Historia de la Iglesia
“El Señor […] estaba moldeando mi corazón”


“‘El Señor […] estaba moldeando mi corazón’”, Historias mundiales: Portugal, 2019

“‘El Señor […] estaba moldeando mi corazón’”, Historias mundiales: Portugal

“El Señor […] estaba moldeando mi corazón”

Sónia Domingos tuvo el primer contacto con la Iglesia en 1999, cuando vivía en Setúbal. Le impresionaron cuatro jovencitas Santos de los Últimos Días que frecuentaban su lugar de trabajo para cantar a los ancianos. Incluso organizaron una fiesta para el primer cumpleaños de su hijo, André, cuando Sónia estaba ocupada con el trabajo. Aunque finalmente perdió el contacto con esas personas, en 2001 comenzó a salir con António Silva, un Santo de los Últimos Días, con quien se casó tres años después. Sónia notó la dedicación que los hijos de António tenían para con su fe, especialmente la de su hijo mayor, Tiago, ya que él la ayudó a comprender la Palabra de Sabiduría y lo que ella podía y no podía servirles.

La vida continuó con normalidad para Sónia y António hasta un día de agosto de 2009, bien entrada la noche, cuando recibieron una llamada telefónica informándoles que los hijos de António habían sufrido un grave accidente automovilístico. “Corrimos al hospital, desesperados por tener más noticias”, recordó Sónia, “pero la espera nos dejó con las manos unidas y el corazón roto”. Tiago no había sobrevivido. “El dolor, el sufrimiento y la desilusión penetraron nuestros cuerpos, indefensos ante la realidad”, recordó. “El mundo se había derrumbado sobre nosotros […]. ¿Cómo era posible que esto le sucediera a un joven fiel y digno de la Iglesia?”.

Aunque Tiago se había ido, Sónia y su familia continuaron sintiendo su influencia. Sónia y António comenzaron a asistir a la Iglesia con sus hijos. Dos meses después, el hijo de Sónia, André, fue bautizado. Cuando había pasado un año desde el accidente, Sónia notó un cambio en ella. “El Señor, por medio de Tiago, fue moldeando mi corazón”, dijo. “Cada día se volvía más blando y receptivo a la palabra del Señor”.

Sónia decidió unirse a la Iglesia después de que vio a Tiago en un sueño y él le dijo que la Iglesia era verdadera y que debía bautizarse. “Sabía que esa era la decisión correcta, porque ese era el modo correcto de ser una familia eterna, de tener paz y mucha tranquilidad”, explicó Sónia.

En octubre de 2010, Gerson Santos, un amigo de Tiago, bautizó a Sónia. “Me sentí muy bien después del bautismo; sentí ligereza y satisfacción, algo bueno e inexplicable”, dijo. “Después de mi bautismo, mi esposo se mantuvo firme en el Evangelio”.

Sónia pudo asistir al Templo de Madrid, España, en 2011 para recibir su investidura. “La familia creció y la preparación para el sellamiento era una meta constante”, recordó Sónia, “pero el adversario puso desafíos en el camino”. En particular, resultó difícil conseguir la documentación adecuada. Incluso el día en que habían programado su sellamiento, Sónia y António se encontraron en el templo esperando llamadas entre líderes de la Iglesia en diferentes zonas horarias para asegurarse de que pudieran seguir adelante con la ordenanza. Por fin llegó el permiso. “Nunca olvidaré ese día”, dijo Sónia, “ni los sentimientos y la confirmación de que, cuando hacemos nuestra parte, nuestro Padre Celestial mueve montes para bendecirnos”.

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La familia Silva

La familia Silva en el Templo de Madrid, España, después de su sellamiento en 2016

En 2017, André salió de casa para servir en una misión en Inglaterra. Al mismo tiempo, Sónia y António fueron llamados a servir a los jóvenes adultos solteros en su estaca. “Es un llamamiento fantástico”, dijo Sónia. “Estoy muy agradecida por la forma en que el Señor me brindó lo necesario para afrontar lo mucho que extraño a mi hijo”.