Historia de la Iglesia
Los misioneros llegan a Japón


Los misioneros llegan a Japón

La mañana del 12 de agosto de 1901, el barco Empress of India ingresó al puerto de Yokohama llevando al primer grupo de misioneros mormones que visitaron Japón. Conocido como el “cuarteto japonés”, Heber J. Grant (entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles), Louis A. Kelsch, Horace S. Ensign, y Alma O. Taylor no estaban preparados para las dificultades que afrontarían. Ninguno de los cuatro hablaba el idioma ni sabía mucho acerca del pueblo japonés. Pronto tuvieron que hacer frente a los informes negativos de los periódicos locales y al ostracismo al que les condenaron otros misioneros cristianos occidentales.

Las diferencias culturales presentaban un importante obstáculo para el progreso de la obra misional en Japón. El cristianismo se veía como un conjunto importado de ideas occidentales. A menudo se percibía como un medio para obtener más riqueza y prosperidad, en lugar de un sistema religioso plenamente desarrollado. Las primeras personas que fueron bautizadas ocasionaron problemas a los misioneros, y estos se volvieron renuentes a bautizar a quienes investigaban la Iglesia. La obra en Japón progresaba lentamente, y los misioneros invitaban a los que mostraban interés por la Iglesia a largos períodos de investigación para poner a prueba su sinceridad.

En 1905, Alma O. Taylor, a los 22 años de edad, se convirtió en el presidente de la Misión Japón. Joven y soltero, Taylor tuvo que contratar a una persona que se ocupara de la casa de la misión y cocinara para los misioneros. Después de entrevistar a varias candidatas, Taylor contrató a Tsune Ishida Nachie, una experimentada ama de casa de cuarenta y nueve años, cristiana y con un gran interés en la doctrina de los Santos de los Últimos Días, un aspecto que no reveló a Taylor. Poco más de un mes después de comenzar a trabajar en la casa de la misión, Nachie pidió ser bautizada. Desconfiando de sus motivos, los misioneros pidieron a Nachie que esperara hasta que le hubieran enseñado más de las doctrinas del Evangelio. No obstante, Nachie estaba decidida a bautizarse y dio pasos para demostrar que su deseo de unirse a la Iglesia era sincero, incluso alejarse de su iglesia anterior.

El 26 de septiembre de 1905, Nachie fue bautizada y llegó a ser una de las miembros más fervientes y conocedoras de la Iglesia en Japón. Con frecuencia enseñaba clases de Escuela Dominical, ayudó en la traducción del Libro de Mormón y fue como una segunda madre para los jóvenes misioneros que servían en el país. Después de muchos años de servicio en la Iglesia, Nachie expresó su anhelo de asistir al templo y participar en sus ordenanzas.

En 1922, los misioneros que prestaban servicio en la Misión Japón solicitaron donativos a los exmisioneros que habían conocido a Nachie. Con los fondos recabados, Nachie se retiró a Hawái, en donde el 5 de junio de 1923, llegó a ser la primera conversa japonesa nativa en entrar al templo en Laie y participar en las ceremonias del templo. Durante sus últimos años de vida, Nachie jugó un papel decisivo en la predicación del Evangelio a los japoneses expatriados en Hawái.

A pesar de las barreras del idioma y la cultura, los misioneros continuaron enseñando el Evangelio en Japón. Entre 1901 y 1924, decenas de misioneros norteamericanos, sobre todo de Utah y Idaho, fueron llamados a servir en Japón. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los misioneros, la obra progresaba lentamente. En 1924, solo 176 nativos japoneses se habían unido a la Iglesia. Algunos, como Nachie, eran conversos devotos; muchos disfrutaron solo de breves períodos de participación en la Iglesia.