Conferencia General
¿Desean ser felices?
Conferencia General de octubre de 2023


¿Desean ser felices?

Permanezcan en la senda de los convenios. Su vida será más fácil, más feliz y llena de gozo.

¿Desean ser felices? ¿Qué los hace infelices? El presidente Russell M. Nelson dijo: “Si desean ser desdichados, quebranten los mandamientos y no se arrepientan nunca. Si quieren tener gozo, permanezcan en la senda de los convenios”1. ¿No es sencillo ser felices? Simplemente hagan convenios y guárdenlos durante su vida. Repasemos algunas cosas que pueden ayudarnos a permanecer en la senda de los convenios y hacernos felices.

1. ¿Qué es la senda de los convenios?

Según el élder Dale G. Renlund, “la expresión senda de los convenios se refiere a una serie de convenios mediante los cuales venimos a Cristo y nos conectamos con Él. A través de ese vínculo por convenio, tenemos acceso a Su poder eterno. La senda comienza con la fe en Jesucristo y el arrepentimiento, seguidos por el bautismo y la recepción del Espíritu Santo”2. Renovamos estos convenios cada vez que participamos de la Santa Cena.

Comenzando por el convenio bautismal, hacemos más convenios a lo largo de nuestra vida. El élder Renlund también dijo: “La senda de los convenios conduce a las ordenanzas del templo, tal como la investidura del templo. La investidura es el don de Dios que consiste en sagrados convenios que nos conectan más plenamente con Él”3.

2. ¿Se encuentran ustedes en la senda de los convenios?

Algunas veces, cuando hacemos convenios, no los guardamos. Cuando esto sucede, ¿cómo podemos regresar a la senda de los convenios? Permítanme compartir algunos ejemplos de cómo regresar a la senda de los convenios.

Hace un poco más de un mes, recibí un mensaje de un exmisionero que había servido con nosotros. Él dijo: “Este último tiempo ha sido duro. Batallar cada día contra la ansiedad y la depresión me ha agobiado y ha sido muy difícil. Me siento solo y simplemente abatido. He estado orando por la guía de nuestro Padre Celestial, para recibir paz con lo que puedo hacer para luchar contra las dificultades y consuelo para ellas […]. Al orar, sentí la impresión del Espíritu que me decía que necesitaba pagar un diezmo íntegro […]. Sentí fuertemente el Espíritu e inmediatamente sentí el apremio de así hacerlo. Con ese deseo, sentí la impresión de que ‘si pagas tu diezmo, todo estará bien’. Aún me cuesta sentir paz, pero tengo un testimonio de nuestro Salvador y de que mediante mi obediencia puedo sentir y encontrar la paz que busco en el corazón y la mente. Recientemente decidí regresar a la Iglesia y procurar tener el Espíritu en todo lo que hago”.

Ahora le está yendo bien. Ustedes también pueden pedirle paz al Padre Celestial, pero la respuesta puede ser diferente de lo que han previsto. Con tal de que procuren conocer acerca del Salvador y oren al Padre Celestial, Él les dará una respuesta personalizada para ustedes.

El presidente Thomas S. Monson enseñó:

“La lección más grande que podemos aprender en la tierra es que cuando Dios habla y nosotros obedecemos, siempre estaremos en lo correcto4.

“Si guardamos los mandamientos, nuestra vida será más feliz, más plena y menos complicada. Nuestros desafíos y problemas serán más fáciles de sobrellevar y recibiremos [las] bendiciones prometidas [de Dios]”5.

Fui llamado como obispo en la época más difícil de mi vida. Era un joven padre de treinta y tantos años, pero con dificultades económicas debido a los desafíos de mi familia. No podía encontrar ninguna solución y pensaba que las dificultades nunca acabarían. Estaba agotado tanto en lo económico como en lo emocional. También empecé a dudar de mi fuerza espiritual. Fue en esa época complicada que mi presidente de estaca me extendió el llamamiento y a pesar de que fue difícil, lo acepté.

Mi esposa también tuvo una entrevista con el presidente de estaca, pero ella no pudo decir “sí”, ni tampoco dijo “no”, sino que siguió derramando lágrimas. Lloró durante toda la semana preguntándole al Padre Celestial: “¿Por qué ahora?” y “¿En verdad conoces a cada persona?”. Ella no recibió una respuesta, pero fui sostenido como obispo el domingo siguiente. Ella dejó de hacerle esas preguntas al Padre Celestial y me apoyó en mi llamamiento durante seis años.

El domingo en que me relevaron, mi esposa escuchó una voz al tomar la Santa Cena. La voz le susurró: “Ya que les era muy difícil caminar, lo llamé como obispo para sostenerlos y caminar por ustedes”. Al recordar esos últimos seis años, ella se dio cuenta de que todas las dificultades que parecían no tener fin se habían solucionado a lo largo del camino.

Aprendimos que cuando pensamos que no es el momento apropiado para recibir un llamamiento, puede ser el momento en el que más lo necesitamos. Siempre que el Señor nos pide que sirvamos en cualquier llamamiento, ya sea un llamamiento fácil o uno intenso, Él ve nuestras necesidades; Él provee la fuerza que necesitamos y tiene bendiciones listas para derramarlas sobre nosotros conforme le servimos fielmente.

Hay muchas otras cosas que nos distraen de permanecer en la senda de los convenios. Sin importar cuáles sean, nunca es demasiado tarde para volver nuestro corazón hacia el Padre Celestial en busca de ayuda. El élder Paul V. Johnson nos enseñó: “Cuando seguimos a Satanás, le damos poder. Cuando seguimos a Dios, Él nos da poder”6.

En el Libro de Mormón, el rey Benjamín testifica: “Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad”7.

3. ¿Cómo puede hacernos felices el guardar los convenios que hicimos con Dios?

Mi esposa dice que nuestro matrimonio nos une en un yugo y que, por tal razón, ella puede lograr cosas que antes no podía. Por ejemplo, desde que era joven, para ella era difícil salir a la oscuridad, pero ahora no se le dificulta porque yo salgo con ella. Ella es bajita y no puede alcanzar los estantes altos a menos que utilice una silla o escalera, pero yo puedo alcanzar los objetos de los estantes altos porque soy más alto que ella. Tomar sobre nosotros el yugo del Salvador es similar. Al unirnos a Él en un yugo, podemos hacer cosas que no podríamos lograr solos porque Él puede hacer lo que nosotros no podemos lograr por nosotros mismos.

El élder David A. Bednar dijo: “El hacer y guardar convenios sagrados nos ata al Señor Jesucristo y al yugo junto con Él. En esencia, el Salvador nos está invitando a depender de Él y a tirar de la carga junto con Él, aunque nuestros mejores esfuerzos no sean iguales a los de Él, ni se puedan comparar. Cuando confiamos en Él y tiramos de la carga junto con Él durante la jornada de la vida terrenal, realmente Su yugo es fácil y ligera Su carga”8.

El presidente Nelson también enseñó:

“Llevar el yugo con el Salvador significa que tienen acceso a Su fortaleza y poder redentor”9.

“La recompensa por guardar los convenios con Dios es poder celestial, un poder que nos fortalece para soportar mejor nuestras pruebas, tentaciones y pesares. Ese poder nos facilita el camino. Quienes viven las leyes mayores de Jesucristo tienen acceso a Su poder mayor”10.

“¡En realidad, […] guardar [los convenios] hace la vida más fácil! Cada persona que hace convenios en las pilas bautismales y en los templos, y los guarda, tiene un mayor acceso al poder de Jesucristo”11.

Mis queridos hermanos, ¿desean ser felices? Permanezcan en la senda de los convenios. Su vida será más fácil, más feliz y llena de gozo. Nuestro Salvador nos invita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”12. Él es el Cristo viviente. Él lleva nuestras cargas y hace que nuestra vida sea más fácil. En el nombre de Jesucristo. Amén.