En apoyo a la nueva generación

Al prepararme para hablarles, me he sentido atraído por la historia de Helamán y los jóvenes del pueblo de Ammón. Al estudiar este relato, he sentido el poder de los profetas del Libro de Mormón que enseñan a los padres, obispos y miembros del barrio.

Helamán era un hombre en quien los jóvenes ammonitas podían confiar. Los ayudó a desarrollarse y madurar en rectitud. Lo conocían y lo amaban, y “quisieron que [él] fuese su caudillo”¹.

Helamán amaba a esos jóvenes como si fueran sus hijos y vio su potencial². El élder Dale G. Renlund enseñó que “para servir a los demás de forma eficaz, debemos verlos a través de los ojos […] del Padre Celestial. Solo entonces podremos empezar a comprender el verdadero valor de un alma; solo entonces podemos percibir el amor que nuestro Padre Celestial tiene por todos Sus hijos”³. Hoy en día, los obispos son bendecidos con discernimiento para ver la identidad divina de los jóvenes bajo su cuidado.

Helamán “cont[ó]”⁴ a los jóvenes a su cargo. Dio prioridad a establecer relaciones sólidas con ellos.

En un momento clave en el que la vida y la muerte pendían de un hilo, Helamán y sus jóvenes guerreros perdieron el rastro del ejército que los perseguía. Helamán deliberó en consejo con los jóvenes:

“He aquí no sabemos si se han detenido con objeto de que marchemos contra ellos […];

“por lo tanto, ¿qué decís, hijos míos?”⁵.

Esos fieles jóvenes respondieron: “Padre, he aquí, nuestro Dios está con nosotros y no nos dejará caer; así pues, avancemos”⁶. Ganaron la batalla, ya que Helamán apoyó a estos jóvenes en su decisión⁷ de actuar⁸.

Los jóvenes ammonitas tenían una gran causa y eran valientes para “ayudar al pueblo”⁹. “Esta pequeña fuerza”, dirigida por Helamán, infundió “gran esperanza y mucho gozo”¹⁰ en el corazón de los experimentados ejércitos nefitas. Los obispos hoy en día pueden guiar a sus jóvenes dotados con talentos singulares para bendecir al barrio y recoger a Israel. El presidente Russell M. Nelson ha enseñado que esta es “la misión para la cual fueron enviados a la tierra”¹¹.

Al igual que esos jóvenes ammonitas, que “se mantenían fieles a cualquier cosa que les fuera confiada”¹², Helamán seguía fielmente a sus líderes. Sin importar el desafío o el contratiempo, siempre “se hizo fija en [Helamán] la determinación”¹³ de avanzar en su propósito. Cuando se le mandó “salir con [su]s pequeños hijos”¹⁴, él obedeció.

Los jóvenes de hoy son bendecidos cuando los obispos siguen la guía de nuestros líderes al “deliberar en consejo con la[s] presidenta[s] de las Mujeres Jóvenes del barrio”¹⁵. Los presidentes de estaca se aseguran de que se instruya a los obispos y a las presidentas de las Mujeres Jóvenes en el cumplimiento de sus responsabilidades para con los jóvenes¹⁶.

Helamán honró los convenios. Cuando Ammón enseñó el Evangelio a los padres de los jóvenes, estos padres lo aceptaron con corazones abiertos. Estaban tan comprometidos con su nueva vida de discipulado recto que hicieron el convenio de “abandona[r] las armas de su rebelión”¹⁷. Lo único que hizo que consideraran quebrantar ese convenio, remontándose a su pasado familiar de luchas, fue ver a los nefitas en peligro.

Los ammonitas querían ayudar a esas personas que les habían ofrecido un hogar seguro. Helamán, junto con otras personas, los persuadió a guardar su convenio de nunca pelear. Él confiaba más en la fuerza que Dios proporcionaría que en la fuerza que esos ammonitas podrían haber proporcionado con sus espadas y flechas.

Cuando Helamán y sus jóvenes guerreros se enfrentaron a enormes desafíos, Helamán se mantuvo firme. “Mas he aquí, no importa. Confiamos en que Dios nos librarᔹ⁸. En una ocasión, cuando estaban a punto de morir de hambre, su respuesta fue “derrama[r] [sus] almas a Dios en oración, pidiéndole que [l]os fortaleciera y [l]os librara; […] [y] el Señor […] [l]os consoló con la seguridad de que [l]os libraría”¹⁹ “por motivo de su extraordinaria fe en lo que se les había enseñado a creer”²⁰.

Helamán nos dice que esos jóvenes contaban con el apoyo de sus padres. Esos fieles padres sabían que tenían la responsabilidad primordial de enseñar a sus hijos. Enseñaron a sus hijos a guardar los mandamientos y a “andar rectamente”²¹ ante Dios. Sus madres les enseñaron “que si no dudaban, Dios los libraría”²². Sus padres dieron un poderoso ejemplo de cómo hacer convenios²³. Aquellos antiguos guerreros conocían los horrores de la batalla. Confiaron sus hijos inexpertos al cuidado de Helamán y los apoyaron enviándoles “muchas provisiones”²⁴.

Helamán no estuvo solo al servir a su joven ejército. Tuvo personas a su alrededor a las que recurrió en busca de apoyo y guía. Acudió al capitán Moroni en busca de ayuda, y esta llegó.

Nadie que preste servicio en el Reino del Señor sirve solo. El Señor nos ha bendecido con barrios y estacas. Por medio de Su organización restaurada, tenemos los recursos, la sabiduría y la inspiración para afrontar cualquier desafío.

Un obispo proporciona guía para el barrio mediante los consejos²⁵. Promueve las entrevistas trimestrales de ministración y luego alienta al cuórum de élderes y a la Sociedad de Socorro a cumplir con su responsabilidad de ministrar a las familias. Estas presidencias toman la iniciativa al evaluar las necesidades y encontrar soluciones inspiradas. Los presidentes de estaca ofrecen apoyo al instruir a las presidencias del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro en cuanto a estas responsabilidades.

La guía necesaria para los líderes y los padres se encuentra en las aplicaciones Biblioteca del Evangelio y Vivir el Evangelio. En estos recursos inspirados podemos encontrar las Escrituras, las enseñanzas de los profetas modernos y el Manual General. La pestaña Jóvenes en la Biblioteca del Evangelio tiene muchos recursos para las presidencias de cuórum y de clase²⁶ y tiene Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones. Si todos los miembros del barrio estudian estas fuentes inspiradas y buscan la guía del Espíritu, el Señor dirigirá a todos para fortalecer a los jóvenes.

Todo el barrio será bendecido y fortalecido a medida que los miembros se centren en la nueva generación. A pesar de nuestras imperfecciones y defectos, el Padre Celestial nos invita a cada uno de nosotros, por medio de la compañía de Su Espíritu, a tender una mano a los demás. Él sabe que crecemos y somos santificados al seguir las impresiones del Espíritu Santo²⁷. No importa que nuestros esfuerzos sean imperfectos. Cuando nos asociamos con el Señor, podemos confiar en que nuestros esfuerzos estarán en armonía con lo que Él haría por los jóvenes.

Al seguir la guía del Espíritu Santo para tender una mano a los jóvenes, nos convertimos en testigos del amor del Padre Celestial en sus vidas. Actuar de acuerdo con las impresiones del Señor establece relaciones de amor y confianza. Son las relaciones en la vida de los jóvenes las que tienen la mayor influencia en sus decisiones.

Los jóvenes aprenderán el modelo de revelación al participar con nosotros en el proceso de buscar y actuar de acuerdo con las impresiones de servir a los demás. A medida que los jóvenes acudan al Señor en busca de esa guía inspirada, su relación con Él y su confianza en Él se profundizarán.

Expresamos nuestra confianza en los jóvenes al ofrecerles apoyo y dirección sin buscar controlarlos²⁸. Si damos un paso atrás y permitimos que los jóvenes aprendan deliberando en consejo, eligiendo un curso inspirado y poniendo su plan en acción, experimentarán verdadero gozo y crecimiento.

El presidente Henry B. Eyring enseñó que “lo que más importará es lo que ellos aprendan de [ustedes] sobre quiénes son ellos en realidad y quiénes pueden llegar a ser. Creo que no lo aprenderán con sermones, sino a través de sentimientos acerca de quiénes son ustedes, quiénes creen ustedes que son ellos y quiénes creen ustedes que ellos pueden llegar a ser”²⁹.

Nuestros jóvenes nos asombran con su valor, su fe y sus habilidades. A medida que elijan ser discípulos de Jesucristo que participen plenamente, Su Evangelio quedará grabado en sus corazones. Seguirlo a Él llegará a ser parte de quiénes son, no solo de lo que hacen.

Helamán ayudó a los jóvenes ammonitas a ver cómo vive un valiente discípulo de Jesucristo. Podemos ser ejemplos poderosos para los jóvenes de cómo viven los discípulos de Cristo en la actualidad. Los padres fieles oran para que sus hijos tengan esos ejemplos. Ningún programa puede reemplazar la influencia de adultos amorosos que guardan sus convenios.

Como presidente del cuórum de presbíteros, el obispo puede dar el ejemplo a los jóvenes de cómo ser un esposo fiel y un padre amoroso³⁰ al proteger, proveer y presidir³¹ de manera recta. Los obispos, centrados expresamente en los jóvenes³², tendrán una influencia que perdurará por generaciones.

Los jóvenes de hoy están entre los espíritus más nobles³³ del Padre Celestial. Se encontraban entre los más valientes defensores de la verdad y el albedrío en el mundo preterrenal³⁴. Nacieron en estos días para recoger a Israel por medio de su poderoso testimonio del Señor Jesucristo. Él conoce a cada uno de ellos y conoce su gran potencial. Él es paciente a medida que crecen. Él los redimirá y protegerá. Él los sanará y guiará. Él los inspirará. Nosotros, sus padres y líderes, hemos sido preparados para apoyarlos. Tenemos la Iglesia del Salvador para ayudarnos a criar a la próxima generación.

Doy testimonio de que la Iglesia de Cristo, restaurada por medio del profeta José Smith y dirigida hoy por el presidente Russell M. Nelson, está organizada para ayudar a los jóvenes a cumplir su gran propósito en estos últimos días. En el nombre de Jesucristo. Amén.