2006
¿Alimentos o diezmo?
Octubre de 2006


¿Alimentos o diezmo?

Me hallaba en mi primer año como empleada de una empresa de cosméticos. En aquel entonces estaba divorciada y vivía sola con mis dos hijos. En diciembre, la empresa envió a cada vendedor una gran caja con los productos navideños que debíamos vender durante esa época. Sin embargo, eso quería decir que se había deducido una gran cantidad de mi salario. Al calcular todos los gastos mensuales y el diezmo, tenía lo justo para mantenernos a los tres… pero sólo durante una semana. Y ese dinero debía cubrir el costo de los alimentos de todo el mes y el combustible del auto, pues lo necesitaba para el trabajo.

Cuando nuestro maestro orientador vino a visitarnos, le hablé de la situación y le dije que no iba a ser capaz de pagar el diezmo, pues si lo hacía, no tendría con qué alimentar a la familia. Mi fiel maestro orientador me aconsejó que pagara el diezmo y me recomendó que lo hiciera con fidelidad, y entonces el Señor de cierto me bendeciría. Mi maestro orientador siempre se había distinguido por su fidelidad y formalidad. Le dije, pero en broma: “Si no podemos comprar comida, acudiremos a usted”. Pero confiaba en él y no quería decepcionarlo al no seguir su consejo, así que pagué un diezmo íntegro.

Al presentar los productos navideños a comienzos del mes, pude vender muchos de ellos, y para el final del mes había vendido toda la mercancía así como todos los artículos que tenía en existencias desde hacía varios meses. De haber tenido más productos, es probable que también los hubiera vendido.

La promesa de mi maestro orientador se cumplió por entero. Verdaderamente, el Señor abrió las ventanas de los cielos, pues ese mes teníamos más dinero del que necesitábamos. Más tarde, cuando les pregunté a mis compañeros de trabajo cómo les había ido el negocio durante la época de Navidad, no estaban satisfechos. En esa época, una recesión económica había provocado un fuerte descenso de las ventas en la industria cosmética.

Cuán agradecida me siento por ese maestro orientador y el consejo que me dio. Desde entonces he tenido un fuerte testimonio del diezmo. Cuando hago mis visitas de maestra visitante, a las hermanas que creen er poco dinero para pagar el diezmo les doy mi testimonio sobre lo grandemente bendecidos que seremos si lo hacemos.