Instituto
Génesis 1-2: La Creación


2

Génesis 1-2

La Creación

(2-1) Introducción

La creación de Adán y Eva fue el punto culminante de la Creación en sí, pero haga una pausa por un momento, para pensar en todo el proceso de la Creación. El Padre estaba dirigiendo la formación y el establecimiento de un hogar para sus hijos. Cuando hubo terminado, el registro dice con hermosa simplicidad: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…” (Génesis 1:31), y así continuó siendo este mundo en los miles de años que han transcurrido: La tierra es un lugar hermoso y lleno de riquezas, un lugar que se renueva a sí mismo y que constantemente está creando nueva vida. Ha alojado a billones y billones de personas, y todavía es capaz de mantener a muchos más.

Piense por un momento en Adán y Eva: sus antepasados. Los miles de años transcurridos ¿han hecho que los imagine como a seres ficticios, como a los personajes de una novela? Los dos son personajes reales y aún viven. Adán volverá a la tierra antes del Milenio para presidir, bajo la autoridad de Jesucristo, en el gran concilio de Adán-ondi-Ahman (véase Daniel 7; D. y C. 116), y dirigir a los ejércitos del Todopoderoso para luchar contra las huestes de Satanás en la última gran batalla de la tierra (véase D. y C. 88:112-15).

El mundo los pinta como primitivos y supersticiosos; dicen que provocaron la Caída con su inmoralidad, o que son personajes imaginarios o mitológicos. Pero cuando lea acerca de ellos, recuerde cómo el Señor los ve. Piense en las virtudes especiales que deben haber poseído para haber obtenido el privilegio de ser los primeros seres humanos que habitaron esta tierra.

Probablemente ha leído el relato de la Creación muchas veces, pero esta vez medite acerca del significado actual que tiene para usted.

Instrucciones al alumno

  1. Utilice los comentarios que siguen a continuación para ayudarse en el estudio de Génesis 1-2.

  2. Puesto que Moisés 1-3 y Abraham 4-5 contienen el mismo relato, sólo que más completo, deben también ser estudiados junto con Génesis. (Los libros de Moisés y Abraham son estudiados en detalle, en el curso de la Perla de Gran Precio, Religión 327.)

  3. Complete el Resumen Analítico según las instrucciones del Curso individual supervisado. (Los estudiantes que tomen este curso deben completar toda esta sección.)

COMENTARIOS SOBRE GENESIS 1-2

(2-2) Génesis 1:1. ¿Cuándo fue “En el principio”?

Por lo menos dos aclaraciones importantes deben hacerse acerca de estas palabras con las que comienza la Biblia:

Primero, principio tiene un significado relativo y no quiere decir el punto de comienzo de toda la eternidad, si es que puede existir tal punto. El Señor dijo a Moisés que hablaría solamente acerca de esta tierra (véase Moisés 1:40). Las creaciones de Dios son demasiadas para que el hombre pueda contarlas (véase Moisés 1:37; 7:30), y muchos otros mundos ya han “dejado de ser” (Moisés 1:35). Por lo tanto, “en el principio” se refiere sólo al comienzo de esta tierra. El presidente Brigham Young explicó:

“¿Cuándo hubo un principio? Nunca hubo tal cosa; si hubiera habido, también tendría que haber un final; eso describe la eternidad. Cuando hablamos acerca del principio de la eternidad, es sólo una forma de hablar, pues este concepto va más allá de la capacidad de comprensión del hombre.” (Discourses of Brigham Young, pág. 47.)

Segundo, la creación de este mundo no fue el comienzo para los que vendrían a habitarlo. Antes de la creación de la tierra, ellos vivían como hijos espirituales de un padre y una madre celestiales, en una existencia premortal. El presidente Joseph F. Smith dijo:

“¿De dónde venimos? Procedemos de Dios; nuestros espíritus existían antes de venir al mundo. Formaban parte de los concilios de los cielos antes que la tierra fuera creada…Cantamos de alegría con las huestes celestiales cuando se creó la tierra y se diseñó el plan para nuestra existencia mortal y la redención que habríamos de necesitar…No hay lugar a dudas que estábamos presentes en esos concilios cuando esto sucedió…cuando Satanás se ofreció para ser salvador del mundo si a él se le daba el honor y la gloria del Padre…Estábamos allí, sin lugar a dudas, y tomamos parte en todos esos acontecimientos; estábamos muy interesados en llevar a cabo esos grandiosos planes y objetivos; los comprendíamos, se habían decretado para nuestro beneficio y van a ser consumados.” (Citado en Ludlow, Latter-day Prophets Speak, págs. 5-6.)

Por lo tanto, todos los hombres habían existido por un período indeterminado antes que el mundo fuera creado (véase D. y C. 49: 16-17). El presidente Kimball explicó:

“La vida se repartiría en tres divisiones o estados: preterrenal, terrenal e inmortal. En la tercera etapa estaría comprendida la exaltación, a saber, vida eterna y divinidad, para quienes magnificaran en forma completa su vida terrenal. El comportamiento de uno de estos estados surtiría un efecto trascendental en el estado o estados sucesivos. En caso de que una persona guardara su primer estado, se le concedería el segundo estado…[es decir], la vida terrenal, como período adicional de prueba y experiencia. Si magnificara su segundo estado, su experiencia terrenal, lo esperaría la vida eterna. Para ese fin pasan los hombres por las numerosas experiencias de la vida terrenal, ‘para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare’. (Abraham 3:25.)

“Los seres mortales que ahora vivimos sobre esta tierra nos hallamos en nuestro segundo estado. Nuestra presencia misma, con cuerpos terrenales, atestigua el hecho de que ‘guardamos’ nuestro primer estado. Nuestra materia espiritual era eterna y coexistía con Dios, pero nuestro Padre Celestial la organizó en cuerpos de espíritu. Nuestros cuerpos de espíritu pasaron por un intenso período de crecimiento, desarrollo y preparación, y habiendo pasado la prueba con éxito, finalmente se nos admitió a esta tierra y el estado terrenal.” (El milagro del perdón, págs. 4-5.)

Este “extenso período de crecimiento y desarrollo” debe haber tenido gran influencia en el estado actual del hombre. Por ejemplo, el presidente Brigham Young dijo que todos los nombres saben que Dios existe aunque algunos de ellos hayan olvidado que lo saben:

“Quiero deciros, a cada uno de vosotros, que conocéis muy bien a Dios, nuestro Padre Celestial, o sea, el gran Elohim. Vosotros lo conocéis muy bien, porque todos habéis vivido en su casa y habéis estado con El año tras año; estáis buscando conocerlo, cuando en realidad, la verdad es que simplemente habéis olvidado lo que sabíais. No hay nadie que no sea un hijo o una hija de este Ser Supremo.” (Discourses of Brigham Young, pág. 50.)

(2-3) La edad de la tierra

Aunque sabemos que el capítulo primero de Génesis no describe el comienzo de todas las cosas, ni el comienzo de la humanidad, sino que describe solamente el principio de esta tierra, no se puede decir con seguridad cuándo ocurrió ese comienzo. En otras palabras, las Escrituras no dan suficiente información para calcular la edad de la tierra. Por lo general, los que aceptan las Escrituras como verdaderas se adhieren a una de las tres teorías básicas que tratan de determinar la edad del mundo. Todas estas teorías se basan en las diferentes interpretaciones de la palabra día, como se usa en el relato de la Creación.

La primera teoría dice que la palabra día quiere decir lo mismo que en la actualidad y, por lo tanto, comprende 24 horas. De acuerdo con esta teoría, la tierra fue creada en una semana, o sea, en 168 horas. Por lo tanto, la tierra tendría ahora aproximadamente seis mil años. (Muchos eruditos están de acuerdo con que transcurrieron aproximadamente cuatro mil años entre la creación de Adán y el nacimiento de Jesucristo; y desde el nacimiento de Jesucristo a la época actual han pasado casi dos mil años.) Muy pocas personas, tanto miembros de la Iglesia como de otras religiones, aceptan esta teoría, puesto que hay muchas pruebas de que se llevó a cabo en un período más largo.

La segunda teoría dice que Abraham recibió revelaciones por medio del Urim y Tumim de que una revolución de Kólob, el astro que se encuentra más cerca de Dios, es equivalente a mil años de los de la tierra (véase Abraham 3:2-4). En otras palabras, podemos decir que un día del Señor equivale a mil años en la tierra; otros pasajes de escritura también apoyan esta teoría (véase Salmos 90:4; 2 Pedro 3:8; Facsímili número 2 del Libro de Abraham, ilustraciones 1, 4). Si la palabra día en Génesis fue usada en este sentido, entonces la tierra tendría aproximadamente trece mil años (7 días de mil años cada uno para la Creación, más casi seis mil años desde la caída de Adán). Algunos dicen que la sección 77, versículo 12, de Doctrina y Convenios apoya esta teoría.

Imagen
mural of newly-formed earth

Sala de la Creación del Templo de Los Angeles

A pesar de que la mayoría de los geólogos, astrónomos y otros científicos creen que aun este período más largo no es suficiente para explicar la evidencia física que se encuentra en la tierra en la actualidad, hay un pequeño porcentaje de reconocidos eruditos que no están de acuerdo. Estos últimos afirman que los científicos malinterpretan las épocas geológicas y que tremendas catástrofes en la historia de la tierra han acelerado el proceso que normalmente hubiera llevado miles de años. Sacan sus conclusiones de datos que evidencian la idea de que trece mil años no es una cantidad descabellada. Immanuel Velikousky, por ejemplo, escribió tres libros presentando pruebas de que, en tiempos no muy lejanos, han ocurrido terribles cataclismos, y refuta la idea de que los procesos naturales, en especial los geológicos, se han producido siempre con la misma velocidad, es decir, tomando la misma cantidad de tiempo. Estos tres libros se llaman: Worlds in Collision (Guerra de los mundos), Ages in Chaos (Epocas en caos), y Earth in Upheaval (Los cataclismos de la tierra). Dos científicos mormones, Melvin A. Cook y M. Garfield Cook, también apoyan esta teoría en su libro, Science and Mormonism (Ciencia y mormonismo).

La tercera teoría dice que la palabra día, en hebreo, puede referirse también a un período indeterminado, a una era. La palabra día, del hebreo, tal como aparece en el relato de la Creación, se ha traducido tanto como día, en el sentido literal, como también se ha traducido por un período más largo de tiempo. En Génesis 40:4 se tradujo como días. En Jueces 11:4, una forma de la palabra se tradujo como “andando el tiempo”. Abraham dice que los Dioses llamaron días a los períodos de la Creación (véase Abraham 4:5, 8, 13, 19, 23, 31).

Si Moisés usó la palabra día con ese último significado, entonces el conflicto aparente que existe entre las Escrituras y las evidencias que presentan los científicos que le dan millones de años a la tierra dejaría de existir. Cada una de las eras o días de la Creación podían haber durado millones o cientos de millones de años, y la forma común de medir la edad geológica de la tierra podría ser aceptada. Muchos textos de estudios universitarios explican esta última teoría.

Aunque es interesante estudiar estas teorías acerca de la edad de la tierra, la Iglesia no ha aceptado ninguna de ellas. Por razones que sólo El mismo conoce, el Señor todavía no ha encontrado apropiado revelar los detalles de la Creación. Por lo tanto, aunque a los mormones se nos manda aprender de muchas fuentes (véase D. y C. 88:77-79), no se justifica que nadie quiera establecer una teoría en particular como la teoría oficial de la Iglesia.

(2-4) Génesis 1:1. ¿Quién creó la tierra?

La Biblia dice que Dios creó los cielos y la tierra, pero nosotros tenemos información adicional que nos permite saber quién fue el Creador.

Muchos pasajes de las Escrituras indican que a Jehová, o sea, Jesucristo, antes de venir al mundo, fue a quien se le dio la responsabilidad de llevar a cabo la obra de la creación, no solamente la de esta tierra, sino la creación de muchas otras. Dios le dijo a Moisés: “Y he creado incontables mundos, y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado” (Moisés 1:33).

Jehová, o sea, Jesucristo, contó con la ayuda de Miguel para crear la tierra. El élder Bruce R. McConkie explica quién era Miguel:

“El gran príncipe, Miguel, llamado Adán en su estado mortal, le sigue a Cristo en importancia en el plan eterno de salvación y progreso. En la preexistencia, con excepción de Jesucristo, Miguel era el más inteligente, el más poderoso, y el mejor entre los hijos espirituales de Dios que iban a venir a poblar la tierra. El trabajó bajo la guía de Jesucristo y conforme a sus instrucciones. ‘El es el padre de la familia humana y tiene señorío sobre los espíritus de todos los hombres.’ (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 183.) El nombre Miguel aparentemente quiere decir ‘uno que se asemeja a Dios’.

“Miguel ejecutó la parte más importante después de la de Jesucristo, en la creación de la tierra.” (Mormón Doctrine, 2da. edición, pág. 491.)

Abraham dice que entre muchas de las nobles y grandes inteligencias se encontraba “uno que era semejante a Dios” y que le dijo a los demás: “descenderemos,…y tomaremos estos materiales, y haremos una tierra sobre la cual éstos puedan morar” (Abraham 3:22,24). Este pasaje indica que otros, además de Adán, pueden haber ayudado en la Creación.

El élder Joseph Fielding Smith enseñó:

“Cierto es que Adán ayudó a formar esta tierra, pues trabajó junto a nuestro Salvador Jesucristo. Yo poseo un fuerte punto de vista o convicción de que hubo otros que también cooperaron con ellos. Tal vez Noé y Enoc; ¿y por qué no José Smith y aquellos que fueron señalados para ser gobernantes antes de que la tierra fuese formada?” (Doctrina de Salvación, Tomo I, págs. 70-71; véase también Abraham 3:22-24.)

(2-5) Génesis 1:1. ¿Qué quiere decir la palabra crear?

La palabra en hebreo que se traduce como “crear” significa dar forma, elaborar; lo que hacen los Dioses (Génesis 1:1). El profeta José Smith explicó:

“Si preguntamos a los sabios doctores por qué dicen que el mundo fue hecho de la nada, ellos nos contestan: ‘¿No dice la Biblia que Dios creó el mundo?’ Y concluyen, por la palabra crear, que debe de haber sido hecho de la nada. Pero la palabra crear vino del término hebreo baurau, que no significa crear de la nada, sino manifestar, dar forma, organizar, así como un hombre organiza los materiales y construye un barco.

“De manera que podemos deducir que Dios tenía a su disposición los materiales para organizar el mundo de todo aquel caos, es decir, materia caótica, que es elemento, y en el cual mora toda gloria. Los elementos han existido desde que nosotros tuvimos existencia. Los principios puros de los elementos son principios que jamás pueden ser destruidos; pueden ser organizados y reorganizados, mas no destruidos. No tuvieron principio, y no pueden tener fin.” (Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 433-436.)

(2-6) Génesis 1:2. ¿Por qué el Espíritu se “movía” sobre la tierra que estaba “desordenada y vacía”?

“La tierra, después de haber sido formada y organizada, por supuesto, no ‘estaba desordenada y vacía’; interpretado del hebreo, y como se encuentra en el relato de Abraham, ‘estaba vacía y desolada’. En el momento en que comienza la descripción de la preparación de la tierra para hacerla habitable, ésta estaba envuelta en agua, y sobre ella el Espíritu de Dios se movía. (La palabra ‘movía’ fue traducida de una palabra del hebreo que describe lo que hacen las aves cuando incuban y protegen los huevos en el nido.)

“La fuerza creativa aquí llamada el ‘Espíritu de Dios’ podría ser la misma que a veces se llama ‘la luz de Cristo’ en Doctrina y Convenios, y es la que actúa sobre los elementos dándoles forma y preparándolos (véase D. y C. 88:7-13). Que el Hijo era el administrador de dicha fuerza, bajo la dirección del Padre, también es evidente en los siguientes pasajes de las Escrituras: Juan 1:1-4 y Hebreos 1:1-2. (Véase también el Libro de Mormón, Helamán 12:8-14 y Jacob 4:6-9.)” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:11.)

(2-7) Génesis 1:6-8. ¿Cuáles eran las dos “aguas”?

Aguas “debajo de la expansión”, y aguas “sobre la expansión” son un fenómeno común en la tierra.

“El agua que estaba debajo de la expansión era el agua en estado líquido sobre la tierra; y el agua que estaba sobre la expansión se refería al vapor de agua que se acumula en las nubes, que forma parte de la atmósfera y se transforma en lluvia.” (Keil and Delitzsch, Commentary, 1:1:53-54.)

Imagen
light divided from darkness

“Y Dios separó la luz de las tinieblas”

(2-8) Génesis 1:11-12, 21, 24-25

Los principios de la genética, o las leyes de Mendel acerca de la herencia, fueron establecidos durante la Creación; los tres relatos que cubren ese período hablan de ellos. La expresión “según su especie” se repite en los tres (Génesis 1; Moisés 2; Abraham 4). Abraham lo explica mejor en el capítulo 4, versículos 11 y 12 de su libro. Además, en el versículo 31 encontramos una afirmación de la inmutabilidad de las leyes que el Señor dio a esta tierra (véase también D. y C. 88:36-38, 42-43). El profeta José Smith enseñó:

“Dios ha expedido ciertos decretos que son fijos e inalterables, por ejemplo: Dios puso el sol, la luna y las estrellas en los cielos, y les fijó sus leyes, condiciones y límites que no pueden traspasar sino por mandamiento de El; todo se mueve en armonía perfecta en su esfera y orden, y nos son por luces, maravillas y señales. El mar también tiene sus límites que no puede pasar. Dios ha puesto muchas señales en la tierra así como en los cielos, por ejemplo: la encina del bosque, el fruto del árbol y la hierba del campo son señales de que allí se ha plantado una semilla, porque el Señor ha decretado que todo árbol, planta y hierba que lleve semilla debe reproducir su propia especie, y no pueden nacer de acuerdo con ninguna otra ley o plan.” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 238.)

(2-9) Génesis 1:21.

Una acepción de la palabra monstruo es animal enorme. “Monstruos marinos” fue traducido de la palabra hebrea tannanim, que quiere decir “los grandes o inmensos”, y es posible que se refiera a todos los grandes animales marinos, tanto peces como reptiles y mamíferos.

(2-10) Génesis 1:26-27. “Hagamos al hombre a nuestra imagen”

Hablando del hecho de que Dios creó al hombre a su imagen, el presidente Brigham Young dijo:

“El hombre fue hecho a imagen de su Creador,…es exactamente como El: Tiene ojos, frente, cejas, nariz, mejillas, boca, mentón, orejas, tal como nuestro Padre Celestial.” (Citado en Ludlow, Latter-day Prophets Speak, pág. 278.)

A pesar de que el presidente Young nombró sólo al hombre, la palabra se refiere también, en este caso, a hombre y mujer. Algunos de los profetas de estos últimos días han hablado de la existencia de una Madre en el cielo. La Primera Presidencia (Joseph F. Smith, John R. Winder y Anthon H. Lund) declaró esta doctrina en 1908 con las siguientes palabras: “Todos los hombres y las mujeres fueron creados a la semejanza del Padre y la Madre universales, y son literalmente hijos e hijas de Dioses.” (Citado en Clark, Messages of the First Presidency, 4:203.)

El élder Joseph Fielding Smith, luego de citar Génesis 1:26-27, dijo: “¿No es lógico pensar que los espíritus de las mujeres fueron creados a imagen de una ‘Madre Celestial’?” (Answers to Gospel Questions, 3:144.)

(2-11) ¿Cuál era la base de la potestad de Adán sobre la tierra?

“El sacerdocio fue primeramente dado a Adán; a él se dio la Primera Presidencia, y tuvo las llaves de generación en generación. Lo recibió en la Creación, antes de ser formado el mundo, como se ve en Génesis 1:26, 27, 28. Le fue dado el dominio sobre toda cosa viviente. Es Miguel el Arcángel, de quien se habla en las Escrituras.” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 182.)

(2-12) Génesis 1:28. ¿Qué significa “llenad”?

Tanto en el versículo 22 como en el 28 aparece la palabra mole del hebreo, la cual se ha traducido al castellano como “henchid” en algunas versiones y como “llenad” en otras. Ambas son correctas.

(2-13) Génesis 1:27-28. Cuando Dios creó al hombre también creó a la mujer

“’Y yo, Dios, dije a mi Unigénito, el cual fue conmigo desde el principio: Hagamos al hombre [pero no al hombre solo, sino al hombre completo, es decir, al marido y la mujer] a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y fue hecho.’ (Moisés 2:26.) El Señor unió a Adán y Eva por medio del matrimonio eterno, el cual tiene validez más allá de la muerte. Todos deberían casarse de esta manera…

“Luego de haberlos creado a imagen de Dios, se les dio el mandamiento: ‘Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla’ (Génesis 1:28). Después de haber completado esta creación magnífica, los Dioses la contemplaron y dijeron que era muy buena. Tan buena que los científicos de hoy, aunque quisieran, no pueden mejorarla: el hombre creado para labrar la tierra, mantener a su familia, y guiarla; la mujer creada para apoyarlo, cooperar con él, tener hijos, criarlos y enseñarles. Fue una creación muy buena.

“Y de esa manera lo organizó el Señor. No lo hizo como un experimento; El sabía muy bien lo que estaba haciendo.” (Spencer W. Kimball, “Speaking Today”, Ensign, marzo de 1976, pág. 71.)

(2-14) Génesis 1:28. “Fructificad y multiplicaos”

Si tenemos en cuenta que el propósito más grande de Dios es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39), de que sin un cuerpo físico el hombre no puede obtener la plenitud de gozo (véase D. y C. 93:33-35) y que venir a la tierra para probarnos es un requisito para lograr el progreso eterno (véase Abraham 3:25), se puede decir sin temor a equivocarse que traer hijos al mundo es una de las cosas de mayor importancia dentro del plan del Señor.

El presidente Spencer W. Kimball habló de la importancia de tener hijos:

“El primer mandamiento que se encuentra registrado en las Escrituras es ‘multiplicaos; llenad la tierra’; que a nadie le pase por la mente que se les mandó tener hijos sin estar casados. Esa idea no tiene fundamento…

“Le he dicho a muchos jóvenes en muchas ocasiones, que no deben posponer el matrimonio hasta que hayan terminado su educación. También les he dicho a miles de jóvenes que después de casados no deben esperar a tener hijos hasta después de haber salido de la universidad o de haber obtenido una buena posición económica. El propósito básico del matrimonio es tener hijos, y cuando se encuentra al cónyuge adecuado, no se debe esperar; deben casarse y dejar que vengan los hijos.

“Parece haber una creciente tendencia a creer que el propósito del matrimonio es legalizar las relaciones sexuales. Por el contrario, su propósito no es satisfacer los deseos sexuales, como el mundo quiere hacernos creer, sino que su propósito es tener hijos y formar una familia. Repito que cuando se ha encontrado el compañero ideal, no se debe esperar. Las jóvenes esposas se deben preocupar de tener y criar hijos. No conozco ningún pasaje de escritura que autorice a las esposas a posponer el tener hijos para salir a trabajar y pagarle de esa forma los estudios a su esposo. Hay miles de muchachos que se han pagado una carrera y a la vez han mantenido a su familia. Aunque hacerlo así es más difícil, es posible hacerlo.” (”Marriage Is Honorable,” en Speeches of the Year, 1973, págs. 262-63.)

(2-15) Génesis 2:5. ¿Es lo que se relata en Génesis un registro de la creación espiritual?

“El relato de Génesis sobre la Creación no trata de una creación de los espíritus, sino que en sentido particular habla de la creación espiritual. Naturalmente, esto requiere cierta explicación. El relato de Génesis, capítulos 1 y 2, se refiere a la creación física de la tierra; el relato del establecimiento de toda vida sobre ella, desde el principio hasta la caída de Adán, reseña, en un sentido, la creación espiritual de todas las cosas, pero también fue una creación física. Cuando el Señor dijo que crearía a Adán, no se refería a la creación de su espíritu, pues eso ya había ocurrido muchísimo antes que El (Adán) estuviera en el mundo de los espíritus y fuera conocido como Miguel. (Véase Moisés 2:26-28; Génesis 1:26-28.)

“El cuerpo de Adán fue creado del polvo de la tierra, pero en aquel momento ésta era una tierra espiritual. Adán tuvo un cuerpo espiritual hasta que la mortalidad vino sobre él a través de la violación de la ley bajo la cual vivía, pero también tuvo un cuerpo físico de carne y hueso.

“Y bien, ¿qué es un cuerpo espiritual? Aquel que es vivificado por el espíritu y no por la sangre…Después de la Caída, la cual vino por la transgresión a la ley bajo la que Adán estaba viviendo, el fruto prohibido tuvo el poder de crear sangre y cambiar su naturaleza, y la mortalidad tomó el lugar de la inmortalidad, y todas las cosas, participando del cambio, se tornaron mortales. Ahora repito, el relato de Génesis, capítulos 1 y 2, es el relato de la creación física de la tierra y de todo lo que hay sobre ella, pero la Creación no estuvo sujeta a la ley mortal sino hasta después de la Caída. Por lo tanto, ésta fue una creación espiritual y así permaneció hasta la Caída, en la que vino a ser temporal, o mortal. (Véase D. y C. 77:6.)” (Smith, Doctrina de Salvación, tomo I, págs. 72-73.)

(2-16) Génesis 2:7. Adán fue la “primera carne” sobre la tierra

Moisés, en el capítulo 3, versículo 7, amplía el versículo 7 de Génesis 2, con estas palabras: “…El hombre fue alma viviente, la primera carne sobre la tierra, también el primer hombre.” El presidente Joseph Fielding Smith explica qué quiere decir la primera carne.

“Adán fue el primer hombre sobre la tierra, de acuerdo con las palabras del Señor, y también la primera carne. Este punto necesita cierta explicación.

“Adán no vino a esta tierra sino hasta que ésta estuvo preparada para recibirlo. Los animales y las plantas ya estaban aquí; el Señor no lo trajo a un mundo desolado. Se preparó todo en el orden que se menciona en las Escrituras, y cuando estuvo todo listo, se trajo a Adán a la tierra.

“¿Qué quiere decir entonces que Adán fue la ‘primera carne’? Es sencillo una vez que se comprende. Adán fue la primera de las criaturas que cayó y se transformó en una persona de carne y hueso, o sea, que se convirtió en un ser mortal. En las Escrituras, el Señor habla de la carne refiriéndose a nuestra existencia mortal; Adán fue la primera carne, o sea, el primer mortal. No existía la muerte hasta que él cayó, nos dicen las Escrituras. Está escrito, y es parte del Evangelio de Jesucristo.” (Seek Ye Earnestly, págs. 280-81.)

Imagen
earth and heavens

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”

(2-17) Génesis 2:8. ¿Dónde estaba e l Jardín d e Edén?

“De acuerdo con las revelaciones dadas al profeta José Smith, enseñamos que el Jardín de Edén se hallaba en el continente americano, ubicado donde la Ciudad de Sión, o sea, la Nueva Jerusalén, va a ser construida.” (Véase D. y C. 116; History of the Church, 3:35-36.)”

Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Jardín, finalmente moraron en un lugar llamado Adán-ondi-Ahman, situado en lo que hoy es el distrito de Daviess en el estado de Misurí. Tres años antes de su muerte, Adán convocó a este sitio a los de su posteridad que eran justos, y los bendijo; y es en este sitio donde se sentará Adán, o Miguel, según leemos en el séptimo capítulo del libro de Daniel. [Daniel 7:9-14, 21-22, 26-27.]” (Smith, Doctrina de Salvación, tomo III, pág. 70.)

El Diluvio y los cataclismos que se produjeron posteriormente cambiaron drásticamente la topografía y geografía de la tierra. Los descendientes de Noé evidentemente pusieron a los nuevos ríos y tal vez a algunos otros puntos geográficos los mismos nombres de los que conocían antes del Diluvio. Esta teoría explicaría por qué algunos ríos en la Mesopotamia tienen el mismo nombre que algunos de los que originalmente estaban en el continente americano. También es posible que algunos de los sistemas fluviales actuales sean parte de los antidiluvianos que se encontraban en el único continente que existía en ese entonces.

Imagen
animals in garden

Dios hizo los animales

RESUMEN ANALITICO

(2-18) En Génesis, y en los relatos similares de Moisés y Abraham, encontramos un breve registro de la creación de la tierra y del hombre que vendría a vivir en ella. Es un relato sencillo y directo. Aunque no se nos dice exactamente cómo creó el Señor todas las cosas, se nos enseñan varios conceptos fundamentales:

Primero, Dios, el Padre de todos los hombres, ideó la creación de este mundo para que el hombre tuviera un lugar en el cual cumplir un período de probación como mortal, y progresar en su camino hacia la eternidad.

Segundo, el hombre es literalmente el hijo de Dios.

Tercero, el mundo no fue creado por casualidad o accidente.

Cuarto, Adán fue el primer hombre y la “primera carne” en la tierra (véase el encabezamiento 2-16 [Moisés 3:7].)

Quinto, Adán cayó del estado de inocencia e inmortalidad en que se encontraba, y su caída afectó tanto a la tierra misma como a todas las criaturas que vivían en ella.

Sexto, la expiación de Jesucristo fue planeada antes que el mundo fuera creado, con el fin de que los hombres pudieran venir a una tierra corrompida debido a la Caída, y en ella se superaran, vencieran el obstáculo de la muerte, y volvieran a vivir con Dios.

Existe otra teoría en cuanto al comienzo de todas las cosas, que es muy popular y se enseña en todo el mundo. Nos referimos a la teoría de la evolución, basada en los libros de Charles Darwin, la cual expone conceptos distintos a los de las Escrituras acerca del comienzo de la tierra y del origen del hombre. Citamos a continuación las opiniones de varias autoridades de la Iglesia que hablan de la posición de ésta con respecto a la Creación y al origen del hombre.

“Muchas personas creen que Adán no fue el primer hombre sobre la tierra, y que el primer hombre evolucionó de especies inferiores en la escala. Esta, sin embargo, es una teoría de los hombres. El Señor declara que Adán fue el ‘primer hombre de todos los hombres’ (Moisés 1:34), y nosotros tenemos la responsabilidad de considerarlo como el padre de la humanidad. Se le mostró al hermano de Jared que todos los hombres fueron creados en el principio a imagen de Dios; y si lo interpretamos como que quiere decir el espíritu o el cuerpo, o ambos, nos lleva a la misma conclusión: El hombre empezó su vida como un ser humano a semejanza de nuestro Padre Celestial.” (La Primera Presidencia [Joseph F. Smith, John R. Winder, Anthon H. Lund], citado en Clark, Messages of the First Presidency, 4:05.)

“Cualquier teoría que no reconozca que Dios es una persona y que actúa voluntariamente, y que diga que todo sucedió por casualidad, no puede ser aceptada por los Santos de los Ultimos Días…Es inconcebible creer que el hombre y las demás cosas fueron creados por casualidad.” (Widtsoe, Evidences and Reconciliations, 1:155.)

“Estoy agradecido de que, en medio de la confusión que existe entre los hijos de nuestro Padre, se les ha dado a los miembros de esta gran organización la verdad acerca del origen del hombre: que venimos del mundo de los espíritus donde fuimos engendrados por nuestro Padre Celestial; que El formó a nuestros primeros padres del polvo de la tierra; que los espíritus de ellos fueron puestos en sus cuerpos; que el hombre vino a la tierra, no como algunos han creído, no como otros han querido creer, derivados de seres inferiores, sino que nuestros antepasados eran seres que vivían en las cortes celestiales. No somos producto de un orden de vida inferior, sino que nuestro antepasado es Dios, nuestro Padre Celestial.” (George Albert Smith, en Conference Report, octubre de 1925, pág. 33.)

“Naturalmente, pienso que aquellos que se aferran al punto de vista de que el hombre ha surgido a través de esas épocas de la escoria del mar, a través de billones de años, no creen en Adán. Honestamente no sé cómo pueden decir que creen en él, y os voy a mostrar que realmente no creen. Hay algunos que intentan hacerlo pero son incoherentes —absolutamente incoherentes— porque esa doctrina es tan incompatible, tan extremadamente fuera de armonía con las revelaciones del Señor, que el hombre no puede creer en ambas.

“Digo muy enfáticamente, no podéis creer en esta teoría del origen del hombre y aceptar, al mismo tiempo, el plan de salvación tal como ha sido establecido por el Señor nuestro Dios. Debéis elegir uno y rechazar el otro, pues se encuentran en conflicto directo, y hay un abismo que los separa, el cual es tan grande que no puede ser salvado, no importa cuánto se intente hacerlo.

De acuerdo con esta teoría, Adán, y con eso quiero decir el primer hombre, no era capaz de pecar. No podía transgredir y acarrear la muerte al mundo porque, según los evolucionistas, la muerte siempre había estado en el mundo. Sí, por lo tanto, no hubo caída, no hubo necesidad de una expiación y, por lo tanto, la venida del Hijo de Dios al mundo como el Salvador resulta una contradicción, una cosa imposible. ¿Estáis preparados para creer una cosa semejante?” (Véase Smith, Doctrina de Salvación, Tomo I, pág. 136-137.)

Imagen
President Joseph F. Smith and Counsellors

La Primera Presidencia (1901-1910): John R. Winder, Presidente Joseph F. Smith, Anthon H. Lund

(2-19) Pero, ¿qué debemos pensar de la evidencia científica que parece contradecir la opinión de la Iglesia? ¿No es también sumamente convincente la evidencia de que la vida evolucionó de un mismo origen? Harold G. Coffin, profesor de paleontología e investigación en el instituto de Investigación Geológica de la Universidad Andrews de Michigan, expone su punto de vista del comienzo de la vida. A continuación reproducimos partes de un folleto sobre la Creación escrito por el Dr. Coffin.

“Ha llegado el momento de reevaluar los datos que Charles Darwin usó para apoyar su teoría de la evolución, junto a una gran cantidad de información nueva. Los que tienen el valor de penetrar ese mar de conjeturas que rodea la incógnita del origen de la vida descubrirán que la ciencia puede probar que la Creación es la mejor explicación que se puede dar al origen de la vida. Existen cuatro puntos que nos llevan a sacar esta conclusión.

“1. La vida no puede ser generada espontáneamente.

“2. Las especies de animales complejos aparecieron repentinamente.

“3. En el pasado los cambios han sido pocos.

“4. En el presente los cambios son también muy limitados.

“Cualquiera que esté interesado en saber la verdad debe considerar seriamente estos puntos. Ellos ponen en tela de juicio la teoría de la evolución y han causado que muchos científicos contemporáneos, hombres inteligentes y sinceros, cambien su opinión acerca del origen de la vida.” (Coffin, Creation: The Evidence from Science, pág. 1.)

La vida no puede ser generada espontáneamentee

“El científico Homer Jacobson dice en la revista American Scientist, de enero de 1955: ‘Es muy poco probable que se puedan organizar los elementos del medio ambiente para formar una sola molécula de aminoácido, teniendo en cuenta el tiempo y el espacio disponible para el origen de la vida terrestre’.

“¿Cuánta mezcla orgánica, de la que algunos dicen que salió la primera chispa de vida, sería necesaria para que se produjera espontáneamente una proteína simple? Jacobson también contesta esta pregunta: ‘Solamente la más simple de estas proteínas, tal vez, pudiera generarse si la tierra estuviera cubierta completamente con una capa de aminoácidos de ochocientos metros de grosor, durante el transcurso de un billón de años. Es muy difícil hacerse a la idea de que cabe la posibilidad de que con los elementos actuales se genere una molécula de aminoácido, y aún más remota es la posibilidad de que, por accidente, esta molécula se transforme en un organismo protoplasmático capaz de reproducirse y de desarrollar funciones metabólicas. [Homer Jacobson, “Information, Reproduction and the Origen of Life”, American Scientist, de enero de 1955, pág. 125.]

“Otro científico, impresionado ante las pocas posibilidades de que se puedan generar proteínas espontáneamente, ha expresado su opinión al respecto: ‘Es posible calcular la probabilidad de que el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el oxígeno y el sulfuro se junten para formar una molécula, la cantidad de materia inorgánica que se debe transformar, y el tiempo necesario para que este proceso se complete. Un matemático suizo, Charles Eugene Guye, ha hecho el cómputo y encontró que existe sólo una posibilidad en diez elevado a un ciento sesenta potencia, o sea, diez multiplicado por sí mismo ciento sesenta veces, un número que casi ni puede expresarse con palabras. La cantidad de materia orgánica que debe agitarse para producir una sola molécula de proteína es millones de veces mayor que la que se encuentra en todo el universo. Para que ocurra en la tierra, se requerirían muchos, casi un infinito número de billones (10 243) de años.’ [Frank Allen, “The Origin of the World—by Chance or Design?” en John Clover Monsma, editado, The Evidence of God in an Expanding Universe, pág. 23.]” (Coffin, Creation, pág. 3-4).

Las especies de animales complejos aparecieron repentinamente

“En 1910, Charles Walcott encontró, por casualidad, un día en que andaba a caballo por las montañas rocosas canadienses, fósiles marítimos. De ese lugar se ha extraído la colección más completa de fósiles del período cámbrico. Walcott encontró animales de cuerpo blando que habían sido preservados en el lodo. Varias clases de gusanos y crustáceos dejaron impresiones en la endurecida roca. Entre dichas impresiones también se encuentran las de los órganos internos de estos animalitos, tales como los intestinos o el estómago. Algunos de estos animales estaban cubiertos de pelos, otros de espinas, otros con apéndices, pero todos ellos tenían la estructura característica de los gusanos y los crustáceos.

“Examinando la parte dura y visible de los fósiles se pueden sacar varias conclusiones acerca de los animales: Sus ojos y antenas indican que tenían un buen sistema nervioso; las agallas muestran que podían extraer oxígeno del agua; y para que el oxígeno circulara por el cuerpo, tienen que haber tenido un buen sistema circulatorio.

“Su boca estaba compuesta de partes especiales destinadas a filtrar determinados alimentos del agua. En resumen, no eran ni simples ni primitivos; eran muy parecidos a los gusanos y los crustáceos que conocemos en la actualidad y, sin embargo, se encontraban en las más antiguas de las rocas que se han hallado con señales de vida animal. ¿Cuáles eran los antepasados de estos animales?

“Estos datos no son nuevos; han causado dudas por lo menos desde la época de Charles Darwin. Si la teoría de la evolución progresiva de las formas más simples a las más complejas es verdadera, los antepasados de estos seres complejos en el período cámbrico deben encontrarse; pero no se han encontrado y hay pocas posibilidades de que se encuentren algún día.

“Basándose en los datos conocidos, y en lo que se encuentra actualmente en la tierra, la teoría de una creación súbita, en la cual las formas de vida principales fueron establecidas, es la más lógica.” (Coffin, Creation, págs. 5-6.)

En el pasado los cambios han sido pocos

“Los científicos que estudian fósiles han descubierto otra cosa interesante: No sólo aparecieron seres complejos en el período cámbrico, sino que la estructura básica de los animales no ha cambiado mucho desde entonces…Dicho con otras palabras, éste es el problema de los eslabones perdidos. Pero no se trata de un eslabón perdido, sino de muchos. Los evolucionistas se ven confrontados al problema de que faltan secciones enteras de la cadena…

“G. G. Simpson, quien se daba cuenta de este problema, dijo: ‘Por las características constantes de los fósiles que hemos encontrado, aprendemos que las especies aparecen repentinamente. Por lo general, no son precedidas por especies que han cambiado casi imperceptiblemente, como Charles Darwin pensó que sería el caso, de acuerdo con su teoría de la evolución.’ [The Evolution of Life, pág. 149.]

“Por lo tanto, vemos que no sólo la aparición repentina de especies de anímales complejos es un problema para los evolucionistas, sino que también la ausencia de cambios entre las especies más importantes les preocupa. Volvemos a repetir que esto no es un problema nuevo. En seguida que se empezaron a coleccionar fósiles, se hizo evidente el hecho de que se podían clasificar en categorías básicas como se puede hacer con los animales y las plantas actuales. Muchos científicos han comentado en los últimos años que no han encontrado cambios y que tampoco han encontrado los eslabones que los lleven a específicas clases de animales…

“La mayoría de los alumnos ha visto ilustraciones del hombre de Neandertal: semidesnudo, peludo, de cuello corto, hombros encorvados, piernas torcidas, con apariencia más de simio que de hombre. Todas esas láminas se basan en la descripción que hizo el francés Boule alrededor del año 1912. [Marcelline Boule, Fossil Men.] Estas han pasado inalteradas una y otra vez de libro a libro y de año a año, por casi sesenta años. Lo interesante es que Boule basó su descripción en un solo esqueleto que según se ha comprobado recien temente, ten ía los huesos deformados por un grave caso de artritis.

“Los dos científicos que hicieron este descubrimiento, William Straus y A. J. E. Cave, dijeron: ‘Por lo tanto, no existe una razón válida para suponer que la posición encorvada del hombre de Neandertal, en el cuarto período glacial, se debía a una diferencia básica entre aquel y el hombre actual…Al contrario, si pudiera ser reencarnado y colocado en los subterráneos de Nueva York —luego de hábersele bañado, afeitado y vestido con ropas modernas— es muy posible que no atrajera más atención sobre sí que alguno de los otros elementos humanos que frecuentan dichos medios de transporte.’ [William L. Straus, hijo, y A. J. E. Cave, “Pathology and the Posture of Neanderthal man”, Quarterly Review of Biology, dic. 1957, págs. 358-59.] Eso fue escrito hace ya unos años. Hoy, el hombre de Neandertal llamaría menos la atención si no se hubiera afeitado.” (Coffin, Creation, págs. 6, 10.)

En el presente los cambios son también muy limitados

“En un programa de televisión que se presentó con motivo del centenario del libro Origin of Species (El origen de las especies), de Charles Darwin, Sir Julián Huxley introdujo sus comentarios con las siguientes palabras: ‘Lo primero que quiero decir acerca de la teoría de Darwin es que dejó de ser una teoría; ahora es un hecho. Ningún científico que se aprecie a sí mismo negaría el hecho de que existió la evolución, tal como tampoco negaría que la tierra da vueltas alrededor del sol’. [Sol Tax y Charles Callender, edición, Issues in Evolution, pág. 41.] Esta afirmación puede causar confusión porque menciona sólo parte de la verdad. Primero, la palabra evolución debe ser definida.

“La palabra en sí solo quiere decir cambio, y basándonos en esta definición, por supusto que existe la evolución. Sin embargo, la mayoría de la gente piensa que evolución quiere decir un cambio progresivo a través del tiempo desde lo más simple a lo más complejo, de lo primitivo a lo más desarrollado. Esta definición de la evolución no se puede probar. El estudio de las leyes de la herencia revela principios que prueban la evolución, siempre que entendamos que evolución simplemente significa cambio. Pero los cambios evidentes y pequeños que ocurren en el mundo animal y vegetal no son suficientes para sacar la conclusión de que cambios ilimitados han ocurrido en el pasado…

“Es cierto que nuevas variedades de plantas y animales se forman en la actualidad. La casi infinita cantidad de variedades intermedias de especies de animales y de plantas, las mutaciones de los parásitos y las adaptaciones que algunas especies sufren tanto para atacar como para defenderse, nos llevan inevitablemente a concluir que sí ocurren cambios. Pero el problema de que nunca se han producido grandes cambios que llevarían de una especie a otra completamente distinta sigue siendo algo que inquieta a los evolucionistas. Los animales y las plantas actuales pueden cambiar, pero los cambios que se producen son limitados. Los laboratorios científicos no han podido comprobar transformaciones de una especie en otra, y podemos llegar a la misma conclusión en cuanto a lo que sucedió en los primeros años de la tierra si aceptamos lo que realmente nos muestran los fósiles encontrados.” (Coffin, Creation, págs. 13, 15.)

Conclusión

“El estar expuestos constantemente a una teoría sola del origen del hombre, ha convencido a muchos de que no existe otra alternativa y de que la evolución es la única posibilidad que existe. ¡Qué triste es que la mayoría de los millones de personas que obtienen una educación sean privados de la oportunidad de sopesar la evidencia de los dos lados!

“Un examen de los fósiles, registros pétreos del pasado, nos muestran que los organismos complicados aparecieron súbitamente en la tierra. Además, el tiempo no los ha modificado lo suficiente como para cambiar las relaciones básicas que existen entre ellos. Los seres vivos actuales nos enseñan que cambiar es parte de la vida terrenal, pero a la vez, que existen límites más allá de los cuales no se puede pasar espontáneamente, y que el hombre no ha sido capaz de forzar estos cambios. Cuando analiza los seres vivos del pasado y del presente, el hombre nunca debe olvidar que está examinando la vida misma, una fuerza única que no ha podido crear y que está tratando de comprender por todos los medios.

“Esta es la realidad; aquí están las pruebas, las razones que se necesitan para creer que la vida es producto de un acto creador. Ha llegado el momento de que cada uno tenga la oportunidad de conocer los dos puntos de vista y de sacar su propia conclusión.” (Coffin, Creation, pág. 15.)