Historia de la Iglesia
“Que Tu paz permanezca aquí”


“Que Tu paz permanezca aquí”, Historias mundiales: Samoa, 2020

“Que Tu paz permanezca aquí”, Historias mundiales: Samoa

“Que Tu paz permanezca aquí”

En Sauniatu, un antiguo lugar de reuniones en Samoa, dos monumentos marcan una especial relación con David O. McKay, quien visitó Sauniatu por primera vez en mayo de 1921 cuando era Apóstol. Al final del tiempo que pasaron con él, los cantos de despedida de los santos se convirtieron en llanto. Mientras McKay cabalgaba por una avenida de árboles, vio que los santos lo seguían y se sintió inspirado a regresar y pronunciar una bendición apostólica. “Padre Santo”, suplicó, “mira con amor y tierna misericordia a estas buenas personas. Protégelas de toda influencia maligna en su aldea […]. Que Tu paz permanezca aquí, en la aldea de Sauniatu […]. Que la armonía permanezca en sus corazones y en sus hogares”. Esta bendición conmovió de tal manera a los santos, que la escribieron y también construyeron un monumento en ese espacio. Un lugar ya santificado por los sacrificios de sus pioneros y ahora por una bendición apostólica, Sauniatu llegó a ser un sitio venerado por los santos samoanos.

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Fotografía del retorno de McKay

El élder David O. McKay con las miembros de la Sociedad de Socorro de Sauniatu en 1921.

En 1955, McKay visitó nuevamente Sauniatu como Presidente de la Iglesia. Después de su visita, los santos construyeron una fale [casa] del jefe para conmemorar al profeta. En esta fale sagrada dieron su testimonio y colocaron en el piso una piedra lisa que representaba a cada testigo. Otros santos se apoyaban en esos “testimonios” mientras compartían el suyo.

“Cuando el presidente McKay bendijo este lugar, marcó una diferencia”, dijo Mavaega Peresetene, que enseñaba en la escuela de Sauniatu. “Sauniatu es diferente a todos los otros lugares, incluso la aldea donde nací […]. Es otro lado del cielo”.