2022
Tres hermanas misioneras de Kiribati
Julio de 2022


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Tres hermanas misioneras de Kiribati

En la primavera del año 2020, cuando los misioneros de todo el mundo regresaban a sus países de origen, debido a la pandemia del Covid-19, tres hermanas misioneras de la nación insular de Kiribati estaban sirviendo en la Misión Barbados, Bridgetown. La hermana Manoua Bokai dejó su hogar para viajar al Centro de Capacitación Misional (CCM) el 31 de diciembre del año 2018, por lo que solo le quedaban unos meses para servir. La hermana Tekimatang Auria había estado sirviendo durante unos seis meses cuando comenzó el 10 de septiembre del año 2019. La hermana Kiakia Barekiau, que había comenzado su capacitación en el MTC (Centro de Capacitación Misional, por sus siglas en inglés), el 14 de enero del año 2020, acababa de llegar a Barbados el 16 de marzo.

Barbados cerró, debido a la pandemia, solo uno o dos días, después de la llegada de la hermana Barekiau. Se suponía que debía ir al país insular de Santa Lucía, pero, debido al cierre, se quedó en Barbados. Como misionera recién llegada, ella y su compañera instruyeron a la gente por teléfono, por Facebook Messenger, por Zoom y a través de WhatsApp.

La hermana Auria y la hermana Bokai estaban en Santa Lucía cuando los países cerraron, y se requirió que la gente se quedara en casa. “Sólo tuvimos un teléfono pequeño, no un teléfono inteligente, durante mucho tiempo”, dijo la hermana Auria. “Fue difícil enseñar a la gente, porque no podíamos tener una reunión de Zoom o cualquier otro chat de video. No podíamos verlos; sólo podíamos hablar por teléfono”.

En agosto del año 2020, el presidente Alan L. Fisher y la hermana Elizabeth H. Fisher, el presidente de la misión y su compañera, reunieron a todos los misioneros de la Misión Barbados, Bridgetown en Barbados. El presidente y la hermana Fisher recordaron: “Nos encantó trabajar con estas hermanas y tener la oportunidad de acercarnos notablemente a ellas durante la pandemia. Creemos que el Señor quería que tuvieran esta experiencia, aprendieran estas lecciones y tuvieran la oportunidad de desarrollar relaciones entre sí y con sus líderes de misión en una condición que no habría sucedido de otra manera. Una de las tiernas misericordias que experimentamos fue compartir la ordenanza de la Santa Cena con ellas en su apartamento. Oramos, cantamos y compartimos las Escrituras del Libro de Mormón. Esta conexión, repetida entre nosotros, trajo un vínculo de amor y fortaleza entre estas dulces misioneras y el Señor. Las levantó y fue una influencia constante de sostenimiento”.

Una de las cosas que más le gustaba a la hermana Bokai de servir en la Misión Barbados, Bridgetown era enseñar acerca de la restauración del Evangelio, especialmente compartir la historia de la Primera Visión. “Sé que el Espíritu toca los corazones de la gente. Se puede sentir cuando son receptivos y escuchan con atención. Cada vez que empezaba a hablar sobre la Primera Visión sucedían cosas que distraían: llamadas telefónicas, una familia que les necesitaba, etc.; pero el Padre Celestial nos bendijo y sabíamos que lo superaríamos. Hay poder en hablar acerca de la Primera Visión porque, aunque yo no estuve allí, sé que realmente sucedió; sé que Dios el Padre y Jesucristo realmente se aparecieron a José Smith”.

El presidente y la hermana Fisher comentaron: “Una de las bendiciones que surgieron para las hermanas y para nosotros fue el poder cantar juntas para llevar el Espíritu a las sesiones de enseñanza y a sus vidas. Las hermanas cantaron a través de Zoom mientras los Santos eran evacuados por causa de la erupción de un volcán en San Vicente. ¡Les trajeron tanta paz y esperanza! Como enseñamos con ellas, y especialmente cada vez que recitaban el relato de la Primera Visión, el Espíritu se derramaba sobre las personas a las que enseñaban, ¡Así como sobre nosotros y ellos!”.

Durante este tiempo, los departamentos de viajes, tanto del Área del Caribe, donde estaban sirviendo, como del Área del Pacífico, donde se encuentra su país de origen, estaban tratando de encontrar una manera de llevar a estas hermanas a casa. Debido a que los misioneros que viajaban al Pacífico necesitaban volar a través de Fiyi para llegar a sus países de origen, tenían que esperar hasta que Fiyi abriera sus fronteras, lo que finalmente sucedió en abril del año 2021. El viaje fue arreglado, pero debido a la erupción del volcán La Soufrière, que envió nubes de ceniza sobre Barbados, el vuelo fue cancelado.

Tres semanas después de la erupción del volcán se encontró otra forma; pero para ir en esos vuelos las hermanas necesitaban poseer los resultados negativos de la prueba de Covid-19 en un formato específico, que no estaban disponibles en Barbados. Se tomó la decisión de trasladarlas a la República Dominicana, donde podrían realizar las pruebas y obtener los documentos con los resultados negativos. Tendrían que permanecer en la República Dominicana durante dos semanas, y luego ir en varios vuelos, a través de cinco países diferentes para llegar a su hogar.

La hermana Auria, la hermana Barekiau y la hermana Bokai, llegaron a la República Dominicana en mayo del año 2021, en un vuelo fletado, y recibieron los resultados de las pruebas de Covid-19 que necesitaban. Todo estaba listo para que finalmente llegaran a casa, pero, mientras estaban en la República Dominicana, Fiyi cerró sus fronteras nuevamente, debido al aumento de los casos de Coronavirus.

Su estancia de dos semanas se convirtió en una estancia de cinco (5) meses. Las hermanas, fueron reasignadas a la Misión Santo Domingo Este de la República Dominicana. El problema era que no sabían nada de español. Sirvieron en el Templo de Santo Domingo, República Dominicana, realizando ordenanzas del templo y también ayudando en la lavandería. La hermana Barekiau recordó: “Cuando la gente en la lavandería nos habló en español, pudimos entenderlos y sabíamos qué hacer porque el Espíritu nos ayudó”. La hermana Auria, dijo: “Servir en la lavandería y hacer sesiones de investidura en el templo fueron algunas de las bendiciones de servir por más tiempo”. También comenzaron el programa Pathway, durante su servicio extendido.

La hermana Bokai, compartió: “Servir más de 18 meses ha sido una bendición porque la promesa de Éter 12:27 ha sido verdadera para mí. Mis debilidades se han convertido en mis fortalezas. Al servir más tiempo, puedo ver eso más claramente en mi vida. En la Conferencia General de octubre de 2021, el élder Moisés Villanueva dijo: ‘En momentos de dificultad y prueba, hay pocas cosas que nos traigan mayor paz y satisfacción que servir a nuestro prójimo’.1 He visto que esto es cierto”.

Incluso, después de servir muchos meses más de lo que fueron llamadas originalmente a servir, declararon: “Nuestro desafío para los jóvenes es servir una misión sin importar su situación o los problemas que enfrentan en la vida. Vale la pena porque la persona que sirve una misión es la persona más feliz del mundo”.

El 8 de octubre del año 2021, estas hermanas dejaron la República Dominicana para ir a Croacia, que es el punto de encuentro para los misioneros que esperan regresar a casa, donde sirvieron en la Misión Adriático Norte hasta marzo de 2022. No se conocían antes de servir en sus misiones. Ahora han formado un vínculo único, como trío. Ellas sirvieron como compañeras en tres misiones diferentes, donde ellas sirvieron y cantaron juntas.

En el momento de escribir este artículo (marzo de 2022), la hermana Auria y la hermana Barekiau están sirviendo en la Misión Fiyi Suva (su cuarta misión diferente) hasta que puedan regresar a Kiribati. La hermana Auria ha estado sirviendo durante 30 meses y la hermana Barekiau ha estado sirviendo durante 26 meses. La hermana Bokai fue relevada como misionera después de servir más de 38 meses. Vive en Fiyi con miembros de su familia.

Referencia

  1. Moisés Villanueva, “Favorecido del Señor todos mis días,” Liahona, nov. de 2021, pág. 46.