El idioma del Espíritu

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Autobús

Fotografía por cortesía de la autora; ilustración por Jennifer M. Potter

Ilustración por Jennifer M. Potter

Solía pasar los veranos viajando por Europa con un grupo de baile. Nuestras audiencias, actuaciones y niveles de energía variaban, pero teníamos una tradición que siempre se mantuvo igual: concluíamos cada actuación cantando “Para siempre Dios esté con vos”¹ en el idioma del país que estábamos visitando. Debido a que la mayoría de mi grupo de baile pertenecía a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, nos encantaba esa tradición. Era una forma maravillosa de conectar con la audiencia y expresarles el amor del Padre Celestial.

Casi al final de uno de esos viajes, acabábamos de cruzar la frontera de Alemania y ensayábamos la canción en alemán para las siguientes actuaciones. Sin embargo, al llegar, nos enteramos de que en esa región concreta de Alemania se hablaba sorabo, un dialecto que se parecía muy poco a la canción que habíamos ensayado con tanta diligencia.

En el viaje en autobús para llegar al lugar de la actuación, me sentía exhausta y solo quería dormir durante todo el trayecto, pero nuestros directores tenían otros planes. Habían pedido a nuestros guías que tradujeran el himno al sorabo y querían que todos en el autobús, lleno de artistas medio dormidos, aprendieran la canción unas horas antes de la actuación.

Hicimos todo lo posible y, al final del espectáculo, nos pusimos juntos al frente del escenario y comenzamos a cantar. Recuerdo que me sorprendí al recordar con facilidad aquellas palabras desconocidas que había farfullado unas horas antes. Sentía que mis dudas anteriores en cuanto a nuestra preparación para cantar se desvanecían al confiar en que el Espíritu me recordaría las palabras.

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Una pareja bailando

Fotografía por cortesía de la autora

Los miembros de la audiencia se sorprendieron y luego se emocionaron. Cuando terminó la canción, los espectadores se sumieron en el silencio, pero luego se pusieron de pie y comenzaron a entonar una canción, la cual explicaron más tarde que era una canción de gratitud que normalmente reservaban para ocasiones especiales.

Sentí el Espíritu con mucha fuerza en ese momento, a pesar de que no podía entender lo que cantaban. Estaba muy agradecida de que el Señor me hubiera ayudado a expresar Su amor a pesar de mis sentimientos de ineptitud. Recordé que el amor del Padre Celestial es un mensaje universal. A pesar de las diferencias que tengamos, todos podemos entender el idioma del Espíritu.