Jeremías 30–33; 36; Lamentaciones 1; 3

Muestre a los niños algunos objetos (o imágenes de objetos) que duran mucho tiempo y algunos que no, tales como una moneda de metal y una fruta. Pregúnteles cuál durará más y analicen por qué algunas cosas duran más que otras. Lea Jeremías 31:3 y ayude a los niños a entender que el amor que el Padre Celestial y Jesucristo tienen por ellos es “eterno”.

Pida a los niños que expresen cómo el Padre Celestial y Jesucristo demuestran Su “misericordia” por ellos (Jeremías 31:3). A fin de darles ideas a los niños, entonen una canción que hable de Su amor por nosotros, tal como “Siento el amor de mi Salvador” o “Mi Padre Celestial me ama” (Canciones para los niños, págs. 42–43, 16–17). Si es posible, muestre imágenes de las cosas que se mencionan en la canción. ¿Cómo nos sentimos cuando pensamos en el amor del Padre Celestial y de Jesucristo?

Invite a un niño a hacer de cuenta que es Jeremías e invite a los demás a ser Baruc. Ayude al niño que representa a Jeremías a decir algunas palabras de Jeremías 36:3 mientras que los otros niños hacen de cuenta que las están escribiendo, como Baruc lo hizo. Testifique que las Escrituras en la actualidad son “las palabras [de] Jehová” (Jeremías 36:4) que Él pidió a los profetas que escribieran.

Ponga a la vista un libro de niños y un ejemplar de las Escrituras y pida a los niños que hablen de las diferencias que observan entre los libros. ¿Qué hace que las Escrituras sean especiales? Ayude a los niños a entender que las Escrituras son la palabra de Dios escrita por profetas, tal como el libro de Jeremías es lo que Dios le dijo a Jeremías que escribiera.

Invite a los niños a hacer movimientos que correspondan con las palabras que usted vaya leyendo (o resumiendo) de Jeremías 36:4–10, tal como hacer de cuenta que están escribiendo en un libro (véase el versículo 4), agarrándose de los barrotes de una cárcel (véase el versículo 5) y leyendo las Escrituras al pueblo (véanse los versículos 8, 10). Haga hincapié en que Baruc tuvo el valor de leer las palabras de Jeremías a la gente aun cuando los líderes de Jerusalén no querían que lo hiciera. Ayude a los niños a recordar algo que hayan aprendido del Antiguo Testamento y a pensar en formas en que puedan compartirlo con los demás.

Entonen una canción que hable de las Escrituras, tal como “Escudriñar, meditar y orar” (Canciones para los niños, pág. 66). Exprese su testimonio de las Escrituras e invite a los niños a compartir también el suyo.

Dibuje un corazón en la pizarra e invite a la mitad de los niños a leer Jeremías 31:31–34 y a la otra mitad que lea Jeremías 32:38–41. Invite a los grupos a escribir en el corazón las cosas que aprenden de sus versículos en cuanto a nuestros convenios con Dios. ¿Qué diferencia hay entre tener escrita la ley de Dios en nuestro corazón (véase Jeremías 31:33) y solo leerla en las Escrituras? ¿Por qué deseamos hacer convenios con el Señor? ¿Por qué desea Él hacer convenios con nosotros?

A fin de repasar los convenios que hacemos cuando somos bautizados, invite a los niños a hacer una tabla de dos columnas en una hoja de papel que tenga los encabezados Mis promesas y Promesas de Dios. Pídales que llenen la tabla haciendo uso de la sección titulada “El convenio bautismal” del artículo “Bautismo” de Temas del Evangelio (topics.ChurchofJesusChrist.org), o bien, Mosíah 18:10, 13; Doctrina y Convenios 20:37. Invite a los niños a poner el papel a la vista en su casa para que les ayude a recordar que guarden los convenios que han hecho.

Escriba estas preguntas en la pizarra: ¿Por qué? ¿Quiénes valoraron las Escrituras? ¿Quiénes no las valoraron? Lean juntos Jeremías 36:1–3 y pregunte a los niños por qué Jehová deseaba que Jeremías escribiera Sus palabras. Luego pida a los niños que trabajen juntos en equipos de dos para leer Jeremías 36:5–8, 20–25 y determinar quiénes demostraron que valoraban las Escrituras y quiénes no. Hable sobre la razón por la que usted valora las Escrituras. Comparta un pasaje o un relato de las Escrituras que tenga significado especial para usted. Invite a los niños a compartir también.

Invite a los niños a utilizar la hoja de actividades de esta semana para practicar compartir los unos con los otros el relato de Jeremías 36. Invítelos a compartir su testimonio de las Escrituras.

Explique a los niños que debido a que los israelitas no se habían arrepentido, Jerusalén y el templo de ese lugar habían sido destruidos. Pídales que hablen sobre lo que habrían sentido si hubieran vivido en Jerusalén en esa época Lean juntos Lamentaciones 1:1–2, 16. ¿Qué palabras y frases de esos versículos nos ayudan a entender lo que pudieron haber sentido los israelitas? ¿Cómo pudo haberles dado esperanza el mensaje que se encuentra en Lamentaciones 3:22–26?

Pida a los niños que piensen en alguna ocasión en la que se hayan sentido tristes por una mala decisión que tomaron. ¿Qué encuentran en Lamentaciones 3:22–26 que les ayude a saber que el Señor está dispuesto a perdonarlos?