2019
De bravucones a bautizados
Octubre de 2019


De bravucones a bautizados

Su amistad y buen ejemplo bendecirá a sus amigos y a las generaciones venideras.

Imagen
young men tempting Hugo to smoke

Ilustraciones por Brooke Smart.

Cuando tenía 17 años, sentí gran presión social en mi escuela secundaria. Los amigos que tenía no compartían mis valores. Mis amigos y yo participábamos en muchas actividades juntos, como jugar baloncesto o fútbol; sin embargo, ellos también tomaban alcohol y fumaban, dos actividades en las que yo no participaba.

Un día, un grupo de nosotros estábamos afuera de la escuela estudiando para un examen que teníamos más tarde ese mismo día. Dos de mis amigos más cercanos estaban conmigo, Juan y Francisco (se han cambiado los nombres). En un momento dado, alguien sacó encendedores y cigarrillos. Pensé que mis amigos se habían aburrido de estudiar y se habían olvidado de que yo estaba allí. Me di cuenta de que estaba equivocado cuando se volvieron hacia mí y dijeron: “Ahora es el momento para que Hugo aprenda a fumar”.

Antes de que tuviera la oportunidad de reaccionar, Juan y Francisco saltaron hacia mí y me tomaron por los brazos, uno de cada lado. Me sujetaron los brazos mientras que alguien me forzó un cigarrillo entre los labios. Mi cuerpo lo rechazó de inmediato y escupí el cigarrillo al piso (suelo), lejos de donde yo estaba. Poco después, sentí el golpe de un puño cerrado contra el pómulo. Me amenazaron, diciendo: “Vamos a volver a prender el cigarrillo, y vas a aprender a fumarlo. No lo tires al piso. Si lo haces, las cosas no van a terminar bien”.

En ese momento, supe que estaba en problemas. Cerré los ojos y dije una oración corta pidiendo algún tipo de ayuda. Tan pronto terminé mi oración, llegó el auto de nuestro maestro y se estacionó cerca de nosotros. Nuestro maestro salió del auto y nos preguntó qué estábamos haciendo. Mis amigos me soltaron. “Nos estamos preparando para el examen”, le aseguraron al maestro. Entramos a la escuela, tomamos el examen y la situación terminó.

A pesar de lo difícil que fue esa experiencia, perdoné a mis amigos por lo que hicieron. Sabía que ellos no entendían mis normas y mi decisión de vivir la Palabra de Sabiduría, así que los perdoné y decidí no tener malos sentimientos hacia ellos. Cuando terminamos la escuela, me fui a la misión, pero seguí en contacto con Juan y Francisco. Les escribía cartas con frecuencia compartiendo el Evangelio y mi testimonio de Jesucristo. Los invité a arrepentirse y a ir a la Iglesia. Para mi gran sorpresa, uno de ellos fue.

A menudo había invitado a mis amigos a las reuniones dominicales antes, pero nadie había aceptado hasta ese momento. Aunque yo no podía asistir con Juan, mis hermanos y mi padre estuvieron allí para ayudarle y hermanarlo. Mi familia lo aceptó y Juan se sintió muy cómodo en la capilla. Comenzó a cambiar poco a poco hasta que tomó la decisión de bautizarse. Me sentía muy contento por él y aun más cuando me dijo que había aprendido a amar a Jesucristo gracias a mis cartas. Cuando regresé de la misión, también seguí siendo buen amigo de Francisco y, después de un tiempo, él y su esposa también se bautizaron. Hoy Juan y Francisco aún son dos de mis amigos más cercanos.

Esos eventos marcaron mi vida. Aprendí que la mejor manera de influir en la vida de otras personas es vivir con rectitud, amar a los demás y tender una mano. El folleto Para la Fortaleza de la Juventud indica: “Para tener buenos amigos, sé un[a] buen[a] amigo[a]; demuestra interés genuino en los demás; sonríe y hazles saber que te preocupas por ellos”1. Esto es lo que el Señor me ayudó a hacer con Juan y Francisco. Gracias a ello, tengo a dos de los mejores amigos que he conocido y ahora estamos trabajando juntos para apoyar al reino de Dios como miembros de la Iglesia.

Siempre sigan las normas de la Iglesia, aun si están en una situación muy difícil como yo lo estaba. En Para la Fortaleza de la Juventud se instruye: “Al procurar tener amistad con los demás, no comprometas tus normas. Si tus amigos(as) te instan a hacer cosas malas, sé la persona que defienda lo bueno, aun si te encuentras solo(a)”2. Aun cuando parezca que todos están haciendo lo contrario a los mandamientos, manténganse firmes, porque su ejemplo es impactante. Sean el tipo de ejemplo en el cual sus amigos puedan pensar durante sus momentos de necesidad. En algunos casos, como en el mío, su amistad puede ser lo que les ayude a aprender, arrepentirse y convertirse.

Notas

  1. Para la Fortaleza de la Juventud, 2011, pág. 16.

  2. Para la Fortaleza de la Juventud, pág. 16.