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Lección 5: Jesucristo era el Jehová del Antiguo Testamento


Lección 5

Jesucristo era el Jehová del Antiguo Testamento

Introducción

Al testificar del Salvador Jesucristo, los profetas modernos han declarado: “Él fue el Gran Jehová del Antiguo Testamento…” (“El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”, Liahona, abril de 2000, pág. 2). Jesucristo, como Jehová, estableció el evangelio sempiterno del Padre Celestial en la Tierra en cada dispensación del tiempo a fin de recoger a cada uno de los hijos de Dios que estaban perdidos. Podemos fortalecer nuestra fe en Jesucristo al reconocer Su naturaleza inmutable y Su evangelio sempiterno.

Lectura preparatoria

Sugerencias para la enseñanza

Éxodo 3:11–14; 6:2–3; Juan 8:52–53, 56–59; 18:5, 8; 3 Nefi 15:5; Abraham 1:16; 2:8

Jesucristo era el Jehová del Antiguo Testamento

Invite a los alumnos a compartir algunos de los nombres y títulos que conozcan del Salvador. Escriba las respuestas en la pizarra. Diga a los alumnos que hoy hablarán de un nombre o título importante por el que se conocía a Jesucristo antes de Su ministerio terrenal. Invítelos a leer Juan 8:52–53, 56–59 en silencio. Después pregunte:

  • ¿Qué preguntas le estaban haciendo los judíos al Salvador?

  • ¿Qué creen que Jesús quiso decir con Su respuesta: “…Antes que Abraham fuese, yo soy”? (versículo 58).

A fin de ayudar a los alumnos a definir la frase “yo soy”, agrúpelos de dos en dos y pídales que lean Éxodo 3:11–14; 6:2–3, prestando atención a la manera en que el Dios del Antiguo Testamento se refería a Sí mismo. Después de darles suficiente tiempo, haga las siguientes preguntas:

  • Según esos versículos, ¿qué nombres utilizaba el Dios del Antiguo Testamento para referirse a Sí mismo? (Señale que la Traducción de José Smith de Éxodo 6:3 dice: “…Yo soy el Señor Dios Omnipotente; JEHOVÁ el Señor. ¿Y no era mi nombre conocido a ellos?” Véase también Abraham 1:16).

  • ¿De qué manera esos versículos clarifican la importancia de la declaración de Jesucristo: “…Antes que Abraham fuese, yo soy”? (Los alumnos deben reconocer que Jesucristo era Jehová, el Dios del Antiguo Testamento y el Gran YO SOY).

Muestre las siguientes declaraciones:

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Élder Bruce R. McConkie

“Esta es la afirmación de divinidad más terminante y directa que cualquier persona ha hecho o podría hacer. ‘…Antes que Abraham fuese, yo soy’. Es decir: ‘Soy el Dios Todopoderoso, el Gran YO SOY. Soy el que existe por Sí mismo, el Eterno. Soy el Dios de vuestros padres. Mi nombre es: YO SOY EL QUE SOY’” (Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo I, pág. 464).

Jehová es “el nombre del convenio o nombre propio del Dios de Israel. El nombre significa el eterno ‘YO SOY’” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Jehová”).

  • ¿Por qué es importante saber que Jesucristo era el Jehová del Antiguo Testamento? (Entre las respuestas se debe incluir la siguiente verdad: Dios siempre ha administrado Su evangelio por medio de Su Hijo Jesucristo. Véase también 3 Nefi 15:5, en donde el Salvador enseña que Él fue quien dio la ley).

Si lo desea, invite a un alumno a leer en voz alta la siguiente declaración del presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972):

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Presidente Joseph Fielding Smith

“Toda revelación desde la Caída ha venido por medio de Jesucristo, quien es el Jehová del Antiguo Testamento… El Padre [Elohim] nunca trató directa o personalmente con el hombre después de la Caída, y nunca se ha mostrado a no ser para presentar y dar testimonio del Hijo”(Doctrina de Salvación, comp. Bruce R. McConkie, 3 tomos, 1978–1979, tomo I, pág. 25).

  • ¿De qué manera el saber que Jehová, o Jesucristo, es inmutable les ayuda a tener fe en Él? (Entre las respuestas tal vez se mencione que el conocimiento de que Jesucristo es inmutable nos ayuda a tener fe en que, de la misma forma en que cumplió Sus promesas a las personas sobre las que leemos en las Escrituras, cumplirá las promesas que nos ha hecho a nosotros).

Señale que en los tiempos inmediatamente posteriores a la Biblia, el nombre hebreo de Jehová (por lo general representado como Yahvé en la literatura) era considerado demasiado sagrado como para ser pronunciado. En el judaísmo moderno, se reemplazó con la palabra Adonai, la cual significa “Señor”.

Génesis 13:14–16; 17:1–9; Moisés 6:51–52, 64–66; Abraham 1:18–19; 2:8–11

Jehová estableció el Evangelio sempiterno en la antigüedad

Mientras los alumnos aún se encuentran en grupos de dos, pídales que lean Moisés 6:51–52, 64–66 y que determinen qué le enseñó Jehová a Adán. Dígales que en los versículos 51–52 Jehová estaba hablando en nombre del Padre. Luego pregunte:

  • ¿Qué notaron acerca del Evangelio que se le enseñó a Adán? (Es el mismo Evangelio que se enseña hoy en día. [Véase un ejemplo de que el mismo Evangelio se enseñó en las Américas en 2 Nefi 31:10–16]. A fin de enfatizar esa verdad, considere escribir la siguiente declaración en la pizarra: El evangelio de Jesucristo es eterno e inmutable en cada dispensación del Evangelio).

Comparta con los alumnos que en una dispensación posterior Jehová renovó Su evangelio sempiterno por medio de un convenio que hizo con Abraham, el cual se conoce como el convenio abrahámico. Divida la clase en dos grupos. Asigne a la mitad de la clase que estudie Génesis 13:14–16; 17:2–8; Abraham 1:18–19; 2:8–11 y que haga una lista de las promesas que el Señor le hizo a Abraham. Asigne a la otra mitad de la clase que estudie Génesis 17:1–5, 9; Abraham 1:19; 2:8–11 y que haga una lista de lo que se esperaba que Abraham hiciera con el fin de recibir las bendiciones prometidas. (Nota: Conforme los alumnos aprendan a encontrar listas en las Escrituras, podrán reconocer más fácilmente los puntos clave que el autor deseaba resaltar).

Mientras los alumnos estudian, copie el siguiente cuadro en la pizarra, dejando espacio para escribir las respuestas:

Convenio de Abraham

Promesas hechas a Abraham

Responsabilidades de Abraham

Después de darles suficiente tiempo, invite a algunos alumnos de cada grupo a pasar a la pizarra y escribir lo que hayan descubierto bajo el encabezamiento correspondiente. A fin de resumir el convenio de Abraham, considere mostrar la siguiente declaración y pedirle a un alumno que la lea en voz alta:

“Abraham recibió el Evangelio y fue ordenado al sacerdocio mayor (D. y C. 84:14; Abraham 2:11), y entró en el convenio del matrimonio celestial, el cual es el convenio de la exaltación (D. y C. 131:1–4; 132:19, 29). Abraham recibió la promesa de que todas las bendiciones de esos convenios se ofrecerían a su posteridad terrenal (D. y C. 132:29–31; Abraham 2:6–11). A esos convenios y promesas, en conjunto, se les da el nombre de convenio de Abraham. La restauración de ese convenio se efectuó con la restauración del Evangelio en los últimos días, ya que por medio de él son bendecidas todas las naciones de la Tierra (Gálatas 3:8–9, 29; D. y C. 110:12; 124:58; Abraham 2:10–11)” (véase Guía para el Estudio de las Escrituras, “Abraham, Convenio de”; escrituras.lds.org).

Recalque que, desde el principio, el Padre hizo convenio con Sus hijos de que los recogería por medio de las verdades, las ordenanzas y las bendiciones del Evangelio sempiterno. La restauración del Evangelio incluye la restauración del convenio de Abraham. Es decir, el convenio abrahámico es una parte importante del nuevo y sempiterno convenio, el cual es la plenitud del evangelio de Jesucristo. Pregunte a los alumnos:

  • ¿De qué manera influye en la forma en que viven el saber que somos descendientes de Abraham y herederos de todo lo que Dios le prometió?

  • ¿En qué forma la disponibilidad de las bendiciones prometidas a Abraham y su posteridad fortalece a las familias y nos guía en las decisiones que tomamos?

Invite a los alumnos a compartir cómo pueden recibir las bendiciones prometidas de ese convenio, tanto para ellos mismos como para su familia pasada, presente y futura.

Josué 24:3–13; 1 Nefi 17:23–32

Jehová bendijo y dirigió al antiguo Israel

Diga a los alumnos que como parte del convenio de Abraham, Jehová prometió las bendiciones del Evangelio a la posteridad de Abraham y a quienes se congregaran con ella. Invite a la mitad de la clase a leer Josué 24:3–13, y a la otra mitad a leer 1 Nefi 17:23–32. Pida a los alumnos que busquen palabras y frases que enseñen lo que Jehová hizo por el antiguo Israel. Si lo desea, sugiérales que marquen lo que encuentren. Después de darles suficiente tiempo, pida a los alumnos que compartan lo que hayan aprendido. Escriba las respuestas de los alumnos en la pizarra. Para tener más conocimiento de por qué Jehová hizo algunas de las cosas que hizo, pida a un alumno que lea Éxodo 6:2–6 en voz alta. Pregunte a la clase:

  • ¿Qué razón dio Jehová para hacer muchas de las cosas sobre las que leyeron en Josué y en 1 Nefi?

  • ¿Qué representa eso para las promesas que el Señor les ha hecho a ustedes? (Mientras los alumnos responden, escriba el siguiente principio en la pizarra: Si somos fieles, el Señor cumplirá las promesas que nos ha hecho).

Pida a un alumno que lea en voz alta la siguiente declaración del presidente Dieter F. Uchtdorf:

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Presidente Dieter F. Uchtdorf

“Ya que Dios ha sido fiel y ha guardado Sus promesas en el pasado, podemos tener la esperanza y la confianza de que Dios cumplirá las promesas que nos ha hecho en el presente y en el futuro. En tiempos de aflicción, podremos asirnos fuertemente a la esperanza de que ‘todas las cosas obrarán juntamente para [nuestro] bien’ [D. y C. 90:24]” (véase “El poder infinito de la esperanza”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 23).

  • ¿De qué manera puede ayudarles en los tiempos de pruebas el conocer la forma en que Jehová procedió en la antigüedad?

  • ¿Qué hizo Él por el antiguo Israel que también hará por ustedes?

Testifique que en cada dispensación del tiempo, Jesucristo ha bendecido a los hijos de Dios con el Evangelio sempiterno. Así como el pueblo del convenio en la antigüedad recibió las bendiciones que el Señor le había prometido, nosotros también podemos recibirlas si somos obedientes.

Material de lectura para el alumno