Historia de la Iglesia
Samuelsen en el Rigsdag


Samuelsen en el Rigsdag

En la década de 1890, Frederik Samuelsen, de Aarhus, tenía una agenda atareada. Al igual que muchos daneses que vivían en la ciudad, trabajaba unas ochenta horas a la semana en una fábrica. Era activo en la Iglesia: asistía a las reuniones de la rama los domingos y jueves, y a las del sacerdocio algunos sábados; ministraba a los miembros; compartía folletos de la Iglesia puerta por puerta; servía como presidente de Hombres Jóvenes; y apoyaba a su esposa, Marie, en su llamamiento como presidenta de la Sociedad de Socorro. Samuelsen también era activo en su sindicato: reclutaba miembros, organizaba huelgas y cuidaba de los trabajadores. En el año 1900 fue elegido para el Ayuntamiento de Aarhus y en 1906 se convirtió en el primer Santo de los Últimos Días elegido para un parlamento europeo.

En el Parlamento, Samuelsen se centró en las necesidades de Aarhus y la clase obrera, pero también fue capaz de abogar por los derechos de los Santos de los Últimos Días y otras minorías religiosas. En 1910, por ejemplo, solicitó con éxito a Jacob Appel, el ministro de Cultura, que protegiera el derecho recién obtenido de las religiones minoritarias de llevar a cabo sus propios servicios fúnebres. Al año siguiente, una película muda danesa llamada Una víctima de los mormones atrajo grandes audiencias. Muchas personas, al considerar la película de ficción como verídica, hicieron un llamado a la acción contra la Iglesia. Al poco tiempo, Samuelsen leyó un artículo en el periódico que decía que Appel estaba en negociaciones con Noruega y Suecia para expulsar a los misioneros Santos de los Últimos Días de toda Escandinavia.

A pesar del riesgo político, Samuelsen decidió hablar. Después de explicar que era mormón, Samuelsen solicitó que Appel no redujera “la libertad religiosa ya muy limitada de los grupos religiosos no reconocidos”. Su discurso se imprimió en periódicos de todo el país. Aunque algunos atacaron a Samuelsen, su argumento a favor de la tolerancia religiosa prevaleció: Appel rechazó cualquier interés en el plan y los misioneros pudieron permanecer en Dinamarca.

Samuelsen se sorprendió la siguiente primavera al ser reelegido por una considerable mayoría. “La gente clamaba de alegría”, escribió, “de tal manera que apenas podía tener la oportunidad de hablar”. En 1915 apoyó una nueva constitución que por primera vez otorgaba los mismos derechos de voto a los hombres y mujeres daneses, independientemente de su clase. “Este es el día más memorable que he experimentado”, escribió Samuelsen cuando se aprobó.

Sin embargo, dos años después, un desacuerdo entre Samuelsen y la organización local del partido llamó la atención de un periódico del partido. El editor del periódico confrontó a Samuelsen y le exigió que firmara una declaración prometiendo dimitir. Samuelsen firmó y más tarde escribió que pensó en su padre, quien había muerto hacía 43 años ese mismo día, cuando Samuelsen tenía nueve años. “Fue como si él viniera y me pidiera que ahora fuera al templo del Señor y realizara las ordenanzas que él había esperado que yo hiciera durante tantos años”, escribió Samuelsen. Terminó su mandato y emigró a Salt Lake City, donde él y Marie realizaron diligentemente la obra del templo por sus antepasados, sirviendo activamente en la Iglesia y en la comunidad danesa de Salt Lake durante el resto de sus vidas.