Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia
Introducción


Introducción

La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles han establecido la serie Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia para que usted tenga una comprensión más profunda del Evangelio restaurado y para acercarse más al Señor por medio de las enseñanzas de los presidentes de la Iglesia de los últimos días. A medida que la Iglesia vaya agregando más tomos a esta serie, usted podrá tener en su hogar una colección de libros de referencia del Evangelio. Los tomos de esta serie se han preparado tanto para el estudio personal como para la instrucción en quórumes y en clases.

Este libro presenta las enseñanzas del profeta José Smith, quien fue llamado por Dios para abrir la dispensación del cumplimiento de los tiempos en estos últimos días. Entre el momento de su visión del Padre y del Hijo en la primavera de 1820 y el de su martirio en junio de 1844, él estableció La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y sacó a luz la plenitud del Evangelio, que jamás volverá a quitarse de la tierra.

Estudio personal

Al estudiar las enseñanzas del profeta José Smith, busque la inspiración del Espíritu. Recuerde esta promesa inspirada de Nefi: “…el que con diligencia busca, hallará; y los misterios de Dios le serán descubiertos por el poder del Espíritu Santo…” (1 Nefi 10:19). Inicie su estudio con una oración, y continúe orando y meditando en su corazón mientras lea.

Al final de cada capítulo, encontrará preguntas y referencias de las Escrituras que le ayudarán a entender y a aplicar las enseñanzas de José Smith. Considere la posibilidad de revisarlas antes de leer el capítulo.

Además, considere las sugerencias siguientes:

  • Busque palabras y frases clave. Si encuentra una palabra que no entienda, emplee un diccionario o alguna otra fuente de recursos para comprender mejor su significado. Escriba una nota al margen que le ayude a recordar lo que haya aprendido sobre esa palabra.

  • Reflexione sobre el significado de las enseñanzas de José Smith. Si lo desea, marque frases y oraciones en donde se enseñen determinados principios del Evangelio o aquellas que le impresionen la mente y el corazón; o escriba sus pensamientos y sentimientos al margen.

  • Reflexione sobre las experiencias que haya tenido que se relacionen con las enseñanzas del Profeta.

  • Medite sobre la forma en que las enseñanzas de José Smith se aplican a usted y piense en cómo éstas se relacionan con preocupaciones o dudas que usted podría tener. Tome una decisión con respecto a lo que hará como resultado de lo que haya aprendido.

Cómo enseñar con este libro

Este libro se puede emplear para enseñar tanto en el hogar como en la Iglesia. Las pautas siguientes le ayudarán en su tarea:

Concéntrese en las palabras de José Smith y en las Escrituras

El Señor ha mandado que no enseñemos “sino las cosas escritas por los profetas y apóstoles, y lo que el Consolador [nos] enseñe mediante la oración de fe” (D. y C. 52:9). También declaró que “los élderes, presbíteros y maestros de esta iglesia enseñarán los principios de mi evangelio, que se encuentran en la Biblia y en el Libro de Mormón, en el cual se halla la plenitud del evangelio” (D. y C. 42:12).

Su asignación es lograr que las personas aprendan de las enseñanzas del profeta José Smith y de las Escrituras. No deje de lado este libro ni prepare las lecciones con otros materiales. Dedique una parte considerable de la lección a leer y analizar las enseñanzas de José Smith que se encuentran en el libro, su significado y su aplicación práctica.

Anime a los miembros de la clase a llevar el libro a la Iglesia, a fin de estar mejor preparados para tomar parte en la clase.

Procure tener la guía del Espíritu Santo

Si ora pidiendo ayuda y se prepara diligentemente, el Espíritu Santo le guiará en esta labor. Él le ayudará a hacer hincapié en aquellas partes de cada capítulo que alienten a los demás a aprender y a aplicar el Evangelio.

Al enseñar, tenga una oración en el corazón para que el poder del Espíritu acompañe sus palabras e inspire los análisis de la clase. Nefi dijo: “…cuando un hombre habla por el poder del Santo Espíritu, el poder del Espíritu Santo lo lleva al corazón de los hijos de los hombres” (2 Nefi 33:1; véase también D. y C. 50:13–22).

Prepárese para enseñar

Los capítulos de este libro se han organizado con el fin de ayudarle cuando se prepare para enseñar. La sección “De la vida de José Smith”, en cada uno de los capítulos, proporciona los datos de su vida y de la historia de los primeros tiempos de la Iglesia que se pueden emplear para dar comienzo a la clase y para enseñar la lección. La sección “Las enseñanzas de José Smith” está dividida en varias partes, con subtítulos que resumen los puntos principales del capítulo. Esos subtítulos le pueden servir como bosquejo para enseñar. La sección final, “Sugerencias para el estudio y la enseñanza”, proporciona preguntas y pasajes de las Escrituras que se relacionan con lo que se enseña en el capítulo.

Si hace lo siguiente, su enseñanza será más eficaz:

  1. Estudie el capítulo. Léalo a fin de familiarizarse con las enseñanzas de José Smith y comprenderlas mejor. Cuando las palabras de él hayan influido en usted personalmente, enseñará con mayor sinceridad y convicción (véase D. y C. 11:21). Al leer, tenga presente las necesidades de los miembros de la clase. Si lo desea, marque las partes en cuanto a la doctrina y los principios del capítulo que considere que serán de ayuda para ellos.

  2. Decida qué partes va a emplear. Cada capítulo contiene más material del que podrá enseñar durante un período de clase; en lugar de tratar de enseñar todo el capítulo, seleccione por medio de la oración las doctrinas y los principios que le parezcan más apropiados y necesarios para los miembros de la clase. Por ejemplo, podría concentrarse en una o dos de las partes bajo los subtítulos y en unas cuantas preguntas que ayuden a los participantes a analizar los principios que usted ya haya escogido.

  3. Decida cómo iniciar la lección. A fin de despertar interés al principio de la lección, puede contar una experiencia personal, pedir a alguien que lea una historia de las que figuran al comienzo del capítulo o mostrar una lámina de dicho capítulo. Si lo desea, podría preguntar: “¿Qué ilustra ese relato (o lámina) sobre el tema principal de este capítulo?”. Otras posibilidades para comenzar la lección son la lectura de un pasaje de las Escrituras o de una parte del capítulo, o cantar un himno relacionado con el tema. También le será de utilidad el hacer saber a los miembros de la clase cuáles son los puntos principales de la lección. Si lo desea, podría también hacerles recordar la lección anterior del libro pidiéndoles que hablen de acontecimientos, personas, principios o doctrinas que se hayan analizado en ella.

  4. Decida la forma en que fomentará los análisis. A esto debe dedicar la mayor parte del tiempo de la clase, pues los participantes aprenden mejor las doctrinas y los principios cuando toman parte en el análisis. Repase las sugerencias para dirigir análisis edificantes que aparecen en las páginas XII–XIII de este libro. Emplee las preguntas de la sección “Sugerencias para el estudio y la enseñanza”, que están al final de cada capítulo, o podría preparar algunas usted mismo empleando las siguientes sugerencias:

    • Haga preguntas que ayuden a los participantes a fijarse en hechos, sucesos, doctrinas y principios. Ese tipo de pregunta contribuye a que los miembros de la clase se concentren en las verdades particulares que usted desee destacar y a que se familiaricen con datos específicos de las enseñanzas del profeta; por ejemplo, después de referirse a determinada cita, podría preguntar: “¿Cuáles son algunas palabras o frases clave de esta cita?” o, “¿de qué se trata esta cita?”.

    • Haga preguntas que ayuden a los participantes a pensar en las doctrinas y en los principios que enseñó José Smith. Esas preguntas los animan a examinar y expresar sus pensamientos y opiniones sobre las enseñanzas de José Smith; por ejemplo: “¿Por qué es importante esta enseñanza?” o, “¿cuál es su parecer con respecto a ella?” o, “¿qué significa esta enseñanza para ustedes?”.

    • Haga preguntas que alienten a los participantes a relacionar lo que hayan aprendido de las enseñanzas del Profeta con algo personal como sus pensamientos, sentimientos y experiencias; por ejemplo: “¿Qué experiencias han tenido que se relacionen con lo que dijo el profeta José Smith?”.

    • Haga preguntas que lleven a los participantes a aplicar a sí mismos lo que se enseñe. Esas preguntas animan a los miembros de la clase a pensar en las formas de vivir de acuerdo con las enseñanzas de José Smith; por ejemplo: “¿Qué nos exhorta a hacer José Smith?”; “¿de qué forma podemos aplicar lo que él dijo?” Hágales recordar que aprenderán no sólo de lo que se diga, sino también de la revelación directa que reciban (véase D. y C. 121:26).

  5. Decida cómo concluir la lección. Si lo desea, podría hacer un breve resumen de la lección o pedir a una o a dos personas que lo hagan. Siguiendo la inspiración del Espíritu, testifique de las enseñanzas que se hayan analizado. Si lo desea, invite a los miembros de la clase a que den su testimonio al respecto. Exhórtelos a seguir las impresiones que hayan recibido del Espíritu Santo.

    Al prepararse para enseñar, tal vez desee buscar ideas en La enseñanza: el llamamiento más importante (36123 002), parte B, capítulos 14, 16, 28 y 29; o en Guía para la enseñanza (34595 002).

Cómo dirigir los análisis para que sean edificantes

Las siguientes pautas le ayudarán a animar y a dirigir los análisis para que sean edificantes:

  • Procure la guía del Espíritu Santo. Es posible que Él le inspire a hacer ciertas preguntas o a pedir la colaboración de ciertos miembros de la clase en los análisis.

  • Dirija a los miembros de la clase para que se concentren en las enseñanzas de José Smith. Pídales que lean sus palabras para fomentar el análisis y contestar preguntas. Si el análisis se desvía del tema o empiezan a manifestarse suposición o contención, encamínela de nuevo hacia la lección, refiriéndose otra vez a un suceso, a una doctrina o a un principio del capítulo.

  • Cuando sea apropiado, relate experiencias que se relacionen con las enseñanzas del capítulo.

  • Anime a los miembros de la clase tanto a expresar su opinión, como a hacer preguntas y a enseñarse los unos a los otros (véase D. y C. 88:122). Por ejemplo, podría preguntarles lo que piensan sobre los comentarios de los demás o pedir a varias personas que contesten una pregunta.

  • No se preocupe si hay silencio después de que haya hecho una pregunta; a veces, los miembros de la clase necesitan tiempo para pensar o para consultar el libro antes de expresar sus ideas, su testimonio o contar experiencias.

  • Escuche atentamente y procure comprender los comentarios de todos. Déles las gracias por su participación.

  • Cuando los participantes expresen ideas diferentes, considere la posibilidad de anotarlas en la pizarra o pida a alguien que lo haga.

  • Piense en las diversas formas en que pueda incluir a los miembros de la clase en el análisis. Por ejemplo, podrían formarse grupos pequeños para analizar las preguntas o podrían analizarlas con la persona que esté a su lado.

  • Considere la idea de ponerse en contacto anticipadamente con uno o con dos de los miembros de la clase para pedirles que vayan preparados para contestar alguna de las preguntas que piense hacer.

  • Emplee un himno, especialmente uno que se refiera a la Restauración, para reforzar el análisis de una verdad del Evangelio. El hecho de cantar un himno es también una buena manera de comenzar o concluir una lección.

  • No dé fin a un buen análisis sólo por el deseo de enseñar todo el material que haya preparado. Lo más importante es que los miembros de la clase sientan la influencia del Espíritu y que aumente su determinación de vivir el Evangelio.

Enseñanzas para nuestros días

En este libro se presentan enseñanzas del profeta José Smith que tienen aplicación en nuestra época. Por ejemplo, no se mencionan temas como las enseñanzas del Profeta sobre la ley de consagración que se refieren a la mayordomía de bienes. El Señor retiró esta ley que dio a la Iglesia porque los santos no estaban preparados para vivirla (véase el encabezamiento de la sección 119 de D. y C.). Tampoco se habla en él del matrimonio plural. Ya desde 1831 se le revelaron a José Smith las doctrinas y los principios que se relacionan con el matrimonio plural; el Profeta enseñó dicha doctrina y, mientras él vivió, se efectuaron varios matrimonios de ese tipo. Durante algunas décadas, bajo la dirección de los presidentes de la Iglesia que le sucedieron, hubo muchos miembros de la Iglesia que constituyeron matrimonios plurales. En 1890, el presidente Wilford Woodruff publicó el Manifiesto, en el cual se discontinuaba la práctica de esa clase de matrimonio en la Iglesia (véase la Declaración Oficial 1). La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ya no practica más el matrimonio plural.

Datos sobre las fuentes que se citan en este libro

Las enseñanzas del profeta José Smith que se presentan en este libro se han tomado de diversos tipos de fuentes: los discursos del Profeta, los artículos preparados por él o bajo su dirección para la publicación, sus cartas y diarios personales, recuerdos registrados por personas que lo oyeron hablar y algunas de las enseñanzas y de los escritos del Profeta que luego se incluyeron en las Escrituras. Muchas de sus enseñanzas se han citado de la obra History of the Church [Historia de la Iglesia]. Si se desea más información sobre esas fuentes, véase el apéndice.

Este libro contiene citas recopiladas de diversas fuentes inéditas. En ellas, según ha sido necesario, se ha actualizado la ortografía, la puntuación, el uso de mayúsculas y otros aspectos gramaticales al igual que la disposición de párrafos para así mejorar la lectura. Las citas que provienen de materiales ya publicados se han dejado sin alteración, a menos que se indique lo contrario. Todo lo que se encuentra entre corchetes, a menos que haya otra aclaración, ha sido agregado por los editores de este libro.