2019
Volver a mirar hacia el Santo Templo
Marzo de 2019


Jóvenes adultos

Volver a mirar hacia el Santo Templo

El autor vive en Andhra Pradesh, India.

Me di cuenta de que, a fin de comprender mejor y recordar los convenios que había hecho, debía volver al templo.

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Hong Kong China Temple

Hace cuatro años, mi maestro de Instituto, el hermano Suresh Natrajan, preguntó a la clase: “¿Cuántos de ustedes han ido al templo?”. Como mi esposa, Anantha, y yo habíamos hecho el viaje de diez horas al Templo de Hong Kong, China, por primera vez el año anterior, levanté la mano con orgullo. Luego hizo otra pregunta: “¿Recuerdan qué convenios hicieron en el templo?”.

Su pregunta me hizo pensar. Tuve que asimilar muchas cosas la primera vez que fui al templo. Aunque había tratado de estar atento, después de todo ese tiempo, me di cuenta de que había olvidado los convenios que hice en el templo. En ese instante, tomé la decisión de volver al templo por segunda vez, y esta vez prestar atención y recordar los convenios que hice y otras cosas que son esenciales para mi salvación.

El tiempo pasó, y yo hacía frente a enormes pruebas en mi vida, pero me inscribí en un curso de Instituto y un día nos dieron una clase sobre el profeta Jonás. Jonás no hizo lo que el Señor le mandó que hiciera. Uno de los versículos que me llamó la atención fue Jonás 2:4: “Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; mas aún veré tu santo templo”.

Ese pasaje de las Escrituras me llegó al corazón, y oré al Padre Celestial para que nos diera a mi esposa y a mí otra oportunidad para visitar el templo.

Después de cuatro años, el Padre Celestial nos bendijo para volver a entrar en Su casa, esta vez en el Templo de Taipéi, Taiwán.

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Mahesh and Anantha

Mahesh y Anantha Vedurupaka frente al Templo de Taipéi, Taiwán.

Estando allí, tuve la oportunidad de efectuar ordenanzas por mi tío, que había muerto de cáncer. Cuando me estaba bautizando por él, pensé en las bendiciones que él recibiría por medio de esa ordenanza del templo. Me sentía muy feliz, y reconocí lo que el presidente del templo me dijo cuando fui al templo por primera vez y me había sentido un poco confundido. Me dijo: “Hermano, tal vez en este momento no entienda todo lo que está haciendo, pero llegará el día en que se dará cuenta de que ha hecho grandes cosas aquí”.

Recibí mi respuesta. He tardado cuatro años para entender tras visitar el templo por segunda vez.

Ahora, cuando cada semana participo de la Santa Cena, recuerdo cuán poderosa es la expiación de Jesucristo, y cuán sagrados son los convenios que he hecho en el templo.

Este año mi esposa y yo celebramos nuestro décimo aniversario de boda. Quiero celebrarlo en el templo y efectuar ordenanzas de sellamiento por mis antepasados. Para ello, he tomado un segundo empleo aparte de mi empleo habitual; uno que no interfiera con el tiempo que paso con mi familia.

Sé y siento que la obra del templo es real. Nada puede reemplazarla y vale la pena hacer cualquier sacrificio para asistir al templo y efectuar la obra del Padre Celestial por nosotros mismos y por las almas que están al otro lado del velo.