Una tradición del domingo por la noche

Una de las mejores experiencias que yo he tenido siendo presidente de la rama de Kingstown en San Vicente y las Granadinas, fue haber visitado con mi familia el jardín de Edén, en francés “Le Jardin d´Eden”. Se trata de una residencia para personas envejecientes.

Nos llevamos bien y nos hicimos amigos de las enfermeras y los residentes.

Fue reconfortante compartir nuestros recursos, talentos y amor con ellos.

Hubo tres factores interesantes que nos tocaron mucho:

1. Estas personas esperaban con ansias nuestra visita semanal.

2. Consideramos a estos ancianos como niños (una vez un hombre, dos veces un niño). “Sin embargo, Dios habla una y otra vez, pero el hombre no lo percibe” (Job 33:14).

3. Extrañan mucho a sus familias y seres queridos. Nuestras visitas han hecho que el tercer verso del himno “Oh élderes de Israel” resuene en mi mente, hasta el día de hoy:

Cuanto mejor es lo que hemos dado, más memorable será lo que recibamos.

Nuestra querida amiga Lorna, una de las envejecientes en esa residencia, falleció, pero su amor y gratitud continúan en nuestros corazones. Sabemos que la volveremos a ver, y a muchos otros más.

Termino con mi testimonio compartiendo este versículo de Mosíah 2:17: “Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios”.

Nuestro Padre Celestial ama y se preocupa profundamente por Sus hijos, dondequiera que estén.

Amo a mi Salvador Jesucristo, Su Iglesia. Su evangelio ha sido restaurado y esa Restauración continúa con el presidente Russell M. Nelson. Lo apoyo, amo a mi familia y a los santos. Sé que las Escrituras son verdaderas.