Historia de la Iglesia
Un templo en Samoa


“Un templo en Samoa”, Historias mundiales: Samoa, 2020

“Un templo en Samoa”, Historias mundiales: Samoa

Un templo en Samoa

En 1897 los misioneros llevaron a Samoa una “linterna mágica” que permitía a los miembros ver por primera vez imágenes proyectadas del lejano Templo de Salt Lake. Dos décadas más tarde se dedicó en Hawái el primer templo del Pacífico. Algunos santos samoanos hicieron el viaje de 4000 kilómetros para recibir las ordenanzas allí, y algunos incluso se mudaron a Hawái para estar más cerca del templo. Después de 1955, los viajes al templo se hicieron más fáciles cuando se dedicó uno en Nueva Zelanda, pero el costo todavía era considerable.

“A veces las familias numerosas solo pueden llevar a algunos hijos”, observó el élder John H. Groberg en 1977. “Escoger a los que van es una decisión dolorosa”. Ese año se anunciaron los planes para un templo en Pago Pago, Samoa Estadounidense. Los miembros de las islas de Samoa, Tahití, Tonga y Fiyi trabajaron para recaudar fondos y se comprometieron a donar mano de obra para la construcción. Sin embargo, en 1980, los líderes de la Iglesia reemplazaron ese plan con otros para construir templos más pequeños en Apia, Samoa; Tahití y Tonga.

Muchos santos samoanos ayudaron con la construcción aunque los planes habían cambiado. Leatulagi Neemia estaba en el sitio del templo en el campus del Colegio universitario de la Iglesia de Samoa Occidental cuando llegó Marvin Bennett, el supervisor de la construcción. Neemia fue contratado a la mañana siguiente y trabajó en el templo como soldador, tornero y carpintero hasta que se terminó la construcción. Fa‘alelei Nonu, que había construido capillas en todas las islas, sirvió como capataz del proyecto. Leolu Lavea usó sus conexiones para proporcionar el relleno de coral que se necesitaba para estabilizar el sitio del templo. Sosaia Vaiaoga, el jefe de la aldea que aprobó el permiso de construcción del templo, ofreció mano de obra voluntaria tan a menudo que Bennett finalmente insistió en pagarle.

En la oración dedicatoria del templo, ofrecida el 5 de agosto de 1983, el élder Gordon B. Hinckley, del Cuórum de los Doce Apóstoles, se refirió a las generaciones de santos samoanos que habían construido fielmente centros de reunión y escuelas, y difundido el Evangelio en su tierra natal. “Y ahora”, dijo, “para coronar todo esto, hemos construido esta, Su sagrada Casa”.

Los santos amaban el templo. Desde 1983 hasta 2003, cuando se cerró por renovaciones, el templo estaba casi siempre lleno. Grupos de jóvenes mantenían el bautisterio en uso constante. Los miembros de Samoa Estadounidense y de Savai‘i viajaban a menudo al templo y asistían a varias sesiones cada día.

En la noche del 9 de julio de 2003, mientras las cuadrillas trabajaban en las renovaciones y reparaciones, se inició un incendio dentro del templo. Edward Pauga, el registrador del templo, llegó poco después de que se percataran del incendio. “Podía ver las llamas justo debajo de Moroni”, recuerda. Aunque estaba atónito, Pauga evacuó a los misioneros del alojamiento y ayudó a guiar a los bomberos al sitio.

A la mañana siguiente, mientras las cuadrillas apagaban las llamas, la estatua del ángel Moroni permanecía sobre las ruinas, dando ánimo a los miembros que lo observaban con corazones apesadumbrados desde fuera de la reja. Durante los dos años siguientes, los líderes locales animaron a los miembros a recordar no lo que habían perdido sino lo que aún tenían: el evangelio de Jesucristo. Muchos santos samoanos hicieron sacrificios para viajar a otros templos. El 4 de septiembre de 2005, el Presidente de la Iglesia, Gordon B. Hinckley, dedicó un nuevo Templo de Apia, Samoa, con el ángel Moroni original y se regocijó con los miembros por la “nueva y hermosa estructura […] erigida en este terreno sagrado”.

Imagen
Templo de Apia, Samoa

El renovado Templo de Apia, Samoa, 2005.