Historia de la Iglesia
“Para que también pudiesen unirse en cantos”


“Para que también pudiesen unirse en cantos”

Cuando era jovencita, Priscilla Sampson-Davis asistió a un colegio universitario anglicano en Mampong. Un día, ella tuvo un sueño en el que conocía a Jesús mientras cargaba la cruz. Su rostro y ojos estaban cubiertos de sangre y lágrimas, y pidió un pañuelo para limpiar Su cara para poder ver. “Lo haré, mi Señor”, prometió ella.

Priscilla y su esposo, John Sampson-Davis, estuvieron entre las primeras personas que se bautizaron cuando los primeros misioneros arribaron a Ghana en 1978. La mañana de un domingo en 1980, Priscilla estaba descansando en casa cuando tuvo otra vivencia visionaria. Se vio a sí misma en la reunión sacramental y una figura de blanco se le acercó, y le dijo que mirara a su alrededor y le contara lo que vio. Ella notó que muchas personas en la congregación habían bajado la cabeza y no estaban cantando. Cuando le preguntó por qué, ella respondió que no hablaban inglés. Le preguntó si estaría dispuesta a ayudar a sus hermanos y hermanas “para que también se pudiesen unir en cantos de alabanzas a nuestro Padre Celestial”.

Cuando esa visión finalizó, de inmediato ella tomó un papel y un lápiz y comenzó a traducir el himno “Oh Dios de Israel” en su lengua materna de Fante. Poco después, leyó un artículo en la revista Ensign sobre que se estaba traduciendo el Libro de Mormón a otro idioma. Ella escuchó una voz susurrar: “También podrías hacerlo, ¿no?”. Casi de inmediato tradujo el Libro de Mormón y otros materiales de la Iglesia a Fante. “Siempre llevo un borrador conmigo”, señaló, “porque el Espíritu siempre me enseña”.

Priscilla pensó en el pasaje de las Escrituras: “… en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40). Sintió que al traducir himnos y Escrituras “para que las personas de Ghana [pudieran] ver”, ella cumplió la promesa de entregar un pañuelo al Señor.

Fante es un dialecto de Akan, uno de los idiomas más hablados en Ghana. La Iglesia también ha traducido las Escrituras y otros materiales a Twi, otro dialecto de Akan.