Daniel 1–6

Comparta con los niños “Daniel y sus amigos” (en Relatos del Antiguo Testamento), o bien, resuma Daniel 1:1–17. Invite a los niños a dramatizar la historia. Ayúdeles a entender la forma en que el Señor bendijo a Daniel y a sus amigos porque escogieron obedecerle (véase el versículo 17). ¿Qué bendiciones recibimos de Dios cuando escogemos lo correcto?

Muestre a los niños imágenes de cosas que la Palabra de Sabiduría nos enseña que comamos y utilicemos y de cosas que nos dice que no comamos ni utilicemos (véase Doctrina y Convenios 89). Invite a los niños a simular comer cosas buenas y que se niegan a comer las malas. Testifique que el Señor nos bendice cuando cuidamos nuestro cuerpo. Entonen juntos una canción que hable de cuidar nuestro cuerpo, tal como “El Señor me dio un templo” (Canciones para los niños, pág. 73). ¿Qué nos enseña esa canción?

Encuentre imágenes de las historias que se encuentran en Daniel 1, 3 y 6 (véase la hoja de actividades de esta semana, la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar o el Libro de obras de arte del Evangelio, nros. 23, 25, 26). Coloque las imágenes boca abajo en la pizarra o el piso. Invite a un niño a dar vuelta a una de las imágenes y ayúdele a relatar la historia que representa. (Si necesita ayuda, véanse “Daniel y sus amigos”, “Sadrac, Mesac y Abed-nego” y “Daniel y el foso de los leones” en Relatos del Antiguo Testamento). Después de cada historia, analicen preguntas como estas: ¿Qué hicieron las personas para seguir al Señor? ¿Cómo los bendijo el Señor? Exprese en qué forma ha sido bendecido por elegir seguir a Jesucristo. Pida a los niños que compartan sus experiencias.

Invite a los niños a dramatizar situaciones en las que puedan demostrar su fe en Dios al guardar Sus mandamientos. Entre las situaciones se podría incluir ser amable con uno de sus hermanos, hablarle a alguien en cuanto al Salvador u orar todas las noches. Muestre una lámina de Sadrac, Mesac y Abed-nego en el horno ardiente (véase Libro de obras de arte del Evangelio, nro. 25) y pida a los niños que cuenten cuántas personas hay en el horno. Lea Daniel 3:24–25 para averiguar quién más estaba en el horno. Exprese su testimonio de que el Señor está con nosotros cuando lo seguimos.

Relate la historia que se encuentra en Daniel 6 (véase “Daniel y el foso de los leones” en Relatos del Antiguo Testamento) e invite a los niños a hacer un dibujo de la historia. Pídales que utilicen sus dibujos para relatarse la historia el uno al otro. ¿Por qué desea nuestro Padre Celestial que le oremos? Comparta por qué la oración es importante para usted.

Hable con los niños sobre las ocasiones en las que puedan orar, tal como cuando tengan miedo, cuando cometan errores o cuando necesiten ayuda en la escuela. ¿Por qué es bueno orar en esas situaciones? Enseñe a los niños que no importa dónde se encuentren, siempre pueden orar en el corazón.

Entonen juntos una canción que hable de la oración, tal como “Al orar” (Canciones para los niños, pág. 18). Hable con los niños sobre lo que podemos pedir cuando oramos.

Dibuje en la pizarra varias flechas que señalen en la misma dirección, y luego una flecha que señale en la dirección opuesta. ¿En qué sentido son Daniel y sus amigos como esta flecha? Invite a los niños a dar ejemplos de los relatos que se encuentran en Daniel 1, 3 y 6 (véanse “Daniel y sus amigos”, “Sadrac, Mesac y Abed-nego” y “Daniel y el foso de los leones” en Relatos del Antiguo Testamento). Pregunte a los niños por qué pudo haber sido difícil para Daniel y sus amigos tomar buenas decisiones. ¿En qué forma los bendijo el Señor por escoger lo correcto?

Ayude a los niños a pensar en situaciones en las que se les podría presionar a tomar una decisión incorrecta. Invítelos a compartir experiencias en las que hayan sido bendecidos por escoger lo correcto aun cuando haya sido difícil. Entonen juntos una canción que se relacione con este tema, tal como “Haz el bien” (Himnos, nro. 155).

Lea Daniel 2:31–35, 44–45 con los niños e invítelos a hacer un dibujo de lo que Nabucodonosor vio en su sueño. Pregunte a los niños qué aprenden en esos versículos en cuanto a la piedra del sueño. Explique que esa piedra representa La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Pida a los niños que nombren algunas cosas que el Padre Celestial hizo para establecer Su Iglesia en los últimos días. Para darles ideas, muestre imágenes de acontecimientos de la restauración de la Iglesia (véase Libro de obras de arte del Evangelio, nros. 90–95).

Entregue a cada niño una hoja de papel hecha bolita para representar la piedra del sueño de Nabucodonosor. Pida a cada niño que comparta cómo sabe que la Iglesia fue restaurada por Dios. A medida que los niños compartan, invítelos a darle sus “piedras” a usted. Envuelva las piedras con cinta o hilo para formar una piedra grande. Testifique que a medida que fortalecemos nuestro testimonio y compartimos el Evangelio con los demás, unimos nuestra fe para ayudar a que el Reino de Dios “llen[e] toda la tierra” (Daniel 2:35).