Valor en el maizal

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La luz que brilla en sus rostros viene del Señor. Esa misma luz les iluminó el camino a Mary Elizabeth Rollins, de 15 años, y a su hermana Carolina, de 13, en un sombrío día en Independence, Misuri.

Corría el año 1833, y una chusma furiosa iba por las calles de Independence, causando destrucción. En su camino se encontraba el hogar del hermano William W. Phelps, donde tenían la imprenta en la que él imprimía las revelaciones que recibía el profeta José Smith. La muchedumbre destruyó la imprenta y lanzó los escombros a la calle. Sin embargo, amontonaron las páginas impresas en el patio para quemarlas más tarde.

Mary Elizabeth y Caroline se habían escondido por el cerco, atemorizadas al ver la destrucción. A pesar de que sentía mucho miedo, Mary Elizabeth no les quitaba la vista a esas valiosas páginas. Ella y su hermana salieron de su escondite, recogieron las Escrituras y se echaron a correr. Algunos de los de la chusma las vieron y les ordenaron detenerse, pero las valientes muchachas corrieron hacia un maizal, donde sin aliento se tiraron al suelo. Con cuidado acomodaron las páginas de las revelaciones entre las altas hileras de maíz, y para cubrirlas se acostaron encima de ellas. Los despiadados malhechores buscaron con empeño a las niñas, a veces estando a punto de hallarlas, pero nunca lo lograron. Al final abandonaron la búsqueda.

Creo que la luz del Señor dirigió a Mary Elizabeth y a Caroline para que supieran qué hacer y a dónde ir para protegerse. Esa luz brilla para ustedes y les guiará como lo hizo para las niñas Rollins. Los mantendrá seguros aun frente al peligro.

Mis queridos amiguitos y amiguitas, ustedes pueden apartarse de la maldad como lo hicieron las hermanas Rollins, si adquieren su propio testimonio del Salvador. Al hacerlo, aumentará su fortaleza espiritual.

De un discurso pronunciado en la Reunión General de las Mujeres Jóvenes de abril de 2000.