Historia de la Iglesia
Una gran labor


“Una gran labor”, Historias mundiales: Samoa, 2020

“Una gran labor”, Historias mundiales: Samoa

Una gran labor

En 1943, Pisa Toleafoa Tautogia se casó con Tusitala Tufuga. En el momento de su boda, Tusitala asistía a Lotu Taiti, la iglesia fundada por la Sociedad Misionera de Londres para ser obediente a su padre, aunque cuando era adolescente se había convertido en Santo de los Últimos Días. En 1945, Tusitala le rogó a su padre que le diera permiso para volver a la fe verdadera y comenzó a asistir nuevamente a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La madre de Pisa se oponía a la religión de Tusitala y le pidió a Pisa que se casara con otra persona si Tusitala iba a seguir activo en su religión. A pesar de la presión, Pisa siguió casada con Tusitala e incluso se unió a la Iglesia en 1948.

En 1953, Pisa y Tusitala vivían en Sale‘imoa, en Upolu, y esperaban su quinto hijo cuando Tusitala fue llamado a servir por dos años en una misión de trabajos manuales. La familia decidió que Tusitala debía aceptar el llamamiento. Mientras él dedicaba su tiempo al Señor, Pisa asumió la responsabilidad de criar a sus hijos, proveer para la familia e incluso enviar apoyo económico a Tusitala a la misión. Pisa continuó con los cultivos familiares de cacao, bananas, taro (malanga) y otros cultivos comerciales a fin de que los hijos de más edad siguieran estudiando. Cuando la pequeña plantación requería de trabajo físico especialmente intenso, invitaba a los hombres de su familia para que la ayudaran y los compensaba con desayuno y almuerzo.

En febrero de 1954, Pisa dio a luz a una niña a la que llamó Misionasamoa [Misionera] por la misión de Tusitala. Cuando Misionasamoa tenía unos diez meses, la cosecha de cacao no produjo lo suficiente para cubrir los gastos de la familia, por lo que Pisa buscó otras formas de proveer y aceptó un trabajo que consistía en sacar malezas de una plantación comercial. Se levantaba antes del amanecer para cocinar para sus hijos y después dejaba a Misionasamoa con sus hijas gemelas de siete años mientras los hijos de más edad asistían a la escuela.

Pisa y la hija de Tusitala, Tu’ifao, reflexionaron más adelante sobre el modelo que las acciones de su madre establecieron para la familia durante esos años. “Ella resistió todo eso con fe, poniendo el valor de las almas primero y, ante todo, para apoyar la obra misional”, dijo Tu‘ifao. Su ejemplo puso el fundamento para una vida de servicio: Pisa y Tusitala llevaron a noventa personas a la Iglesia mientras servían en su rama. En 1970 pudieron viajar al Templo de Laie, Hawái, para ser sellados, unidos por las eternidades en la fe que compartían y por medio de esta.