby siempre es una alegría ganar y marcar puntos, pero esa alegría únicamente dura unas semanas o unos días. Sólo se disfruta por un corto tiempo”, explicó. “En cambio, el hecho de que un amigo o un investigador se una a la Iglesia y el ver que el Evangelio bendecirá su vida para siempre, traerá una sonrisa a tu rostro para siempre”.

Fotografía por Bryan Rowland.

Izquierda: fotografía por Mark Metcalfe, © Getty Images; arriba: fotografía por Michael Ramírez.