Historia de la Iglesia
Un compromiso de toda la vida con la educación


Un compromiso de toda la vida con la educación

Khumbulani Mdletshe fue educado en KwaMashu, una zona reservada para gente de raza negra cerca de Durban, en la costa sureste de Sudáfrica. Sus padres, Soka John y Qondeni Florence, no recibieron educación formal. John debía trabajar arduamente, en ocasiones más de doce horas al día, para sostener a Khumbulani y sus seis hermanos. Soka John y Qondeni Florence enseñaron a todos sus hijos la importancia de recibir una educación a fin de tener mayores oportunidades que las de sus padres. Su padre decía con frecuencia: “Lo único que puede traer igualdad a Sudáfrica es la educación”.

Khumbulani se tomó muy en serio ese mensaje, asistió a la escuela e hizo el máximo esfuerzo. Debido a que sus padres no eran personas religiosas, fue en la escuela, donde los alumnos oraban, leían las Escrituras y tomaban clases de religión, que tuvo su primer acercamiento a la religión.

En 1980, cuando Khumbulani tenía quince años, KwaMashu era una comunidad prácticamente solo para personas de raza negra debido a la segregación racial y pocas personas de raza blanca visitaban el lugar. Una tarde, mientras jugaba fútbol en la calle con sus amigos, Khumbulani vio un automóvil que se detuvo cerca, del cual salieron dos hombres de raza blanca con camisas blancas y corbatas. La tensión racial y la desigualdad legalizada le habían enseñado a Khumbulani a desconfiar de las personas de raza blanca. La primera reacción de Khumbulani al ver a los hombres fue correr, ya que pensó que eran policías.

Los hombres, que eran misioneros Santos de los Últimos Días, pidieron a los jóvenes que se detuvieran. Khumbulani y sus amigos preguntaron por qué debían escucharlos; después de todo, las personas de raza blanca habían venido a su país y les habían quitado su tierra. Los misioneros les aseguraron que no estaban ahí para hablar de política, que solo querían ser sus amigos. Khumbulani recuerda: “Con ellos no había ninguna diferencia entre blancos y negros. Ellos eran distintos a todas las personas de raza blanca que había conocido antes”. Durante las siguientes semanas, los misioneros fueron con frecuencia a la zona reservada para gente de raza negra para jugar fútbol con el grupo de jóvenes y para enseñarles los principios del Evangelio restaurado. Dos meses después, varios de los jóvenes, incluso Khumbulani, se bautizaron.

Varios años más tarde, Khumbulani sirvió en una misión en Inglaterra. Mientras se encontraba allí, conoció a un miembro de la Iglesia que ofreció apoyarlo económicamente para que pudiera asistir a la Universidad Brigham Young–Hawái, donde obtuvo un título en Historia y Ciencias políticas en 1991.

Siguiendo la admonición de su padre, hizo de la educación una meta para toda la vida. Obtuvo una maestría en Educación en la Universidad Brigham Young en 1992 y un doctorado en Administración educativa en la Universidad Rand Afrikaans en 1999. Puso su experiencia al servicio de otros jóvenes Santos de los Últimos Días en Sudáfrica y trabajó para el Sistema Educativo de la Iglesia, supervisando los Seminarios e Institutos de Religión en casi treinta países.

Khumbulani cree que sus hijos recordarán el pasado y dirán: “El que mi padre se uniera a la Iglesia marcó por completo la diferencia” y continúa así: “Si miran antes de ese acontecimiento, verán que era la historia de personas sin educación, que no tenían esperanza, y la Iglesia vino a romper con todo eso y nos brindó una esperanza distinta”.