2021
El diezmo: una ley de obediencia y bendiciones inestimables
Diciembre de 2021


Voces de los Santos de los Últimos Días

El diezmo: una ley de obediencia y bendiciones inestimables

“Paguen su diezmo, abran las ventanas de los cielos; serán bendecidos abundantemente, por su obediencia y fidelidad a las leyes y mandamientos del Señor”. —Robert D. Hales (“El diezmo: una prueba de fe con bendiciones eternas”, Conferencia General de octubre de 2002).

Como a la edad de seis años comencé a pagar mis diezmos; mis padres fueron mis maestros y les agradezco haberme enseñado la importancia de hacerlo. Recuerdo que cuando iba a clases, recibía cinco córdobas y de ellos apartaba 50 centavos de córdoba. Durante el transcurso de la semana recogía cierta cantidad y eso lo depositaba en el sobre del diezmo. Para mí era y sigue siendo un momento sagrado.

El valor del diezmo no es el dinero

Reflexionando en cuanto a esto, algunos podrán decir que el sobre del diezmo valía más que lo que depositaba en él, pero viene a mi mente y a mi corazón que el valor espiritual que esto tiene es mucho más que el costo del sobre. Me recuerda una de mis historias favoritas sobre el pago del diezmo y ofrendas: la viuda que dio todo lo que tenía y Jesús dijo: “esta viuda pobre echó más que todos los que han echado al arca, porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”1. Me doy cuenta de que el diezmo es más que dar el 10%. Es un acto que requiere fe para obedecer y a veces de sacrificios para poder cumplir. Porque el valor del diezmo no radica en la cantidad de dinero que pagamos, sino en el acto en sí de cumplir con la décima parte. Es un acto con el cual le demuestro al Señor que confío en Él, que estoy dispuesta a cumplir y que mi corazón no está en las riquezas.

Bendiciones inestimables

Me encanta la promesa que se encuentra en Malaquías: “Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”2. Testifico de corazón que al cumplir con esta maravillosa ley tendremos abundantes bendiciones, bendiciones inestimables, y a la vez estaremos ayudando a la edificación del Reino de Dios sobre la tierra.

He visto muchas bendiciones y milagros en mi vida y en la vida de mi familia. Tiempo atrás mi papa se encontraba desempleado, yo estaba en la universidad y tenía que pagar parte de la mensualidad. Era un momento en que todo se había juntado, pero pese a todo eso siempre cumplimos con nuestro diezmo y pude ver cómo la mano del Señor acomodó todas las cosas para seguir adelante. Tenía una beca del 50 por ciento, pero luego inesperadamente, me aumentaron 25 por ciento más, es decir me dieron el 75 por ciento de beca. ¡Solo debía pagar el 25 por ciento de la mensualidad! Fue una gran bendición en ese momento.

Testifico que nuestro Padre Celestial conoce todas las cosas, sabe por qué pasan y reconoce nuestros esfuerzos. Aunque hubo un tiempo en que mi papá estuvo sin trabajo, agradezco a mi Padre Celestial por haberme brindado todo lo necesario. Sé que Él cumple Su palabra y testifico de cómo Él abre las ventanas de los cielos y derrama bendiciones hasta que sobreabunden. Es tanto lo que tengo que agradecerle al Señor que ni con mi vida podría pagar todo lo que Él ha hecho por mí.

Sé con todo mi corazón que esta ley es una ley que al vivirla nos enseña el valor del sacrificio, de cuánto amamos al Señor y cuán dispuestos estamos por darle el lugar que le corresponde.

Referencias

  1. Marcos 12:43–44.

  2. Malaquías 3:10.