2022
Jehová estaba con José
Marzo de 2022


“Jehová estaba con José”, Liahona, marzo de 2022.

Ven, sígueme

Génesis 37–41

Jehová estaba con José

Al recorrer los altibajos de la vida, podemos aprender mucho del ejemplo del antiguo profeta José.

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José de Egipto explica los sueños de Faraón

Joseph Explaining Pharoah’s Dreams [José explica los sueños de Faraón], por Jean Adrien Guignet, Musée des Beaux-Arts, Ruan, Francia / Bridgeman Images

Hace varios años, nuestra familia estaba entusiasmada cuando nos enteramos de que mi esposa, Terri, estaba esperando a nuestro cuarto hijo. Sin embargo, después de varios meses de embarazo, nos enteramos de que Terri padecía una problema de salud potencialmente peligroso. La opción más segura era ingresarla en el hospital, donde podría recibir una atención constante. Se la confinó a guardar reposo en un esfuerzo por continuar el embarazo el mayor tiempo posible.

Esa fue una época oscura y difícil para nuestra familia, sobre todo para Terri. Se sentía muy sola, y yo tenía el desafío de cuidar de tres niños pequeños mientras trabajaba en mi profesión y también prestaba servicio como obispo. La vida parecía caótica y difícil.

En su soledad, Terri halló consuelo en las palabras de un hermoso himno:

Siempre Tu gracia quiero yo tener.

¿Quién más podrá a Satanás vencer?

Solo en Ti mi guía hallaré.

En sol y sombra, acompáñame1.

El Señor estuvo con nosotros

Finalmente, fue necesaria una operación quirúrgica de emergencia para que diera a luz a nuestro hijo Jace. No obstante, tanto a la madre como al hijo se les atendió de forma segura porque Terri ya estaba en el hospital. Sentimos la protección del Señor en nuestra vida.

Jace nació cuatro semanas antes de lo previsto y estuvo ingresado en la unidad de cuidados intensivos para neonatos. Regresamos a casa sin nuestro bebé y durante el mes siguiente, hacíamos viajes diarios al hospital. Parecía que estábamos en el momento más difícil de nuestra vida.

Sin embargo, otra vez fuimos testigos de la mano del Señor. Jace progresó hasta el punto en que pudimos llevarlo a casa, un buen momento ya que nois unimos como familia.

Entonces nos enteramos de que Jace tenía sinostosis sagital, una enfermedad en la que los huesos del cráneo se fusionan prematuramente. Como consecuencia, la cabeza del bebé no puede crecer. El único tratamiento era extirpar quirúrgicamente una gran parte del cráneo de Jace cuando tenía solo tres meses de edad. Sobrellevamos ese desafío mediante la oración y las bendiciones del sacerdocio, y de nuevo vimos la mano del Señor en nuestra vida. Se contestaron oraciones; se cumplieron bendiciones; la cirugía fue un éxito. Una vez más, la vida alcanzó un buen momento.

¡Fue como ir en una montaña rusa! Sin embargo, el Señor nos enseñó muchas lecciones a lo largo de ese trayecto. Sabemos que Él estuvo con nosotros a lo largo del camino.

José tuvo sus altibajos

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José es vendido a Egipto

Joseph Sold into Egypt [José es vendido a Egipto], por William Brassey Hole, © Look And Learn / Bridgeman Images

Al estudiar la vida de José en el Antiguo Testamento, nos damos cuenta de que su vida también fue una trayectoria de los buenos a los bajos momentos y de vuelta a los buenos. Y aprendemos que el Señor siempre estuvo con él, tanto en lo bueno como en lo malo.

La túnica que Jacob le dio a José era un hermoso símbolo del amor que sentía por José, pero también resultó ser un recordatorio irritante para los hermanos de José de la relación que existía entre él y su padre.

Cuando los hermanos fueron a alimentar los rebaños de su padre, Jacob le pidió a José que fuera a verlos. José fue, tal como se le pidió. Sin embargo, parece que se perdió en el camino, de modo que el Señor envió a un hombre para que le diera indicaciones a José a fin de que pudiera encontrar a sus hermanos (véase Génesis 37:15–17).

Cuando los hermanos de José conspiraron para matarlo, parece más que una coincidencia el hecho de que una caravana pasara por allí de camino a Egipto. En lugar de matar a José, o dejarlo morir en un pozo, sus hermanos lo vendieron a la caravana (véase Génesis 37:25–28).

La guía del Señor volvió a ser evidente cuando la caravana vendió a José a Potifar, un capitán de la guardia de Faraón. Aun como siervo, José convirtió cada experiencia en algo bueno. Potifar hizo a José mayordomo de su casa. Puso todo lo que tenía en las manos de José (véase Génesis 39:4). José había pasado de estar en un momento difícil a uno bueno. Ahora disfrutaba de las oportunidades y privilegios de la casa de Potifar.

Sin embargo, ese buen momento no duró mucho tiempo. Cuando José huyó de las insinuaciones inapropiadas de la esposa de Potifar, ella lo acusó de inmoralidad. Aunque su acusación era falsa, José fácilmente podría haber sido ejecutado. Es extraordinario que, en vez de ello, solo lo encarcelaran. La mano del Señor preservó nuevamente a José.

Una fe extraordinaria

Si ustedes hubieran sido la persona a quien encarcelaran injustamente, ¿qué habrían hecho? Si alguien tenía motivos para el desaliento y la amargura, era José. El cambio drástico de pasar de un buen momento a uno difícil podría haberle hecho pensar fácilmente: “¿De qué sirve tratar de servir a Dios? Todo lo que Él hace es castigarme”. Pero José no se amargó ni culpó al Señor, y no se dio por vencido. Su extraordinaria fe nunca flaqueó.

Y aun en los días oscuros de encarcelamiento, el Señor no abandonó a José. Primero, el Señor le dio la oportunidad de interpretar los sueños del copero y del panadero (véase Génesis 40). Luego, unos años después, cuando eso condujo a la oportunidad de interpretar el sueño de Faraón, José reconoció que la capacidad de hacerlo provenía de Dios (véase Génesis 41:16). Faraón no solo rehabilitó a José, sino que también “le puso sobre toda la tierra de Egipto” (Génesis 41:43). Después de que José sufrió y luchó durante años, Dios permitió que llegara a ser una persona influyente en la tierra, solo en segundo lugar después de Faraón, otro buen momento en la vida de José.

Dios lo hace por nuestro bien

Con el tiempo, José volvió a encontrarse con sus hermanos, quienes habían conspirado contra él y lo vendieron como esclavo. Podría haber sido rencoroso; podría haberlos culpado por las “injusticias exasperantes” que le habían infligido2.

Pero José se dio cuenta de que el Señor estaba al tanto de los altibajos de su vida. La declaración que hizo a sus hermanos brinda una perspectiva de ese entendimiento:

“Vosotros pensasteis hacerme mal, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a un pueblo numeroso.

“Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló y les habló al corazón” (Génesis 50:20–21).

Al recorrer los altibajos de la vida, qué gran recordatorio es que Dios lo hace por nuestro bien. El Señor le explicó el mismo principio a un José de los últimos días:

“Si te es requerido pasar tribulaciones […];

“Si se te acusa con todo género de acusaciones falsas; si te acometen tus enemigos, si te apartan del lado de tu padre y madre […] y te arrastran a la cárcel […],

“… entiende, hijo mío, que todas estas cosas te servirán de experiencia, y serán para tu bien” (Doctrina y Convenios 122:5–7).

Siempre ha habido dificultades

Cuando Terri y yo estábamos pasando por nuestros desafíos, encontramos consuelo en esta declaración de un profeta de Dios:

“Quiero que sepan que siempre ha habido y siempre habrá algunas dificultades en la vida mortal; pero sabiendo lo que sabemos, y si vivimos de la forma en que debemos vivir, no hay lugar ni excusa para el pesimismo ni la desesperación […].

“… espero que no piensen que todas las dificultades del mundo se han acumulado en su década, ni que las cosas nunca han estado peor que como están para ustedes en lo personal, ni que nunca mejorarán. Les aseguro que las cosas han estado peor y que siempre mejorarán. Siempre lo hacen, especialmente cuando vivimos y amamos el evangelio de Jesucristo y permitimos que florezca en nuestra vida”3.

De la historia de José y de los desafortunados acontecimientos del mundo que nos rodea, es fácil ver que a las personas buenas les suceden cosas malas. Vivir con rectitud no significa que vayamos a evitar los desafíos y la tristeza en nuestra vida. Sin embargo, así como el Señor estuvo con José en su adversidad, Él estará con nosotros. Inevitablemente, las pruebas llegarán. Pero si pasamos por ellas con la determinación de escucharlo, el Señor nos guiará e inspirará, tal como lo hizo con José.

Notas

  1. AcompáñameHimnos, nro. 99.

  2. Véase Dale G. Renlund, “Las injusticias exasperantes”, Liahona, mayo de 2021, págs. 41–44.

  3. Howard W. Hunter, “An Anchor to the Souls of Men”, Ensign, octubre de 1993, pág. 70.