Historia de la Iglesia
La familia de la rama


La familia de la rama

El 23 de diciembre de 1917, George Smith, un hombre de veintiún años que se interesó por la Iglesia, fue a la granja de Johannes y Elizabeth Brummer para asistir a un servicio bautismal. Muchos de los familiares y vecinos de los Brummer se unieron a los miembros de la rama en esa ocasión especial. Johannes, quien se había unido a la Iglesia dos años atrás, daba la bienvenida ahora a su hermano Andries y a su familia a la Iglesia, lo que unió a una extensa familia en una nueva fe.

Aunque George deseaba unirse a la Iglesia, su situación era distinta. Su padre, quien se oponía al interés que él sentía por la Iglesia, se había burlado de los miembros del barrio y de los misioneros desde la ventana cuando George iba saliendo para asistir al bautismo. Poco después, incluso pidió a amigos que tenía en el departamento de policía que vigilaran el salón en el que se reunía la rama a fin de disuadir a George para que no asistiera.

Para evitar el conflicto en casa, George decidió no asistir a las reuniones de la Iglesia, pero se negó a abandonar su relación con esta. En los meses siguientes, miembros de la rama de origen afrikáner, británico y de raza mixta abrieron sus negocios y hogares para que George siguiera reuniéndose con los misioneros. George aprendía en cuanto al Evangelio al cenar en un restaurante administrado por un miembro de la Iglesia llamado Paul Harris o mientras visitaba un taller de reparación de autos administrado por un miembro de nombre Judge Ward. Antes de que pasara mucho tiempo, comunicó a los misioneros que no deseaba posponer más su bautismo a causa del prejuicio de su familia y, el 31 de enero de 1918, George se bautizó a la sombra de un sauce en la pila de ladrillo hecha a mano en casa de los Brummer.

Tras el bautismo de George, la oposición de sus padres se intensificó. Amenazaron actuar con violencia en contra de los misioneros. Con frustración, George le contó a Paul Harris y a los misioneros que planeaba “dejar su casa para poder adorar conforme le pareciera mejor”. En vez de eso, los misioneros accedieron a reunirse con los padres de George y con los ministros de la familia. A lo largo de la conversación, el Señor ablandó el corazón de los Smith. Después de esa experiencia, George tuvo libertad para asistir a la Iglesia sin que ellos interfirieran e incluso pudo recibir a los misioneros en su casa. Aunque los padres de George nunca se unieron a la Iglesia, él permaneció activo en la rama que lo había acogido con tanta calidez. Se casó con una hermana conversa, Kate Baker, y criaron a sus dos hijos en la Iglesia.