Historia de la Iglesia
La primera rama de Austria


“La primera rama de Austria”, Historias mundiales: Austria, 2019

“La primera rama de Austria”, Historias mundiales: Austria

La primera rama de Austria

Aunque los misioneros habían predicado esporádicamente en Austria desde 1865, solo unos pocos conversos se unieron a la Iglesia en el siglo XIX. En 1899, Johann y Theresia Huber eran dueños de una granja grande cerca de Rottenbach, Austria, y eran activos en la parroquia católica de la ciudad. Sin embargo, debido a las tensiones entre Johann y un miembro del clero local sobre asuntos de política, Johann dejó de ir a misa. Poco después se le acercó Martin Ganglmayer, que se había convertido en Santo de los Últimos Días mientras vivía en los Estados Unidos y se dirigía a Alemania para servir en una misión. El mensaje de Ganglmayer le pareció cierto a Johann, y en abril de 1900 viajó a Múnich para bautizarse.

Su decisión de dejar el catolicismo, la religión dominante de Austria, y adoptar una nueva religión le creó rápidamente problemas sociales y legales. Cuando los niños de los Huber se bautizaron como Santos de los Últimos Días, los familiares y amigos que asistieron al servicio fueron multados. Si los hijos de Johann no se confesaban, le amenazaban con quitarle la custodia. Las autoridades locales alentaban a la esposa de Johann a abandonarlo y presionaban a los trabajadores a rechazar trabajar en su granja

Imagen
La familia Huber

Johann Huber y su familia, aprox. 1910

En vista de su creciente aislamiento, los Huber dependían del contacto con los miembros de la Iglesia de Múnich para recibir aliento y apoyo. Cuando Josef, el hijo de seis años de Johann, contrajo una meningitis tan grave que los médicos interrumpieron el tratamiento, Johann pidió a los élderes que viajaran desde Múnich para bendecir a su hijo. Horas después de que los misioneros bendijeran a Josef, el niño andaba corriendo por todos lados y jugando con su carreta.

Con el tiempo, muchos en la comunidad empezaron a respetar a Johann a pesar de su religión desconocida. Cuando se procuró internarlo en un hospital psiquiátrico, un juez salió en su defensa. “Caballeros, si los hijos se comportan tan bien”, razonó el juez, “es imposible que sea un hombre malo”. En medio de estas dificultades, Johann permaneció fiel a las enseñanzas del Evangelio y declaró: “Vivo una vida feliz y he recibido el conocimiento del Evangelio”.

Johann Huber también compartió el Evangelio con otros y pronto se organizó una rama con él como presidente. Las reuniones tenían lugar en un establo de su granja. El pequeño grupo de santos sacaban fuerza los unos de los otros a medida que se esforzaban por seguir las enseñanzas de Jesucristo.

La disolución del Imperio austrohúngaro al final de la Primera Guerra Mundial flexibilizó las restricciones políticas y religiosas, y permitió que los miembros practicaran y compartieran su fe más libremente. Pronto se establecieron ramas en Haag am Hausruck y Viena. Johann Huber sirvió como presidente de rama en Rottenbach por 25 años y trajo personalmente al menos a trece familias a la Iglesia.