Historia de la Iglesia
La edificación de una rama en Sremska Mitrovica


“La edificación de una rama en Sremska Mitrovica”, Historias mundiales: Serbia, 2018

“La edificación de una rama en Sremska Mitrovica”, Historias mundiales: Serbia

La edificación de una rama en Sremska Mitrovica

En junio de 1989, cuando vivían lejos de su hogar como refugiados en Viena, tres miembros de la familia de Radoslav y Nada Ivanović se unieron a la Iglesia: Nada y su hija, Dušanka, y su nuera, Nada Popović. Cuando regresaron a Serbia ese mismo año, eran las únicas miembros de la Iglesia en Sremska Mitrovica. Las mujeres de la familia Ivanović compartieron el evangelio con su abuela, Živana Žiuković, quien fue bautizada en 1993. Dos años después, Dušanka se casó con Radomir Vučenović, y este y Ðorđe, un hermano de Dušanka, comenzaron a investigar la Iglesia. Los miembros viajaban desde Belgrado para ayudar a enseñarles, ya que en ese entonces no había misioneros en Serbia. El 4 de noviembre de 1995, Ðorđe Ivanović y Radomir Vučenović fueron bautizados. La familia comenzó a llevar a cabo reuniones en su casa con el apoyo de las ramas de Belgrado y Novi Sad.

El presidente de misión, Johann Wondra, observó el crecimiento en Sremska Mitrovica y organizó una rama allí en 1997. Todos recibieron un llamamiento, e incluso a los hijos de Ðorđe y Nada, que tenían nueve y cinco años, se los llamó a servir en el comité de bienvenida de la rama. La Rama Sremska Mitrovica creció rápidamente y dos años después tenía más de cincuenta miembros.

Entre marzo y junio de 1999, la OTAN bombardeó por aire Sremska Mitrovica, Novi Sad y Belgrado. La noche antes de que comenzaran los bombardeos, Radomir recibió una confirmación espiritual de que estarían a salvo. Con esta confirmación, él y Dušanka, junto con la familia Ivanović y santos de toda Serbia, continuaron asistiendo a la Iglesia con sus hijos y dando apoyo a sus hermanos santos. Para ir a las reuniones de la Iglesia tenían que cruzar puentes y pasar por centrales químicas, que eran posibles objetivos de los ataques, pero una vez que llegaban al centro de reuniones, “Sentíamos paz”, dijo Ðorđe.

Después de los bombardeos, los santos serbios experimentaron una creciente oposición debido a la percepción generalizada de que pertenecían a una iglesia estadounidense. En una ocasión, a Nada le ofrecieron un trabajo con la condición de que abandonara su Iglesia, pero ella se negó a hacerlo. “Todo lo bueno y digno que ves en mí”, explicó ella, “lo recibí por medio de esta Iglesia”.

A pesar de las dificultades, los santos serbios mantenían la esperanza de un futuro mejor para la Iglesia. En diciembre de 2001, sus ayunos y oraciones fueron respondidos con el regreso de los misioneros a Serbia. Las oraciones de Radomir para que sus padres se unieran a la Iglesia también se hicieron realidad al cabo de poco tiempo. Poco después, Dušanka, Radomir y Ðorđe ayudaron a traducir el Libro de Mormón al serbio para el beneficio de los miembros en todo el país. “En esta Iglesia encontré a muchos de mis hermanos y hermanas”, reflexionaba Ðorđe, “y desde entonces nunca me siento solo”.