2019
El ayuno de las redes sociales
Julio de 2019


Mensaje de la Presidencia de Área

El ayuno de las redes sociales

Al estudiar recientemente el Libro de Mormón, me llamó la atención un pasaje en el cual se relata cómo Nefi ayuda a Lamán y a Lemuel a entender y a interpretar el sueño que su padre Lehi había tenido sobre el Árbol de la Vida. En 1 Nefi 15: 27, se relata: “… su mente se hallaba absorta a tal grado en otras cosas que no vio la suciedad del agua”. En otras palabras, Lehi estaba tan concentrado en otros pensamientos que no se percató de la suciedad que había en el agua.

Así funciona nuestra mente; hay momentos en los cuales nuestra mente está tan concentrada o absorta en otros asuntos, que no nos percatamos de aquello que está sucediendo alrededor nuestro. Uno de los asuntos distractores de nuestros días son las redes sociales. Es por ello que, el año pasado, en junio de 2018, el presidente Nelson invitó a los jóvenes de la Iglesia a llevar a cabo un ayuno voluntario de las redes sociales de siete días. Y luego, en octubre de ese mismo año, durante la Conferencia General, el presidente Nelson se dirigió a las hermanas de la Iglesia y les dijo: “… las invito a participar en un ayuno de 10 días de las redes sociales y de cualquier otro medio de comunicación que les traiga pensamientos negativos e impuros a la mente”.

Es importante aclarar que el presidente Nelson no ha invitado a cesar todo tipo de comunicación electrónica, tales como los correos electrónicos o los mensajes instantáneos. Él ha hablado en específico de las redes sociales y de otros tipos de comunicación que podrían traer pensamientos negativos e impuros a la mente.

En este contexto, es importante mencionar que existen diferentes usos hoy en día de las redes sociales. Por ejemplo:

Las redes sociales en nuestro entorno personal

Se utilizan primordialmente como una forma de contactar con familiares o amigos y compartir reflexiones, experiencias, viajes, fotografías y otros asuntos con quienes son parte de nuestra red o con el público en general. También nos podemos suscribir a páginas de grupos específicos de tal forma que recibiremos informaciones y actualizaciones constantes de todo aquello que se publique en ellas.

Las redes sociales en nuestro entorno profesional

Las redes sociales pueden ser muy relevantes para apoyar los negocios y ayudar en la autosuficiencia temporal. Hay redes sociales especializadas para construir y mantener la red de contactos profesionales o para presentar y promover servicios o productos. En muchos entornos profesionales, las redes sociales se han convertido hoy en día en una plataforma indispensable para encontrar empleo, promocionar y hacer negocios. Asimismo, para mantener la comunicación con clientes y proveedores, contactos y público en general.

Las redes sociales en nuestro entorno eclesiástico

En nuestro entorno como miembros de la Iglesia restaurada del Señor Jesucristo, se nos ha invitado repetidas veces a utilizar activamente las nuevas tecnologías como una nueva forma para asistirnos en nuestra responsabilidad de dar a conocer el Evangelio e invitar a todas las personas a venir a Cristo. Debido a su impresionante capacidad y facilidad de multiplicar información, puede ser un medio extremadamente útil al asistirnos en este cometido.

Ahora quisiera invitarlos a considerar algunas precauciones sobre el uso de las redes sociales en nuestras realidades actuales.

Como tantas otras cosas en la vida, las redes sociales tienen varias virtudes, pero también varios peligros. Quisiera enumerar algunos de ellos.

El primero. Las redes sociales, en especial aquellas que utilizamos en nuestro entorno personal o familiar, tienden a crear una imagen distorsionada de la realidad, ya que lo que se publica allí, tal como, por ejemplo, fotografías de viajes o comidas o relatos de experiencias personales, tienden a ser momentos puntuales en el tiempo que no representan la vida con todos sus matices reales, tales como momentos agradables, pero también difíciles; momentos alegres, pero también tristes, etc. Debido a eso, se puede crear una imagen de un mundo ideal, donde las otras personas de nuestra red tienen vidas perfectas, las cuales contrastan con las vidas “imperfectas” propias.

El segundo. La utilización frecuente de redes sociales es especialmente sensible en los niños y jóvenes, ya que ellos están apenas formando sus estructuras mentales y sus personalidades, y el uso excesivo puede influenciarlos negativamente. Además, podrían ser utilizadas para el acoso escolar debido a que la publicación y comunicación es completamente impersonal, es decir, no se tiene a la otra persona en frente para mirarla a los ojos.

El tercero. El uso excesivo y constante puede además crear sentimientos de ansiedad, nerviosismo y depresión, o hasta de angustia, al no recibir respuestas inmediatas a nuestras publicaciones.

Para encontrar un balance en nuestra vida, debemos siempre procurar regresar al AQUÍ y al AHORA y no estar mentalmente distraídos permanentemente en algún otro tiempo o lugar. La tecnología nos puede absorber a tal grado que nos olvidamos de nuestro alrededor. Tiene la capacidad de mantenernos mentalmente transportados a otro lugar. Por ejemplo, por estar tan absortos mirando nuestras pantallas de celular en la calle, puede que nos olvidemos de donde estamos y podemos sufrir una caída o hasta ser arrollados por un auto.

Más aun, si no tenemos cuidado, las redes sociales nos podrán absorber completamente, al mantenernos distraídos de forma permanente con una avalancha de información que, por lo general, es irrelevante. Esto puede llevar a una dependencia psicológica y emocional.

Esta permanente distracción podrá bloquear, entre otras cosas, la capacidad de encontrar momentos de calma, reflexión e inspiración por parte del Espíritu Santo. Recuerden aquel momento crucial para la restauración del Evangelio en la joven vida de José Smith al leer la epístola de Santiago 1:5: “Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un hombre con más fuerza que éste en esta ocasión, el mío. Pareció introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo medité repetidas veces…” (Nuestro legado, pág. 2). José buscaba una solución a su disyuntiva sobre a cuál iglesia unirse y encontró una respuesta al estudiar con calma las Escrituras.

Eso mismo podemos hacer nosotros también. En momentos de preocupación, cuando tenemos dudas en cuanto a qué decidir o qué hacer, podemos buscar un momento de reflexión y calma y leer en las Escrituras. Eso nos ayudará a estar más propensos a recibir impresiones del Espíritu en relación con nuestras dudas.

Finalmente, me gustaría expresarles que el Día de Reposo es un día especial, es el día del Señor. Asimismo, extenderles la siguiente nueva invitación. Con el nuevo esquema de reuniones desde enero de este año, en el que todos los domingos tenemos una hora menos de reunión en la Iglesia, podemos emplear aquella tercera hora para encontrar momentos de recogimiento, reflexión y paz a través del estudio de las Escrituras y la oración. También podemos estudiar el Evangelio en familia o con un grupo de amigos, hacer historia familiar, socializar, visitar o conversar con amigos o familiares, escribir cartas o hacer anotaciones en nuestros diarios personales, así como otras actividades edificantes que invitan a que sintamos Su Espíritu en este, Su día. Esto nos ayudará a no estar tan distraídos y absortos en asuntos de menor valor para nuestras almas, como lo son las redes sociales.

Como Presidencia de Área, hemos invitado a todos los miembros del Área a llevar a cabo un ayuno mensual de las redes sociales, al menos durante el mismo periodo de tiempo en el cual llevamos a cabo nuestro ayuno mensual como miembros de la Iglesia, es decir, 24 horas.

Al proponérselo, sería bueno que hablen en familia y con amigos de qué forma desean hacerlo y establezcan un plan en el cual se propongan apoyarse y motivarse mutuamente en este esfuerzo. Tomen esta oportunidad para disfrutar de un tiempo especial; un tiempo para estar con ustedes mismos y con los seres que aman, o para brindar servicio desinteresado en sus llamamientos, en el que se incluye su llamado como hermanos o hermanas ministrantes. Esta práctica es similar a cuando entramos al templo y nos alejamos del “mundanal ruido”. Al hacerlo, les prometemos que tendrán mayores sentimientos de paz y tranquilidad, de amor hacia sus semejantes y gratitud hacia nuestro Salvador y Redentor. Asimismo, hacia nuestro Padre Celestial. Su ser estará dispuesto a recibir la guía del Espíritu Santo para su vida.

Quiero darles mi testimonio de que nuestro Padre Celestial es real y de que está ahí, deseoso de acompañarnos y fortalecernos todos nuestros días, si tan solo logramos dejar de lado los asuntos de poco valor y que nos distraen, y lo buscamos.

En el nombre de Jesucristo. Amén.