2010
El diezmo
Febrero de 2010


En las palabras de los profetas

El diezmo

De “El diezmo”, Liahona, julio de 1994, pág. 39.

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Elder Dallin H. Oaks

Mi madre viuda mantuvo a sus tres hijos pequeños con su sueldo de maestra de escuela, que era muy escaso. Cuando llegué a darme cuenta de que vivíamos sin algunas cosas deseables… le pregunté a mi madre por qué pagaba tanto de su sueldo como diezmo. Nunca he olvidado la explicación que me dio: “Dallin, quizá haya gente que se las arregle sin pagar el diezmo, pero nosotros no podemos. Ha sido la voluntad del Señor llevarse a tu padre y yo he quedado para criarlos a ustedes; no puedo hacerlo sin las bendiciones del Señor, y recibo esas bendiciones al pagar un diezmo íntegro. Cuando pago mi diezmo, tengo la promesa del Señor de que Él nos bendecirá, y necesitamos esas bendiciones para arreglárnoslas para vivir”.

Años después, leí los recuerdos del presidente Joseph F. Smith de un testimonio y enseñanza similares de su madre viuda. En la conferencia de abril de 1900, el presidente Smith contó lo siguiente de su infancia:

“Mi madre era viuda y tenía que mantener a una familia numerosa. Una primavera, al abrir el depósito de papas (patatas), mandó a sus hijos a apartar las mejores y las llevó a la oficina donde se pagaban los diezmos. En esa temporada las papas [escaseaban]. Yo era pequeño en esa época y me [tocaba] guiar a los animales. Cuando llegamos a la entrada y nos disponíamos a descargar las papas, uno de los encargados le dijo a mi madre: ‘Hermana Smith, es una vergüenza que usted tenga que pagar los diezmos’… y reprendió a mi madre por pagar su diezmo, tratándola de todo, menos de sabia y prudente; dijo que había gente fuerte y apta para trabajar que recibía su manutención del dinero de los diezmos. Mi madre se volvió a él y le dijo: ‘William, ¡vergüenza debería darte! ¿Quieres negarme una bendición? Si no pagara mis diezmos, no podría esperar que el Señor me diera Sus bendiciones. Pago mis diezmos no sólo porque es la ley de Dios sino también porque, al hacerlo, espero recibir bendiciones. Al obedecer ésta y otras leyes, espero prosperar y poder proveer para mi familia’” (en Conference Report, abril de 1900, pág. 48).

Algunos dicen: “Mis medios no me permiten pagar el diezmo”. Los que depositan su fe en las promesas del Señor dicen: “No puedo darme el lujo de no pagar el diezmo”.