Historia de la Iglesia
“Aquí para quedarse”


“Aquí para quedarse”

Al final de la guerra, un pequeño grupo de santos, entre ellos Fujiya Nara, continuaban reuniéndose con regularidad. Nara llevaba a cabo la Escuela Dominical en su hogar y supervisaba la Escuela Dominical para jovencitos en casa de una persona no miembro a quien le agradaba la Iglesia. En total, Nara se reunía constantemente con casi 100 personas que simpatizaban con la Iglesia; sin embargo, pocas se habían bautizado.

Una mañana, poco después de que las fuerzas de ocupación llegaran a Tokio, un anuncio en el periódico llamó la atención de Nara. El anuncio, que había puesto Edward Clissold, un oficial de la Marina de los Estados Unidos que servía en el gobierno de ocupación y era miembro de la Iglesia, buscaba a todos los miembros de la Iglesia en Japón. Entusiasmado por retomar el contacto con la Iglesia, Nara invitó a Clissold a sus reuniones de Escuela Dominical.

Imagen
Fujiya Nara y otra persona fuera de la Escuela Dominical de Tokio, aproximadamente en 1946.

Fujiya Nara y otra persona fuera de la Escuela Dominical de Tokio, aproximadamente en 1946.

En 1947, Edward Clissold, en retiro de la Marina, fue nombrado presidente de la misión que recientemente se había abierto de nuevo. Su primera tarea fue encontrar un lugar permanente para la oficina de la misión y para que los miembros pudieran tener sus reuniones. Con cierta dificultad, Clissold pronto encontró una antigua casa en el barrio Azuba de Tokio. El edificio había sufrido daños durante el bombardeo de Tokio, y requería reparación. Después de consumar la compra, la primera propiedad de la Iglesia en Asia, Clissold comenzó a renovar el edificio y a prepararlo para que sirviera como oficina de la misión.

El 17 de julio de 1949, Matthew Cowley, del Cuórum de los Doce Apóstoles fue a Tokio a dedicar la recientemente renovada casa de la misión. Durante su discurso, Cowley declaró que la Iglesia SUD estaba “aquí para quedarse; nunca volveremos a retirarnos”. Luego Cowley prometió que la Iglesia construiría muchos más edificios e “incluso templos” en Japón.